Los trabajadores, en segundo plano
Considera el autor que los trabajadores son los más directamente perjudicados por la división de los sindicatos, que reprocha esencialmente a ELA.
La crisis de las instituciones sociolaborales vascas es parte de una estrategia nacionalista en la que priman más los intereses políticos de la soberanía y la independencia que el dar solución a los muchos problemas de los trabajadores vascos, que no son otros que la precariedad laboral, la alta siniestralidad, una negociación colectiva atascada...
Todo comenzó cuando algunos, en Gernika, dieron por muerto nuestro Estatuto de Autonomía y, en consecuencia, todas las instituciones nacidas de él. Junto a este proceso, fueron dando pasos para dotar a las instituciones socio-laborales de una forma de tomar las decisiones en las que la llamada "mayoría sindical vasca" tiene capacidad de bloquear las decisiones. El derecho a veto en el Consejo Económico y Social (CES) dificulta emitir cualquier dictamen socioeconómico, y en el caso de Hobetuz (Fundación Vasca para la Formación Profesional Continua) ha ocasionado que no haya convocatorias de formación continua. Es conveniente precisar que este modo de tomar las decisiones es único en los países de nuestro entorno y, además, se tomó con la complacencia del Gobierno vasco y de la confederación empresarial vasca Confebask.
Todo comenzó cuando algunos, en Gernika, dieron por muerto nuestro Estatuto de Autonomía
En las otras instituciones en crisis -el Consejo de Relaciones Laborales (CRL) y en el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral-Osalan-, en las que no se toman las decisiones por este sistema único, ha empleado otra tipo de artimañas para seguir con la exclusión y la patrimonialización. ELA ha intentado en varias ocasiones la paralización del CRL, con la retirada de su confianza al presidente de este organismo, porque no les daba la razón. Recordemos la resolución del Preco en el asunto de Caballito y, recientemente, su anuncio de retirarse del CRL, buscando como argumento la ruptura de relaciones con la patronal vizcaína Cebek, hecho éste que huele más a estrategia electoral que a otra cosa.
En el caso de Osalan, no se presenta a las reuniones para debatir sobre el Plan Estratégico de Salud Laboral para los próximos ejercicios, cuando en lo que va de año más de 40 trabajadores han perdido la vida en accidente laboral.
El eslogan de ELA en las instituciones parece ser: "Mando yo, y si no, que no funcionen", pero, dado que en realidad existe un pluralismo sindical consolidado, la consecuencia práctica es el estrangulamiento y el estancamiento de dichas instituciones. El intentar convertirse en sindicato único y querer actuar en clave de monopolio, además de ser imposible, tiene unas consecuencias desgraciadas tanto para la cooperación y colaboración sindical como para la eficacia y mejora de la relación de fuerzas frente a las patronales y las administraciones públicas.
A ese sindicato está claro que no le interesan instituciones que solucionen problemas, sino que las utiliza para que sean la caja de resonancia de su protagonismo exclusivo y excluyente. Si al sindicato "mayoritario" -como le gusta denominarse- le interesara resolver problemas, adoptaría otras formas de actuar y trabajaría por buscar acuerdos y coincidencia con otros sindicatos para hacer frente a la patronal, ahora su enemigo y antes su aliado táctico para conseguir la mayoría, y estratégico para desarrollar en Euskadi un marco propio de relaciones laborales. Esta estrategia contra la patronal no es real, es solo virtual, puesto que una cosa es lo que dice en los medios de comunicación y otra muy diferente lo que hace en algunas empresas donde es mayoría.
Le preocupa más medirse con otros sindicatos que con la patronal. El resultado es bien conocido: los perjudicados son los trabajadores que se quedan sin convenios, sin cursos de formación, que aguantan empleo precario... Además le molesta que UGT, junto a otros sindicatos, sea capaz de alcanzar acuerdos que mejoren y resuelvan los problemas que preocupan a los trabajadores/as, porque según ellos se hacen contra la "mayoría sindical", que por otra parte no pierde ocasión en criticar cualquier acuerdo. UGT-Euskadi tiene claro que es necesario alcanzar acuerdos para no dejar a los trabajadores en manos de una patronal insaciable. Algún día tendrá que asumir ELA su responsabilidad como sindicato más representativo, en vez de dedicarse de echar la culpa de todo siempre a los demás.
Para UGT-Euskadi la participación institucional es un derecho y un deber democrático y forma parte del contenido esencial de la acción sindical; por ello, es fundamental para consolidar la democracia en las relaciones nuestra comunidad. Hacemos un llamamiento a los sindicatos nacionalistas a que recapaciten, porque para solucionar los problemas de los trabajadores vascos hay que hablar discutir, presionar y acordar con las patronales y el Gobierno vasco. La estrategia del todo o nada, convirtiendo el conflicto en la regla y el acuerdo en la excepción, está demostrando que no es lo más eficaz y útil en la defensa de los trabajadores, que a fin de cuentas es nuestra razón de ser y la de todos los sindicatos. El Gobierno vasco, por su parte, debe comprometerse en que todas las instituciones socio-laborales sigan trabajando y no puede utilizar la disculpa de la "fractura sindical" como argumento para legitimar su ausencia en la resolución de la actual crisis.
UGT-Euskadi reafirma su compromiso con el autogobierno y con las instituciones que se derivan de él, apostando por aprovechar todas sus potencialidades, sin que nadie tenga que renunciar a su ideología o a su pensamiento de país. Para nosotros, lo más importante es solucionar los problemas de los trabajadores vascos.
Dámaso Casado Cuevas es secretario general de UGT-Euskadi.
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