La edad de plata de la educación

El modelo educativo de la II República -calificado de "de excelencia" por historiadores y expertos en Educación Comparada como el profesor investigador de la Universitat de València, Juan Ignacio Cruz- tuvo una continuidad allende de las fronteras españolas durante la dictadura franquista y hasta nuestros días, gracias "a la vocación de centenares de maestros y profesores exiliados en México que decidieron asumir la educación de los más jóvenes, a través de la fundación de colegios que 50 años después continúan en plena actividad". Así lo ha podido corroborar Cruz durante más de diez años de investigación que culminan con la exposición Los colegios del exilio en México -que ayer se inauguró en la sede cultural de La Nau- con la vocación expresa de "rendir homenaje al legado educativo de la II República" y de "recuperar la memoria histórica", en palabras del vicerrector de Cultura de la Universitat, Rafael Gil.

El importante colectivo republicano en México, integrado por cerca de 20.000 españoles y un buen puñado de valencianos entre ellos, dejó, en opinión del investigador Cruz, "un legado de modernidad, a través de la fundación de colegios, inspirados la Institución Libre de Enseñanza, que dieron continuidad a un modelo de educación laica, de calidad, muy técnico" que permitió a los jóvenes exiliados alcanzar una formación cualificada que les ha llevado a ocupar puestos de relevancia en la sociedad mexicana.

Entre los valencianos que más contribuyeron figura el catedrático de filosofía Juan Bonet, cuyo tortuoso exilio (incluido su confinamiento en el campo de concentración de Mauthaussen) no le restó fuerza para fundar a su llegada a México el colegio Luis Vives, que dirigió 30 años.

Un envite que fue posible, entre otros, al mecenazgo de exiliados como la familia Serra Puche que financiaron el patronato del Luis Vives, de cuyo legado surgió dos generaciones después uno de los economistas mexicanos más relevantes de la última década: el ex ministro de Economía Jaime Serra Puche, nieto del exilio, que tuvo que lidiar con la difícil apertura de la economía mexicana en el sexenio de Salinas de Gortari. Según Alicia Gómez, directora de la Residencia de Estudiantes, la exposición "muestra la edad de plata de la educación, que se produjo en el primer tercio del siglo pasado".