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Sadam Husein vuelve al tribunal y llama a la reconciliación de los iraquíes

El Gobierno rehabilitará a los funcionarios del Partido Baaz, a excepción de los dirigentes

El ex dictador Sadam Husein, que compareció ayer de nuevo ante los tribunales, dos días después de ser sentenciado a la horca por crímenes contra la humanidad, llamó a la reconciliación de los iraquíes, a los que instó a "perdonarse y darse la mano". En aras de esa reconciliación, el Gobierno iraquí anunció ayer un plan para rehabilitar a cerca de un millón de funcionarios del Baaz, el partido único bajo Sadam, despedidos después del derrocamiento. En Bagdad, sin embargo, la violencia volvió por sus fueros y un terrorista suicida mató a 17 personas en un café.

Sadam, que el sábado recibió su condena al grito de "¡Alá es grande!", compareció ayer inusitadamente calmado ante el tribunal que le juzga por el genocidio perpetrado contra los kurdos en 1988. Decaído, escuchó los testimonios de algunos supervivientes, a los que estuvo interpelando. "¿Quién puede verificar eso?", preguntó en voz alta. A otro de los testigos, el ex dictador le pidió que se quitara la camisa para mostrar las cicatrices que le habían dejado los balazos recibidos.

Tras la condena a muerte por la matanza de 148 chiíes en la población de Dujail en 1982, que Sadam ha apelado, el ex dictador y otros seis altos cargos se enfrentan ahora al juicio por la campaña llevada a cabo contra la población kurda en el norte del país. Según la acusación, 180.000 personas fueron exterminadas, muchas de ellas con gas venenoso. Ayer, Sadam aseguró que él amaba "a los kurdos tanto como a los árabes", y lanzó un llamamiento a las dos comunidades. "Pido a todos los iraquíes, árabes y kurdos, que se perdonen, se reconcilien y se den la mano", dijo.

Para contribuir a esa reconciliación, precisamente, el Gobierno iraquí ha anunciado la rehabilitación de los funcionarios del Partido Baaz, de Sadam Husein, que fueron despedidos tras su derrocamiento. Esto supondrá la reincorporación a sus puestos de trabajo, o bien el cobro de pensiones, para cerca de un millón de militantes del antiguo partido oficial. El proyecto, que será presentado al Parlamento, excluye a los 1.500 dirigentes del Baaz, muchos de ellos cercanos a Sadam.

"La ley permitirá que los baazistas vuelvan a sus puestos, pero no les permitirá que mantengan la ideología del Baaz", declaró Alí al Lamy, responsable del Consejo Nacional Supremo encargado de desmantelar la herencia del partido del ex dictador. "A aquellos que insistan en seguir militando en el Baaz los consideramos terroristas", añadió. Dado que la mayoría de los militantes del Baaz pertenecen a la minoría suní, Bagdad y Estados Unidos confía en que tal medida contribuya a la reconciliación, en un momento en el que las tensiones podrían recrudecerse tras la condena a muerte de Sadam. De hecho, la violencia volvió a sacudir Bagdad nada más levantarse, ayer, el toque de queda de dos días que había decretado el Gobierno. Justo cuando los capitalinos se aventuraban a salir de nuevo a la calle, un terrorista suicida se hizo estallar en un café del barrio de Greyaat. Otras cinco personas murieron en el cercano distrito de Ahmadiya por disparos de mortero. Ayer mismo el partido suní Consejo del Pueblo de Irak amenazó con retirarse de la coalición gubernamental si continúan las agresiones contra los suníes, después de que grupos armados chiíes prendieran fuego a dos mezquitas.

Simultáneamente, el ministro del Interior, Jauad al Bolani, ha acusado a 100 funcionarios policiales, incluidos un general y varios altos cargos, de estar implicados en malos tratos a detenidos en la cárcel número 4 de Bagdad. La iniciativa se produce en medio de las presiones que está recibiendo el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, para que controle las milicias chiíes que operan dentro de la policía.

Al Maliki declaró ayer a la cadena británica BBC que espera que Sadam Husein sea ejecutado a finales de este año. "Nos gustaría que el mundo respete los designios judiciales de Irak", dijo el primer ministro. En Colombia, donde se encuentra de visita, el ex presidente español, José María Aznar, calificó la sentencia de "justa". "Sadam es un gran criminal y tiene las suficientes culpas para pagarlas de esa manera", dijo.

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