Maletas escoba
El caso de la joven gallega detenida en el aeropuerto de Cancún el pasado día 8, tras encontrarse en su equipaje balas, casquillos y un detonador
ilustra las dificultades que cualquier pasajero extranjero corre el peligro de afrontar no sólo en México, sino en algunos países de América Latina donde la frontera de la legalidad es aún muy frágil. Todo apunta a que Ana María Ríos Bemposta ha sido víctima de un montaje; de una de esas prácticas en las que bandas criminales que trafican con drogas, armas o dinero negro colocan señuelos en lo que se conoce en la jerga como "maletas escoba" para desviar así la vigilancia policial sobre sus propias operaciones.
Ríos Bemposta, que fue a Cancún a pasar su luna de miel, fue puesta ayer en libertad pero tras el pago de una fianza de 22.000 pesos (1.500 euros). El juez ha retirado uno de los dos cargos, el de delito grave por presunta tenencia de material de guerra, pero mantiene el de posesión de munición. De momento, esta modesta peluquera que, según ha confesado, sólo vio todo ese material en una fotografía que le mostraron los agentes aduaneros y aseguró que nunca abrieron la maleta en su presencia, continúa sin poder abandonar el país. Sin duda, su historia es una pesadilla que le será difícil olvidar y probablemente le llevará a colocar a México entre los países a los que nunca más regresará. Unos 270.000 españoles visitaron Cancún el año pasado. Bueno sería que las autoridades judiciales mexicanas mostraran el mismo celo que han exhibido con esta viajera cuando tengan que investigar los casos de complicidad entre la policía de aduanas y las mafias organizadas. Sobre todo porque el prestigio de una nación se juega a veces por incidentes como éste.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.