_
_
_
_
Reportaje:El futuro de la UE

Europa renuncia a la victoria

Expertos de la UE plantean las necesidades de la defensa europea ante los desafíos de 2025

De un lado un mundo envejecido, rico, satisfecho, sin capacidad de sufrimiento, energéticamente dependiente y en dura competencia por recursos escasos. Enfrente, un mundo joven, en expansión, pobre, abocado a la emigración, inestable. De un lado Europa, enfrente el mundo que ya se asoma a la muralla. Así es como un grupo de expertos describe el paisaje global a 20 años vista en su primer intento de definir las capacidades y necesidades de defensa de Europa hacia 2025. A nuevos tiempos, nuevas metas: la victoria es cosa del pasado; el futuro es la estabilidad.

Los ministros de Defensa de la UE acaban de dar su visto bueno genérico a esta Visión a largo plazo de las necesidades de la defensa europea en la que han trabajado durante casi un año un selecto grupo de militares, politólogos, investigadores e industriales. Se trata de determinar qué debe hacer Europa para garantizar su seguridad en un mundo crecientemente complejo, interdependiente y desigual. El trabajo es lo que Javier Solana, máximo responsable de la elaboración del estudio, define líricamente como "una brújula que nos ayude a avanzar en la niebla del futuro".

Da idea del nuevo marco que la palabra "enemigo" sólo aparece dos veces en las 28 páginas del documento, aplastada por numerosas referencias a "adversario" y, sobre todo, a "oponente".

El estudio considera altamente improbable que Europa vaya a ser atacada en su propio territorio. Las crisis y amenazas estarán fuera y requerirán el empleo de fuerzas expedicionarias, multinacionales y multiinstrumentales. "Las intervenciones no implicarán necesariamente la existencia de combates. La presencia de fuerzas multinacionales apoyadas y simbolizando el compromiso político colectivo de la Unión puede muy bien impedir el desencadenamiento de hostilidades", señala el documento, que resume la ideología del intervencionismo europeo: "El objetivo no es la victoria, entendida en el sentido clásico, sino la moderación, el equilibrio de intereses y la resolución pacífica de conflictos; en una palabra, la estabilidad".

El oponente planteará una serie de problemas como la explotación a fondo a la asimetría (reforzada por la esperable proliferación de capacidades nucleares, biológicas y químicas) con la que compensar su incapacidad para competir contra medios convencionales. Pero el enemigo también estará en casa y está identificado. "El efecto CNN y la aversión a las bajas que se le asocia son ya conocidos", dice el documento."Es improbable que las fuerzas de la UE implicadas en una operación de gestión de crisis se vean privadas del éxito militar, pero puede que no consigan los objetivos marcados si no se ha comprendido o planificado adecuadamente para un entorno complejo", en el que la vertiente militar es sólo una faceta junto a la promoción de los derechos humanos, el imperio de la ley, la gobernanza y la lucha contra las múltiples facetas de la delincuencia organizada. Afganistán e Irak ponen de relieve el sinsentido de pensar en una imposición fácil.

Ante el descenso demográfico (en 2025 los europeos apenas serán el 6% de la población mundial, con una edad media de 45 años, con la mitad de los ciudadanos en la jubilación y una caída del 15% en la cohorte de la que se extraen los soldados), la UE deberá incrementar su inversión en tecnologías de la defensa para poder garantizar la seguridad. Porque los actuales dos millones de hombres en armas, 10.000 carros de combate y 3.000 aviones que acumula la UE son excesivos e innecesarios para los nuevos desafíos, concluye el informe, la última palabra sobre seguridad la tiene el contribuyente europeo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_