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Análisis:ANÁLISIS | La campaña electoral en Cataluña
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Nuevos medios, nuevas campañas

Joan Subirats

El uso de Internet en la campaña electoral catalana ha empezado a ser significativo. Si como parece, hay ya más lectores de versiones electrónicas de periódicos que de ejemplares en papel, la cosa es seria. Las webs de los partidos empiezan a tener un aire profesional muy alejado del que lucían en la anterior campaña. Como acostumbra a pasar, los contenidos más aparentemente serios (programas electorales) son los más difíciles de encontrar. Imágenes, frases, noticias de todo tipo, sazonan y facilitan la visión de lectores más acostumbrados a la cadencia de los vídeos de MTV que a los sesudos artículos de opinión. Decía hace poco el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore que la televisión había provocado un efecto perverso al suprimir de hecho el debate democrático, la posibilidad de deliberación y discusión en un medio muy unilateral en su manera de comunicar. Internet permite resituar el debate y el contraste de ideas otra vez en primer plano. Pero el peso de la fractura digital sigue funcionando, y más en un país como éste en el que los niveles educativos (vinculados directamente al uso frecuente y habitual de Internet) son deplorables si hablamos de los mayores de 45 años, que son, además, los que más votan. En ese contexto, la televisión continúa siendo el medio dominante. Ello comporta que el dinamismo del intercambio intelectual, que tiene gran potencialidad en Internet, no sea aún todo lo significativo que puede llegar a ser.

El profesor Pierre Rosanvallon afirmaba en Le Monde: "Por primera vez existe un medio masivo de comunicación que ha suprimido la diferencia entre la expresión privada y pública, individual y colectiva". Lo que falta por ver son los canales de agregación de las opiniones en la red, ya que una de las características más significativas del juego democrático es la construcción de identidades colectivas que actúan en ese contexto pluralista. Internet corre el riesgo de simplificar esa agregación de voluntades, convirtiendo el debate en corrientes de simpatía más o menos estructuradas.

¿Existe realmente un debate político en la red sobre las elecciones catalanas?. Corren vídeos alternativos a los de CiU, algunos notablemente ingeniosos (http://www.youtube.com/watch?v=e0khtNdmsB0&eurl=). Surgen webs disfrazadas de confidenciales, cuyo sesgo político es tan evidente que o bien reiteran lo que uno piensa o caricaturizan en exceso al adversario. Circulan porras sobre resultados, e imágenes divertidas de este o aquel candidato. Pero, en general, las fuentes o son directamente los partidos o bien les son muy cercanas. Ello, si bien facilita la difusión de los argumentarios de cada quién, al mismo tiempo segmenta mucho el debate y la deliberación. Este es uno de los problemas de Internet, la tentación de escoger a tus interlocutores. Pero, nadie duda de que abre muchísimo las posibilidades de actuación e intervención de cualquier individuo o político. Internet ya es un medio de agitación y debate político, pero con consecuencias aún poco predecibles.

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