Bicicletas contra las drogas
Laura Mellado y Ray Manuel Morell tienen 15 años, estudian cuarto de ESO en el colegio San Ignacio de Loiola (Jesuítas) de San Sebastián y ayer se convirtieron por unas horas en miembros activos de la Asociación de Ciclistas Urbanos Kalapie. "Promovemos el uso de la bicicleta para que no circulen tantos coches y haya menos contaminación", explican junto al puesto informativo que han montado en el Centro Cultural de Alza. Allí se reunieron unos 200 chavales de entre 12 y 17 años para familiarizarse con la participación ciudadana, un tema sobre el que trabajarán a lo largo del curso para luego trasladar sus propuestas a la sexta audiencia pública que se celebrará en el Ayuntamiento.
Los jóvenes simulan pertenecer a entidades públicas y asociaciones y alcanzan acuerdos
La corporación donostiarra recibe desde hace unos años a niños y adolescentes para conocer su opinión y propuestas sobre distintas materias. En esta ocasión, el asunto elegido es precisamente la participación ciudadana. Unos 250 chicos de cuatro colegios y otros tantos grupos de tiempo libre debatirán durante los próximos meses sobre las posibles fórmulas para mejorar dicha participación y recogerán sus ideas en un manifiesto que presentarán en el consistorio el 10 de mayo.
El proceso de reflexión arrancó ayer con una sesión de carácter lúdico y, a la vez, formativo. El departamento de Barrios y Participación Ciudadana, encabezado por la concejal Duñike Agirrezabalaga (EB), organizó una especie de feria de asociaciones, entidades y espacios municipales. Dividió a los chicos en grupos de cinco y facilitó a cada uno una ficha con el papel que debían defender.
"Primero, el grupo tiene que crear su propio stand y material de difusión. Después, unos chavales se quedan en el puesto para facilitar información y otros van exponiendo su labor por el resto de los stands y, de paso, ven qué otras entidades existen. Porque el objetivo es lograr acuerdos entre ellas. Se trata de que los chicos entiendan que pueden hacer proyectos conjuntos", detalla Amaia Agirreolea, técnica de Barrios y Participación Ciudadana. "Una vez logrados los acuerdos, tienen que registrarlos y exponerlos en un panel", añade.
A Laura, Ray Manuel y sus compañeros de grupo les cundió la mañana. "Ya hemos firmado cinco convenios", dicen. ¿Con quiénes? "Hemos logrado un acuerdo con la Asociación de Amigos del Sáhara para enviar allí bicicletas", apunta la joven. "Y otro con Askagintza [colectivo que trabaja en la prevención de las drogodependen-cias], para que quienes se drogan pierdan el tiempo en la bicicleta y se despejen", agrega el chico.
Maialen Zubeldia tiene 17 años y es alumna de la ikastola Ekintza. A su equipo le tocó ejercer de miembros de la Asociación de Familias de Acogida Beroa. Y como tales firmaron un acuerdo con el colegio público Herrera. "Los niños acogidos van a ir al colegio a recibir clases de idiomas para sentirse más integrados", indica.
Según fue transcurriendo la mañana, la cola para registrar los acuerdos fue engordando. Los chicos firmaban convenios sin dificultades. Itziar Lorea, alumna de 16 años de Jesuítas, se metió en la piel de la Asociación contra la anorexia y la bulimia de Euskadi, Acabe. "Como la mayoría de las personas que tienen anorexia son mujeres, hemos quedado en juntarnos con la agrupación de mujeres Plazandreok para organizar actividades informativas", señala. Mientras, la simulada Asociación de Comerciantes de Alza ultimaba un acuerdo con el gazteleku de Kontadores. Los primeros facilitarán comida a cambio de actividades culturales.
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