Aranzadi halla pinturas rupestres en una cueva de Deba
Arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi han descubierto en la cueva Praileaitz I de Deba pinturas rupestres que se suman a otros objetos hallados en esa gruta, que pudo haber sido utilizada por el hombre de Cromañón para hacer rituales. Fuentes del Departamento de Cultura confirmaron el hallazgo de arte rupestre en esta cueva y precisaron que ya se ha iniciado el procedimiento para otorgar al yacimiento y su entorno "la máxima protección" legal.
El director de las excavaciones, Xabier Peñalver, no quiso precisar las características y antigüedad de las pinturas. La asociación ecologista Mutriku Natur Taldea apunta que habrían sido catalogadas provisionalmente como correspondientes a la cultura Solutrense, hace unos 20.000 años. Esta entidad ha comunicado el hallazgo a la Fiscalía de Medio Ambiente, ya que teme que las pinturas estén "fuertemente amenazadas por los trabajos de explotación de la cercana cantera de Sasiola".
Cultura recordó que la datación de arte rupestre requiere de tiempo para realizar todas las comprobaciones necesarias, por lo que tampoco precisó su antigüedad.
La cueva de Deba, descubierta en 1983, se halla en proceso de excavación desde 2000. Hace un año se encontraron objetos datados en el Paleolítico Superior, en el periodo Magdaleniense (hace 15.500 años), considerados entonces entre los más significativos de Europa en su género. Entre ellos destaca una colección de cuatro collares con decoraciones grabadas elaborados con piedras negras pulidas recogidas en el cauce del Deba, muy próximo a la caverna, y un quinto, fabricado con dientes de cabra.
También fue hallado en la cueva un excepcional colgante de piedra de 12 centímetros con forma de silueta femenina, muy semejante a algunas de las Venus prehistóricas halladas en Europa, como las de Barna Grande y Rombo de Grimaldi (Italia), la de Willendorf (Austria), la de Kostienki (Rusia) o la de Lespugue (Francia).
Otros objetos encontrados en Praileaitz son unos lápices de ocre con marcas de haber sido utilizados para pintarse el cuerpo. Estos hallazgos, unidos a los escasos restos de fauna o de herramientas en la gruta, cuyo camino de entrada había sido empedrado con pequeñas piezas de forma intencionada, hacen pensar a los expertos de Aranzadi que se trata de una cueva "única hasta la fecha en el País Vasco y muy destacada dentro del Paleolítico europeo".
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