Sin reglas y en los bares
Víctor García León y Jonás Truebase consagran como tándem de guionistas
No tienen reglas muy firmes para escribir juntos. Se citan en bares y al cabo de dos meses tienen una historia. Discuten mucho y se divierten. Víctor García León ha buscado en sus dos películas como director -Más pena que gloria y Vete de mí- a Jonás Trueba para escribir el guión. "A Jonás no le conocía a fondo. Hace años me llamaron para trabajar en una película de adolescentes que terminó siendo Más pena que gloria y, como no quería hacer una película melancólica sobre mis recuerdos, esa cosa felliniana de Amarcord, decidí hacer algo más realista y llamé al guionista que me parecía más listo, que era Jonás", dice García León. "Pero si tenías 22 años", le responde a su lado, sonriente, Jonás Trueba, que entonces tenía tan sólo 16. "La verdad es que le llamé un poco como asesor de adolescencia, pero me di cuenta de que era estupendo y lo escribimos juntos", añade García León.
Jonás Trueba: "Lo bueno de ser guionista es cuando pasas a un segundo plano"
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Ahora, en realidad hace más de dos años, volvieron a unir su fuerza, su talento, sus ganas y sus risas para escribir Vete de mí, la película con la que Juan Diego ha conseguido la Concha de Plata al mejor actor en el último Festival de Cine de San Sebastián. "¿Cómo trabajamos?". Se miran el uno al otro sentados en la cervecería alemana, en la plaza de Santa Ana, en Madrid. "Hablamos mucho. Nos gusta mucho polemizar a los dos y nos lo pasamos muy bien discutiendo. Discutimos de política, de fútbol, de la vida, de las chicas. De ahí siempre termina saliendo algo", dice Trueba, que tiene ahora 24 años. "Jonás ha sido un tío muy importante en Vete de mí, ha aportado muchas cosas. Él tiene una visión un poco más fina de la vida que yo. Yo soy más partidario del cine italiano y él del francés, yo tiendo a un humor más grueso y él es un poeta fino. Así nos contrapesamos", añade García León, que acaba de cumplir treinta.
Al guión de Vete de mí le tenían miedo porque en realidad era una conversación entre dos personas -un padre (Juan Diego) y su hijo (Juan Diego Botto)-. "El guión ha pasado por muchas fases. Más que versiones de guión, lo que hemos escrito son varias películas. Hemos probado mucho durante dos años. El padre no era padre sino hermano, ha sido también profesor de instituto en lugar de actor. Muchas veces no me creo ni yo cómo hemos llegado a determinados sitios. Nos hemos equivocado mucho, hemos descansado durante meses y luego lo retomábamos. Hemos hecho todos los guiones posibles sobre un chico que se va a vivir a casa de su padre", asegura Jonás. "Y en todos los tonos posibles, desde la comedia hasta el drama", añade Víctor.
Jonás no ha querido ser ese guionista pesado que visita una y otra vez el rodaje - "lo bueno de ser guionista es cuando pasas a un segundo plano"-, y alaba la profesionalidad y el talento de su compañero. "Es un director raro dentro de su generación. Siempre le digo que parece que tiene 60 años, y lo digo como cosa buena. Lo que me gusta mucho de la película es que no hay ni un solo plano que me parezca deshonesto. Víctor sería incapaz de hacer un plano que él no creyera". "Sí soy capaz, pero tienen que pagarme", contesta rápido e irónico el director.
Miembros de dos familias cinematográficas -Jonás es hijo de Fernando Trueba, y Víctor, de José Luis García Sánchez-, lamentan que muchas veces se les juzgue por ello. "Hemos sido despedidos de muchas productoras. Hemos tardado hasta tres años en levantar una película. Cuesta mucho hacer cine en España. Por una parte, nos ha ayudado el hecho de pertenecer a familias de cine, pero si nos cuesta a nosotros tanto tiempo, no quiero ni pensar lo que les puede costar a otros. No es fácil ni para gente privilegiada como nosotros", explica García León. "Hasta nuestros padres, que han demostrado su talento, lo tienen complicado", añade el hijo de Trueba.
A Jonás le gusta trabajar de guionista con directores a los que conoce. Como a Víctor -"me facilita saber cómo es, la mirada que tiene de las cosas, su personalidad"- y ahora su padre, Fernando Trueba, con el que acaba de terminar un guión, El baile de la victoria, adaptación de una obra de Antonio Skármeta. "Fue él quien me lo propuso. Le conozco bien y sé más o menos la película que quiere hacer. Sospecho que me lo propuso...". -Aquí interviene Víctor: "Lo hizo para echarte de casa, para pagarte y que te vayas"-. Jonás ríe a carcajadas y continúa: "... porque podría ser más rápido escribir conmigo, para ahorrarse explicaciones con otro guionista". "Él sabía que yo sabía lo que él quería", resume Trueba, quien no quiere afirmar categóricamente si su próximo paso está en la dirección. De nuevo interviene Víctor: "Por supuesto que acabará por dirigir. Es un paso inevitable". Los planes más inmediatos del realizador de Vete de mí es arrodillarse ante Rafael Azcona para escribir con él un guión, en un proyecto de Juan Gona. "Me pondré de rodillas ante él. Trabajar con él es uno de los lujos que no puedes rechazar. Haré lo que él quiera. Pueden pasar mil cosas, que escribamos, que no escribamos, que nos salga o no. Mi intención es que él escriba y yo dirija lo mejor que pueda. De ahí a que salga...".
Van juntos al cine y cuando no lo hacen se llaman para comentarse las películas. "El cine contado por Víctor es lo mejor del mundo. Él ve películas que no ve nadie. El análisis que hace es de lo más divertido", piensa Jonás. Víctor asegura que lo mejor viene luego. En el bar, de nuevo en el bar, hablan y discuten sobre lo que han visto y lo que han sentido. "No entiendo a la gente que va al cine y luego se va a su casa... ¡Si lo mejor son las cañas de después!", dice Víctor.
Babelia
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