Colarse en España con una mentira
Agencias de viaje preparan a los falsos turistas para pasar el interrogatorio policial en Barajas
Dentro de un mes, Jaqueline será una inmigrante irregular en España. Boliviana, de 39 años, aterrizó el pasado 13 de agosto en el aeropuerto de Barajas con su pasaporte en regla, un billete de ida y vuelta, una reserva de hotel, dinero en efectivo para sufragar la estancia y una mentira mil veces ensayada en casa: "Vengo como turista. Volveré a mi país en tres meses". De momento, y hasta que prospere la propuesta de la Comisión Europea de exigir visado a los bolivianos (como ya hace con los ecuatorianos, colombianos o dominicanos) ésos son los requisitos para entrar en la UE.
La mayoría de los inmigrantes, el 55% según el Sindicato Unificado de Policía (SUP), que entran en España de forma ilegal lo hacen por el aeropuerto de Barajas. De ellos, el 90%, según las mismas fuentes, son bolivianos. El temor al visado ha disparado la demanda de vuelos a España. Aerosur, una de las principales compañías aéreas bolivianas, aumentó la frecuencia de vuelos a Madrid de dos a tres semanales, cada uno de ellos con casi 400 ciudadanos bolivianos a bordo, poco después de que el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, declarase compartir la intención de la Comisión Europea el pasado 7 de septiembre.
Los aviones siguen llegando llenos y Aerosur añadió ayer mismo un cuarto vuelo semanal a España. Ahora, más de 1.600 bolivianos podrán aterrizar en Madrid cada semana.
Jaqueline pagó por su billete y la reserva de hotel 1.500 dólares, 17 veces su sueldo en Cochabamba, donde trabajaba desde hacía 13 años en una empresa de marroquinería. El precio, fijado por la agencia de viajes boliviana, incluye un par de clases para preparar el examen de la policía española en Barajas -un breve cuestionario donde el extranjero ha de justificar su condición de turista-. "Me dijeron lo que me iban a preguntar y lo que tenía que responder. Tuve mucha suerte porque al final no me pararon", explica.
El examen en Barajas es corto, unos 10 minutos, y aleatorio. En el aeropuerto madrileño hay 15 filtros (casetas donde la policía revisa la documentación), en los que trabajan unos 80 funcionarios, y los agentes no paran a todos los extranjeros, sino que escogen a aquellos que por alguna razón les parecen "dudosos", generalmente a los que parecen nerviosos, para interrogarles.
"Todos dicen que vienen de turistas, pero cuando les empezamos a preguntar dónde se van a alojar, cuánto dinero llevan para la estancia o qué sitios van a ver, nos damos cuenta de que no tienen ni idea. Algunos llevan chuletas que les han preparado en la misma agencia de viajes con lo que tienen que decir", corrobora uno de los policías de Barajas.
"Cuando te ves en la fila empiezas a temblar, pero las agencias te explican que lo más importante es mantener la calma y mostrarte seguro, que lo que digas se corresponda con lo que dice tu billete y que respondas con naturalidad", explica Lauro, un boliviano de 26 años que acaba de cumplir sus primeros 15 días como inmigrante irregular en España. "Cuando uno de sus clientes aparece de vuelta en la agencia porque le han retornado a Bolivia, lo repasan todo para detectar el fallo y perfeccionar la técnica", explica.
Lauro utilizó otro método recurrente para entrar en España: una carta de invitación de un residente legal. "Las agencias tienen muchos contactos y te consiguen una por 600 dólares. A mí me la hizo una amiga y no tuve que pagar. Los favores son gratis", dice.
Cuando un extranjero no cumple los requisitos, la policía llama al Colegio de Abogados de Madrid para que envíe a un letrado, que está presente en el interrogatorio y firma el expediente de rechazo. Cada letrado atiende un máximo de seis casos por día y hay 14 de guardia permanente.
"El ritmo de expedientes de rechazo oscila mucho a lo largo del año. Ahora estamos atravesando un pico muy alto", explica Marisol Cuevas, directora de Turno de Oficio del Colegio de Abogados de Madrid. "Desde que existe la amenaza del visado, hay días que firmamos hasta 60 expedientes de rechazo, cuando la media son unos 35", añade Marcelo Belgrano, coordinador del Aula de Migración del Colegio de Abogados de Madrid. Cada expediente tarda en tramitarse 90 minutos de media, y desde el 1 de enero se han expedido en Barajas más de 7.200, según el SUP. El año pasado se registraron en el aeropuerto madrileño 9.157, un 40,16% de rechazos más que en 2004, según el balance anual de Interior.
Los que han sorteado el examen de la policía se deshacen del billete de vuelta que nunca pensaron utilizar y comienzan a buscar trabajo. Lauro lo ha encontrado en un puesto de helados. "Cuando me dijeron lo que iba a ganar me quedé bobo. Para los españoles 600 euros no son nada, pero es el mejor sueldo que he recibido en mi vida", asegura. Su familia vendió un terreno para poder pagarle el viaje. "Quiero ganar lo suficiente para devolverles lo que han invertido en mí y seguir estudiando. Estaba en tercero de periodismo y he congelado mi matrícula para cuando regrese. No quiero quedarme aquí para siempre", asegura.
La 'sala de rechazados'
Se llama sala de rechazados y es el lugar al que la policía de fronteras del aeropuerto de Barajas envía a los extranjeros que no han respondido adecuadamente a las preguntas de su examen. Tiene capacidad para 150 personas y está situada en un extremo del aeropuerto custodiada por agentes y guardias jurado. Nadie puede entrar ni salir. Las dependencias cuentan con literas y cunas. Hay televisión y juegos para niños. Los extranjeros están retenidos en esta sala mientras esperan un vuelo para ser retornados a su país.
El Sindicato Unificado de Policía asegura que, a veces, se deja entrar en España a gente que no ha respondido bien a las preguntas "porque no hay donde meterlos". Interior lo niega. "El que recibe un expediente de rechazo retorna a su país en el siguiente avión. La sala no está colapsada".
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