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Columna
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Hinchas o ciudadanos

A veces, lo más digno es ir contracorriente. Así ocurre con la operación inmobiliaria del estadio del Valencia. Los socialistas, como Esquerra Unida, se oponen a lo que a todas luces es un abuso sobre el patrimonio de la ciudad para beneficiar a la sociedad deportiva de la que es propietario el constructor Juan Soler. Aunque el líder socialista haya dado la sensación de que le flaquean las piernas ante las arremetidas de ciertos poderes fácticos (¿qué hacía Joan Ignasi Pla dando explicaciones a Soler pocas horas antes del pleno que había de decidir sobre la operación?), la actitud de la oposición municipal se ha convertido en una piedra de toque sobre la posibilidad de frenar la degeneración populista de la política valenciana.

El caso del estadio del Valencia CF se ha convertido, pues, en un paradigma de la batalla moral que las próximas elecciones deben representar. Y ahí, el actual portavoz del PSPV, Rafael Rubio, deja a la candidata a la alcaldía Carmen Alborch un emblema sobre el cual defender el compromiso con los ciudadanos y la autonomía de una política responsable y audaz. Estamos hablando, ni más ni menos, de una operación que incluye recalificaciones urbanísticas (en Mestalla) y permutas de suelo (en la avenida de las Cortes Valencianas) a la medida de los intereses económicos de un club que ni siquiera pertenece a sus socios. Todo, dentro de la lógica que encarna como nadie Rita Barberá, alcaldesa de una capital donde se considera lógico construir una iglesia sobre un parque público, y bien envuelto en la confusión absoluta de lo colectivo, lo privado, lo sagrado, lo simbólico y lo emocional.

O la izquierda hace frente a la demagogia altanera con la que el PP justifica su gestión ventajista, sectaria y clientelar o no tiene futuro. La experiencia debería hacérselo ver. Una vez le echaron encima a los falleros; ahora, a las peñas del Valencia; mañana, ¿a quién? De las cosas que han dicho los dirigentes populares, pocas más vergonzosas que la ocurrencia del presidente Francisco Camps al acusar, en plan hooligan, a Esquerra Unida de ser del Real Madrid. Aunque le superó Esteban González Pons cuando sacó pecho para proclamar que él fue antes socio del Valencia que ciudadano español, lo que quiere decir que es antes hincha que conseller de la Generalitat, primero forofo que cargo público al servicio de la sensatez y la equidad.

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