"Mientras el mercado tome las decisiones, la pobreza quedará enraizada"
La estadounidense Susan George (Northampton, Massachusetts, 1934), doctora en Ciencias Políticas, fue una de las fundadoras del movimiento antiglobalización ATACC y hasta hace unos meses ocupó la vicepresidencia de este grupo en Francia, país donde reside. Esta tarde (19.30) ofrece una conferencia titulada Pobreza global o justicia global: la decisión es nuestra, en el Palacio Miramar de San Sebastián. La autora de publicaciones como El informe Lugano recalca la responsabilidad de los gobiernos del Norte en el mantenimiento de la pobreza en el mundo y afirma que "a nadie le debería sorprender el número de candidatos a la inmigración", ya que la "es la única opción que tienen". La charla de esta activista está organizada por la Diputación de Guipúzcoa y la Coordinadora de ONGs de Euskadi con motivo de la conmemoración, ayer, del Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza.
"Para abordar la inmigración habría que abolir la deuda externa y cambiar la política agrícola, que arruina a los agricultores de países pobres"
"Instituciones como el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio han de cambiar, porque protegen a los que tienen"
Pregunta. Afirma que la inmigración no puede abordarse con medidas represivas. ¿Por qué políticas apuesta?
Respuesta. Lo primero que habría que hacer es abolir la deuda externa de los países más pobres. Y, como condición para la cancelación total de esa deuda, habría que asegurarse de que los gobiernos de esos países implican a su ciudadanía a la hora de decidir qué hacer con ese dinero. Ya contamos con algunos ejemplos buenos.
P. ¿Por ejemplo?
R. El caso de Tanzania. No ha tenido una cancelación total de la deuda, pero sí una disminución. Y lo que han hecho es invertir ese dinero en los colegios. Han eliminado las tarifas escolares que existían y las matriculaciones han aumentado dos tercios, especialmente en el caso de las niñas.
P. ¿Qué más propone?
R. Habría que celebrar de inmediato una conferencia internacional sobre comoddities [productos básicos como la energía o el agua] y sobre precios fijos aplicables a los productos de los países pobres. Un tercer paso consistiría en cambiar nuestra política agrícola por completo, a fin de no llevar a cabo ningún tipo de dumping [venta de mercancías en el exterior a precios más bajos que los vigentes a nivel mundial y, con frecuencia, por debajo de los costos de producción] de alimentos en sus mercados, porque con ello arruinas a miles de pequeños agricultores cada año.
P. Muhammad Yunus, el impulsor de los microcréditos, acaba de ganar el Nobel de la Paz. ¿Qué opina de ese sistema?
R. El concepto de los microcréditos es muy individualista. La fórmula de dar préstamos a pequeños grupos que desean cooperar me parece más eficiente. Pero está claro que este señor ha hecho un trabajo muy bueno y me alegro mucho de que le hayan premiado.
P. Se culpa a los gobiernos de los países ricos de la situación de los países pobres. ¿Qué papel tenemos los ciudadanos?
R. No estoy en contra de los gestos individuales, es decir, de dar apoyo económico a los movimientos antipobreza, pero, aunque hubieran miles de individuos que lo hicieran, no llegaríamos demasiado lejos. Yo creo que la gente se tiene que organizar a través de las ONG si queremos conseguir cambios.
P. ¿Y además?
R. Mientras permitamos que el mercado tome las decisiones, la pobreza quedará profundamente enraizada, puesto que dará cosas a los que tienen activos y se las quitará a quienes no los tienen. En los últimos 25 años, instituciones internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio han privatizado muchísimas cosas. Estas instituciones tienen que cambiar profundamente, puesto que protegen a los que tienen, al mercado, y esto genera pobreza.
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