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Reportaje:

Arte en el puente

Daniel Buren, Liam Gillick y Jenny Holzer crean para el Guggenheim sendas intervenciones para transformar La Salve

El sólido puente de La Salve, por el que circulan cada día más de 60.000 vehículos sobre la Ría del Nervión, condicionó desde el principio el diseño del Museo Guggenheim. El arquitecto Frank O. Gehry solucionó la presencia de tan visible vecino dejando que cabalgara sobre una de las naves del edificio y colocando dos torres a modo de remate al otro lado del puente. Así han convivido sin problemas en los nueve años de vida del museo, pero en los próximos meses la relación entre el puente y el museo cambiará radicalmente.

El Guggenheim quiere que el puente de La Salve se integre en el museo con una intervención artística que al tiempo que una ambas construcciones, deje una huella artística en un espacio público de la ciudad y sirva de celebración de su décimo aniversario. Tres artistas de nivel internacional, la estadounidense Jenny Holzer, el británico Liam Gillick y el francés Daniel Buren, han sido invitados a competir en el concurso que dará la respuesta al deseo de transformar La Salve en una obra de arte.

Los tres artistas emplean la luz en sus proyectos. Gillick y Buren han convertido el arco de acero del que parten los tirantes que sostienen la plataforma del puente en el eje de sus propuestas. Holzer, en cambio, ha preferido colocar bajo el puente sus características columnas de luz, en las que aparecen versos escritos en castellano, inglés y euskera. Las tres intervenciones cuentan con el visto bueno de los técnicos de la Diputación de Vizcaya, propietaria del viaducto, y no alteran su funcionalidad.

Buren cree que el arco del puente desentona con la elegancia del museo. Quiere que el arco sea una escultura, pintada de rojo, con un juego de luces en movimiento por los bordes. Gillick busca realzar la estructura del puente colocando sobre el arco una pieza circular, en la que se leerá una ecuación que analiza el impacto de las ciudades en el medio ambiente. Una serie de esferas iluminadas en su interior, colgadas a ambos lados de la plataforma, completan la intervención de Gillick. Holzer ha dado protagonismo a la ría con una instalación bajo el puente que reflejará su luz ambar en el agua. En momentos especiales, unos proyectores lanzarán mensajes sobre las fachadas del museo, la ría y el monte Artxanda.

El director general del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, presentó el concurso de ideas ayer, día en el que el museo cumplía nueve años. La intervención en el puente se convierte, así, en la primera iniciativa para celebrar el décimo aniversario. Y rompe con la norma instalada en el museo de no informar del precio pagado por las obras que incorpora a su colección. Vidarte explicó que cada uno de los tres artistas invitados ha recibido 30.000 dólares (casi 24.000 euros) y que el vencedor será premiado con otros 300.000 dólares (más de 239.000 euros).

En la elección del mejor proyecto contará la voluntad del público. Las tres maquetas -Cruzando, un escultura in situ, de Buren; Dosel urbano, de Gillick, y Para Bilbao, de Holzer- están expuestas en una sala del museo desde ayer, y cada visitante podrá votar a su favorita. No será imprescindible pagar la entrada: pueden aprovechar para hacerlo este fin de semana, en el que el Guggenheim celebrará su noveno aniversario con entrada libre.

El resultado de la consulta popular representará un voto más en la comisión de selección, formada por sendos representantes de la Diputación de Vizcaya y el Gobierno vasco; el director de la Fundación Guggenheim, Thomas Krens; el secretario de exposiciones de la Royal Academy of Arts de Londres, Norman Rosenthal; el arquitecto y escultor Santiago Calatrava, y Juan Ignacio Vidarte.

El 30 de noviembre se cerrarán las urnas de votación. Antes de fin de año la comisión elegirá el proyecto vencedor y a lo largo de 2007 se ejecutará el proyecto. El puente de La Salve será entonces una obra más de la colección del Guggenheim.

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