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Reportaje:

"Un país humilde del Mediterráneo"

García Montero presenta toda su poesía

Juan Cruz

Una multitud para bautizar ayer la poesía completa (de 1980 a 2005) de Luis García Montero (Granada, 1958). Tuvo como padrinos en la Residencia de Estudiantes a Joaquín Sabina, a Ángel González y a Emilio Lledó. La obra la ha publicado Tusquets, que también edita ahora Los dueños del vacío, un conjunto de ensayos del autor.

Ángel González subrayó una declaración de principios del poeta: "Mi poesía es un país humilde de la Europa mediterránea, con ciudadanos educados pero muy vitalistas y enamoradizos, que limita al norte con la vanguardia, al este con la poesía social, al oeste con la retórica clásica, y al sur con el mar de las letras de tango o de bolero y con las canciones de Sabina".

Esas palabras (que Montero escribió mucho antes de que fuera amigo suyo) "me hicieron el culo pepsi-cola cuando las leí hace años en un viaje a México", contó Sabina. Luego han vivido tantas aventuras juntos que ayer el cantante no sabía bien si algunos versos de los sonetos que leyó en honor del poeta "habían sido escritos a cuatro manos o con una mano sola". Una muestra: "Cómo decirte, Luis, cuánto García, / cuánto Montero me Almudena el alma, / desde que me cocinas, en la palma / de la mano, el menú de la poesía". Emilio Lledó halló en Aristóteles materia para defender, con Montero, la poesía de la experiencia, "que con tanta ira atacan por ahí". Dijo el filósofo griego predilecto del filósofo español: "Los animales tienen la virtud de la sensación, y aunque la sensación está en todos, sólo en algunos persiste. Eso es la memoria y eso nos hace seres de experiencia".

El poeta leyó muestras de su poesía, de la que ya hizo y de la que está haciendo. Por ejemplo, un poema que dedica a Madrid y que estará en un libro futuro: "Barra libre, Madrid, para el desconocido...". O a la defensa de la política: "Abrazar a la gente en una fiesta rota. (...) El dolor conmovido de un mundo que no duerme". De un poema antiguo dedicado a su mujer, Almudena Grandes, resalta este verso que es un emblema personal: "Me basta con la vida para justificarme".

Había poetas, como Caballero Bonald; políticos, como Inés Sabanés; actrices, como Pilar Bardem; cantantes, como Pedro Ávila, y estaban el rector Carlos Berzosa y su editora, Beatriz de Moura. No cabía la gente.

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