El dueño del grifo

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, que se reunirán el próximo viernes en la localidad finlandesa de Lahti, han invitado a cenar al presidente de Rusia, Vladímir Putin. La cumbre estará dedicada al estudio de una estrategia común en la política energética europea, ante los inmensos riesgos que plantean la dependencia y vulnerabilidad de los suministros externos. Allí estará Putin quien desde hace un año siembra creciente preocupación en Europa por su ya abierta tendencia a utilizar los suministros de petróleo y gas como instrumento de presión cuando no chantaje político.

Con el inmenso poder y la liquidez financiera que Rusia ha conseguido gracias a los precios del crudo, el presidente Putin cada vez quiere ejercer con mayor contundencia como "el dueño del grifo" de la energía que consume Europa. En este sentido, los líderes europeos le preguntarán con seguridad a Putin sobre los motivos de la actual oleada de anulaciones de licencias y participaciones europeas en proyectos energéticos en Rusia.

El presente año comenzó con un grave sobresalto cuando Moscú quiso cortar el suministro de gas a Ucrania, como represalia en contra del nuevo régimen democrático, y dejó durante dos días casi sin suministro a otros clientes centroeuropeos como Hungría y Austria. Los nuevos miembros de la UE, los que fueron satélites soviéticos en la guerra fría, ven en la nueva política rusa hacia sus clientes de energía un claro intento de dividir a Europa otorgando diferente trato en el suministro según el grado de aquiescencia hacia una política de Rusia que, tanto dentro como fuera de sus fronteras, cada vez tiene un carácter más autoritario y menos democrático.