_
_
_
_
Reportaje:

¿Desearía una segunda vida?

Hace apenas 10 meses eran 100.000 pero desde hace 15 días son más de un millón. Estos seres o avatares que juegan, se casan, compran tierras o acciones, diseñan, cantan o mueren, se desenvuelven dentro de un mundo virtualísimo que lleva el título de Second life.

Second life (Segunda vida) es un sitio creado en 2003 por Linden Labs siguiendo la idea de una novela de ciencia-ficción, Snow crash, de Neal Stephenson, aparecida en 1992. Allí se llama Metaverso a un cosmos virtual, digital y 3D donde las gentes pueden comunicarse, comerciar y odiarse como si estuvieran en este mismo mundo.

La base de Second life, como de otros grandes ciberfenómenos contemporáneos, radica en el anhelo por la relación interpersonal (el "personismo") pero, tratándose de algo norteamericano, lo económico es primordial. De hecho, Second life cuenta con moneda propia, el Linden Dollar (375 dólares), y las transacciones tienen reflejo en la vida real (RL). Tanto efecto que, durante el mes de septiembre, se registraron intercambios por valor de 6,6 millones de dólares y se le calcula un PIB de 64 millones de dólares.

Para ser miembro de esta vida adicional hace falta disponer de ciertos fondos que permitan establecerse y lograr visibilidad. Hasta ahora la actividad más desarrollada en su interior ha sido la moda pero también han prosperado empresas dedicadas a la organización de bodas e incluso ceremonias funerarias y orgías virtuales. También se imparten clases de idiomas, se promocionan grupos musicales, cantautores, actores, escritores, platos de cocina, suéteres, payasos.

Una empresa de publicidad como Leo Burnet ha ingresado hace poco en Second life buscando la ventaja de los madrugadores y tanto Adidas como la ESPN participan en este relativo simulacro. Tan relativo como para que unas ochenta instituciones universitarias, incluida la universidad de Harvard, se hallen interesadas en la exploración de sus consecuencias sobre los usuarios. ¿Confundirán éstos la virtualidad con la realidad? ¿Acabarán prefiriendo la "segunda vida" a esta vida a secas?

No parece, por el momento, que sea éste el problema, Para empezar, los personajes de Second life se muestran bajo el aspecto de los caracteres de un cómic y el chat entre los usuarios se hace mediante texto. La distancia crítica, pues, pervive aunque la investigación se orienta decididamente a la comunicación oral (mediante Skipe y otros) y hacia el desarrollo de una tecnología que permita experiencias olfativas y táctiles, al menos.

Hallarse en Second life resulta ser, además, una obligada manera contemporánea de estar de modo que cada vez son menos los vecinos que se conforman con habitar aquí. Van camino de la decena de millones de usuarios quienes se sienten absorbidos por el World of Warcrafts y hasta los mejores amigos se despiden en la esquina de su calle para reencontrarse más tarde en el paraje del videojuego. Atraídos por el juego de los Sims se cuentan decenas de millones de seres humanos, MySpace está a punto de rebasar los 120 millones de usuarios y, en toda España, prácticamente la totalidad de los matrimonios doblan hoy su proporción de adulterios gracias a la Red.

El éxito de Second life, cuyos socios crecen un 36% al mes, ha estimulado la aparición de algunos competidores semejantes tales como Entropia Universe o Dotsoul Cyberpark y ha provocado, también, que otro, Active worlds, reivindique la invención del concepto en 1997.

La vida en el más allá compensa de algunas ineludibles deficiencias del aquí pero, sobre todo, la progresiva permeabilidad de las fronteras favorece los negocios, la creatividad o la fusión de ambos lados. Algunas webs como SLCensus (www.slcensus.com) permite a los residentes de Second life localizar el paradero del otro u otros fuera del mundo virtual y SLURL (www.slurl.com) facilita, a través de Second life world map, los deseados contactos con ciberlugares, cibercomercios y caracteres virtuales. El mundo se prolonga y allana en un transmundo. ¿Quién habría imaginado, en suma, que la metafísica llegaría a triunfar?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_