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Análisis:ANÁLISIS | La campaña electoral en Cataluña
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El gran asunto

Enric Company

Los candidatos presentan programas sectoriales, hablan de política social, discuten sobre cómo afrontar la nueva oleada inmigratoria, pero lo que se ha convertido en el gran asunto de estas elecciones son las eventuales alianzas para formar el nuevo Gobierno después del día 1 de noviembre. Por muchas vueltas que se le dé, esta preocupación no tiene respuesta definitiva, sin embargo, hasta después de la votación, cuando se vea qué opciones son efectivamente posibles.

Lo nuevo de estas elecciones es que no se discute sólo si se renovará la mayoría de izquierdas surgida en 2003 o si se rehará la mayoría de derechas de los tiempos de Jordi Pujol. Ahora ha surgido con fuerza la especulación sobre la eventual alianza sociovergente, el pacto parlamentario o de gobierno entre Convergència i Unió (CiU) y el PSC. De una u otra forma, sale en todos los mítines, las entrevistas, los debates. Sería una gran coalición como la que en la actualidad gobierna en Alemania y ha sido descartada por el candidato del PSC, José Montilla, porque la considera sólo indicada para situaciones de emergencia, que no es el caso. La cúpula del PSC la considera un suicidio político, la renuncia a luchar por la hegemonía en Cataluña.

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La verosimilitud de esta opción procede, sin embargo, no de lo que pudiera aportar en Cataluña, sino de es una gran tentación para el PSOE. Y su viabilidad, de que el PSOE pudiera imponerla a un Montilla debilitado por una derrota contundente en las urnas. El interés del PSOE es fácil de comprender. Si CiU quedara fuertemente vinculada a los socialistas en Cataluña, sería un aliado del PSOE en las Cortes. Y se consolidaría el aislamiento del PP. A la inversa, si CiU quedara en la oposición en Cataluña, quedaría automáticamente emparejada también con el PP como fuerza de oposición frente al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

El atractivo de esta fórmula para el PSOE procede, además, de que en el abanico de fuerzas español, CiU es una fuerza de centro derecha, moderada, relativamente modernizadora, cuyo talante contrasta ahora vivamente con el tremendismo y la radicalización en que ha caído el PP. ¿Puede haber algo más deseable para el PSOE que una mayoría de centro izquierda con un aliado de este tipo, que además tendría la ventaja de evitar un eventual alineamiento de CiU con los independentistas de Esquerra?

La respuesta a estas preguntas la han dado los candidatos de Esquerra y de Iniciativa estos días. Han aportado, básicamente, dos argumentos. El de Esquerra es que el Gobierno de Cataluña no ha de ser en ningún caso moneda de cambio para la configuración de las mayorías en las Cortes. Sería la sucursalización total de la Generalitat, la interiorización de que es un poder subalterno. La de Iniciativa es que la sociovergencia significa ni más ni menos que meter a la derecha en el Gobierno en un país con mayoría social y electoral de izquierdas. Un verdadero regalo.

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