El mayor estudio sobre sexo identifica a los occidentales como más promiscuos
El trabajo desmiente que exista una tendencia a tener relaciones a edad cada vez más temprana
Si hubiera una clasificación por el tipo de relación más habitual entre la adolescencia y la cincuentena en el mundo (abstinencia, una pareja o varias parejas), la monogamia sería la destacada vencedora. Pero el resultado no es unánime. En los países ricos occidentales es más frecuente que hombres y mujeres tengan -simultáneamente o no- más de una pareja al año. Éstas son algunas de las conclusiones del mayor estudio sobre sexualidad hecho en el mundo y que publicó ayer The Lancet. El trabajo también desmonta algunos mitos, como que cada vez se tienen relaciones antes.
"No existe un único patrón en el comportamiento sexual", destacan los autores del trabajo, que recogen como factores decisivos la riqueza, la cultura y, sobre todo, el sexo de las personas. En la mayoría de los países del mundo es infrecuente que las mujeres admitan que tienen más de una pareja, salvo en occidente. Entre los hombres, esta práctica es más frecuente y se extiende más. En Francia, por ejemplo -el estudio ha contado con datos de unos 60 países, entre los que no está España, aparte de otros englobados por regiones- entre los 18 y 19 años son más los chicos que dicen que han tenido más de una pareja sexual que los que afirman que no han tenido ninguna.
Pero el patrón no es uniforme ni dentro de ese grupo de países. En Estados Unidos, por ejemplo, quienes no han tenido ninguna relación en ese tramo de edad son más que los que han mantenido relaciones. Este aspecto puede deberse a la política de fomento de la castidad emprendida por el Gobierno de Bush como una manera de evitar el sida y los embarazos no deseados. Pero como luego los datos no reflejan un descenso tan acusado en el número de abortos en adolescentes, tampoco hay que descartar que sea precisamente esa campaña a favor de la abstinencia la que empuje a los jóvenes encuestados a mentir, y a decir que han mantenido comportamientos que están mejor vistos, negando que hayan mantenido relaciones.
Por el mismo motivo, pero en sentido contrario, los autores del trabajo -una serie de seis artículos que van desde el comportamiento sexual hasta los embarazos no deseados- destacan la incongruencia de que en algunos países latinos, como Brasil entre los 20 y los 24 años, sean más los hombres que afirman que han tenido más de una pareja sexual que quienes afirman que no han estado con ninguna. Esta proporción no se corresponde con el número de mujeres que se declaran promiscuas -entendido como mantener relaciones con más de una persona-, lo que también puede indicar que ellos y ellas mienten.
Un aspecto en el que hay una clara influencia de los patrones culturales es en la edad del primer matrimonio. La media para las chicas en los países africanos estudiados oscila entre los 15 años de Chad y los 26 de Namibia. Entre los chicos es de 22 y 29 en esos mismos países. En cambio, la edad a la que se mantienen relaciones sexuales por primera vez, aunque muestra un ligero gradiente de los países más pobres a los más ricos, tiende a unificarse: oscila entre los 15,5 y los 20,5 entre las chicas, y va de los 16,5 a los 24,5 entre los chicos.
En muchos países, la edad de las primeras relaciones entre las mujeres coincide prácticamente con la del matrimonio (curiosamente, el estudio indica que en Chad es menor la edad media del matrimonio que la de las primeras relaciones sexuales), mientras que entre los chicos hay mucha más diferencia.
Todos estos factores muestran que no hay una única manera que se considere adecuada para abordar la sexualidad y, sobre todo, el momento de las primeras relaciones, afirma el informe. De lo que no hay duda es de la necesidad de implantar políticas que ayuden a los jóvenes a enfrentarse a un momento por el que la mayoría pasa, muchas veces de una manera no placentera, bien por ignorancia o, sobre todo, porque se trate de relaciones forzadas o compradas.
La primera vez es un factor determinante, y debe ir acompañado de información "científica", no de "creencias morales o prejuicios". Sólo de esta manera se conseguirá evitar la carga sanitaria que representan las relaciones sexuales más llevadas o de riesgo. Según el estudio, en los países más pobres estas prácticas son la segunda causa de enfermedad, discapacidad o muerte. En cambio, en los países ricos baja hasta la novena posición.
El mayor riesgo en estos momentos es la transmisión del VIH, que muchas mujeres no evitan ni dentro del matrimonio. Pero también hay otras enfermedades de transmisión sexual (gonorrea, sífilis, clamidia, tricomonas) que van en aumento. Unos 340 millones de personas -dos tercios de ellas, mujeres- se infectan por alguna de estas cuatro enfermedades al año.
Además, hay que contar con que 120 millones de parejas no disponen de métodos anticonceptivos eficaces, lo que se traduce en 80 millones de embarazos no deseados cada año. De ellos, 19 millones acaban en abortos sin garantías, con la muerte de 700.000 mujeres.
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