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El proceso para el final del terrorismo

Imaz: "No es tiempo de rupturas, pero con violencia no hay acuerdos políticos"

El PNV sigue persuadido de que hay una "voluntad inequívoca" dentro del mundo que ha apoyado la violencia de transitar hacia la política. Pero sus máximos dirigentes subrayan que la falta de reacción de Batasuna ante los últimos acontecimientos -el robo de armas en Francia o la violencia callejera- "imposibilita la adopción de acuerdos políticos" en la futura mesa de partidos vasca. La raya roja infranqueable para los peneuvistas sigue siendo la misma: "No se puede tolerar ninguna expresión de violencia, ni que ETA tutele el proceso", afirma a este periódico Josu Jon Imaz, líder del PNV.

En opinión de Imaz, no es el momento de dar "patadas al panal" ni "tiempos de ruptura" del proceso de paz. Sin embargo, también cree que es necesario conocer "qué ETA está detrás del robo de pistolas" en Nimes para saber si los terroristas mantienen su voluntad de avanzar en el proceso abierto el 22 de marzo con la declaración de alto el fuego permanente.

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Los máximos dirigentes peneuvistas se han movido esta semana con mucho tiento y han alentado con sus pronunciamientos públicos una imagen de coordinación con las personas que desde La Moncloa dirigen el proceso para el final de ETA. "No es el momento de medidas precipitadas, ni tampoco de ruptura de nada. Es tiempo de responsabilidad y de estrategias compartidas, no de reflexiones unilaterales", advierte el máximo dirigente del PNV.

Los peneuvistas mantienen que el mundo político que ha apoyado la violencia etarra en las últimas décadas tiene que saber que ETA "no puede tutelar el proceso político". La afirmación revela a las claras que el PNV ha aprendido la lección de la tregua del Pacto de Lizarra (98-99). En aquellos quince meses sin atentados, la organización terrorista actuó de garante del proceso, utilizando la violencia callejera o la extorsión a los empresarios como bazas para condicionarlo. Cuando a ETA se le acabó la paciencia ante lo que consideraba escasos avances, se terminó la tregua y comenzó una oleada sangrienta de atentados.

El futuro de la mesa de partidos, según Imaz, y la posibilidad de un preacuerdo político, que algunas fuentes situaban para diciembre antes de los acontecimientos de esta semana, dependerá de la reacción de Batasuna. Los nacionalistas recuerdan que ante los sucesos de kale borroka inmediatos a la declaración del alto el fuego de marzo fue el propio dirigente abertzale Joseba Permach quien calificó de "graves, muy graves" los sabotajes contra una ferretería de un edil de UPN en Barañain y una oficina de seguros en Getxo. Ese mismo dirigente, sin embargo, no ocultó esta semana su sorpresa por que el robo de 350 pistolas en Francia haya levantado tanta polvareda. Con todo, la prudencia le lleva a Imaz a asegurar que si el Gobierno verifica que la ETA con la que está dialogando mantiene "su voluntad" de abandonar definitivamente la violencia, "hay un camino para recorrer".

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