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Elecciones autonómicas en Cataluña

CiU propondrá al PSC una coalición o un pacto de legislatura

Los dirigentes socialistas postulan un nuevo tripartito .-ERC bajará la subasta por temor a un pacto 'sociovergente'

"Convergència i Unió ha ganado las elecciones de largo, pero hará falta un diálogo intenso con los partidos catalanes para formar Gobierno". Artur Mas se presentó así anoche en el cuartel general de los nacionalistas, en el hotel Majestic, para proclamar la victoria de la federación nacionalista. CiU, con 48 escaños, se sitúa 11 por encima y a más de 100.000 votos de diferencia de su principal rival, el Partit dels Socialistes (PSC), con el 100% de votos escrutados. No obstante, los resultados no colman las expectativas de los nacionalistas, que aspiraban a un Gobierno en solitario para impedir así la reedición del tripartito.

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Haciendo gala de su condición de vencedor, CiU quiere abrir con el PSC las negociaciones para un eventual pacto de legislatura. Los nacionalistas exhibirán su ventaja electoral, con 11 diputados de diferencia y cuatro puntos porcentuales, para hacer valer que debe ser Artur Mas quien presida la Generalitat.

"Si Cataluña fuera un país independiente, gobernaría el tripartito, pero ahora existe un componente de la política española que no podemos obviar", coincidieron en analizar ayer la mayoría de dirigentes nacionalistas tras conocer el resultado definitivo de los comicios. Es decir, CiU apelará al siempre denostado recurso de "Madrid", tratando de que José Luis Rodríguez Zapatero y el PSOE fuercen al PSC, bloqueen la hipótesis de un nuevo tripartito y así no se les escurra entre los dedos la presidencia de la Generalitat, como ocurrió en 2003. Los nacionalistas están convencidos de que lo último que quiere Zapatero es tener a CiU en contra en el Congreso de los Diputados. Y piensan explotar a fondo esta baza.

No obstante, dentro de la federación ya surgieron anoche algunas diferencias. Mientras los convergentes eran partidarios de presionar directamente a Zapatero, para que a su vez arrincone a José Montilla a la sociovergencia, arguyendo las inconveniencias de otro tripartito con un PSC debilitado, los democristianos de Unió se decantan por una negociación directa con los socialistas catalanes. Si estas conversaciones no llegaran a buen puerto, sería la hora de intentar meter a Zapatero en la operación.

Ni en Convergència ni en Unió la formación de un frente nacionalista con Esquerra cuenta con valedores, sobre todo tras la experiencia del tripartito y las continuas crisis protagonizadas por los independentistas de Josep Lluís Carod.

La Ejecutiva de CiU se reunirá esta mañana para analizar los resultados del 1-N, que, pese a la victoria, no han satisfecho las expectativas de esta coalición. Con toda probabilidad, se dejará en manos de Mas - que ha consolidado una vía de diálogo con Zapatero- la decisión final sobre los pactos.

Lo que digan los nacionalistas catalanes será seguido muy de cerca por el PSC, que ya ayer dejó claro que su prioridad (al menos, la del grueso del partido) es la reedición del tripartito. Fuentes de la dirección del PSC explicaron anoche que Montilla llamó ayer mismo a Artur Mas y a los otros cuatro candidatos a la presidencia de la Generalitat en lo que calificaron como "un gesto de cortesía".

Estas conversaciones previas, sin embargo, buscaban dejar claro que el PSC no sólo es prisionero de un partido a la hora de formar Gobierno. O lo que es lo mismo, que Esquerra Republicana sólo es "una opción".

Haciendo gala de su condición de vencedor, CiU quiere abrir con el PSC las negociaciones para un eventual pacto de legislatura. Los nacionalistas exhibirán su ventaja electoral, con 11 diputados de diferencia y cuatro puntos porcentuales, para hacer valer que debe ser Artur Mas quien presida la Generalitat.

"Si Cataluña fuera un país independiente, gobernaría el tripartito, pero ahora existe un componente de la política española que no podemos obviar", coincidieron en analizar ayer la mayoría de dirigentes nacionalistas tras conocer el resultado definitivo de los comicios. Es decir, CiU apelará al siempre denostado recurso de "Madrid", tratando de que José Luis Rodríguez Zapatero y el PSOE fuercen al PSC, bloqueen la hipótesis de un nuevo tripartito y así no se les escurra entre los dedos la presidencia de la Generalitat, como ocurrió en 2003. Los nacionalistas están convencidos de que lo último que quiere Zapatero es tener a CiU en contra en el Congreso de los Diputados. Y piensan explotar a fondo esta baza.

No obstante, dentro de la federación ya surgieron anoche algunas diferencias. Mientras los convergentes eran partidarios de presionar directamente a Zapatero, para que a su vez arrincone a José Montilla a la sociovergencia, arguyendo las inconveniencias de otro tripartito con un PSC debilitado, los democristianos de Unió se decantan por una negociación directa con los socialistas catalanes. Si estas conversaciones no llegaran a buen puerto, sería la hora de intentar meter a Zapatero en la operación.

Ni en Convergència ni en Unió la formación de un frente nacionalista con Esquerra cuenta con valedores, sobre todo tras la experiencia del tripartito y las continuas crisis protagonizadas por los independentistas de Josep Lluís Carod.

La Ejecutiva de CiU se reunirá esta mañana para analizar los resultados del 1-N, que, pese a la victoria, no han satisfecho las expectativas de esta coalición. Con toda probabilidad, se dejará en manos de Mas - que ha consolidado una vía de diálogo con Zapatero- la decisión final sobre los pactos.

Lo que digan los nacionalistas catalanes será seguido muy de cerca por el PSC, que ya ayer dejó claro que su prioridad (al menos, la del grueso del partido) es la reedición del tripartito. Fuentes de la dirección del PSC explicaron anoche que Montilla llamó ayer mismo a Artur Mas y a los otros cuatro candidatos a la presidencia de la Generalitat en lo que calificaron como "un gesto de cortesía".

Estas conversaciones previas, sin embargo, buscaban dejar claro que el PSC no sólo es prisionero de un partido a la hora de formar Gobierno. O lo que es lo mismo, que Esquerra Republicana sólo es "una opción".

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