El rastro oculto de Mustafá
Reconstrucción de los últimos pasos conocidos del hombre de confianza de Bin Laden en España
-¿Cómo te llamas?
-Yo soy el hijo de un jeque.
-Tú tienes un nombre como todos los demás niños. Dime cómo te llamas, quiero oírlo bien alto. Que lo oigan también todos tus compañeros.
Vestida de negro, con el rostro y la cabeza tapada por un largo velo, Elena Moreno, la mujer española de Mustafá Setmarian, un alto dirigente de Al Qaeda capturado hace un año en Pakistán, acude todas las mañanas desde su apartamento en un barrio de la periferia de Doha (Qatar) hasta uno de los colegios privados más exclusivos de esta ciudad de unos 620.000 habitantes. Allí imparte clases de inglés a los hijos de las familias más adineradas del país. El árabe es el idioma oficial de Qatar, este pequeño Estado de 11.437 kilómetros cuadrados situado en el golfo Pérsico y frontera con Arabia Saudí, pero el inglés está extendido entre la población, especialmente entre la más acomodada.
"Vivía escondido junto a la frontera afgana", señala un agente de los servicios paquistaníes
"Siguió el mismo camino que otros detenidos... Aquí no hay leyes ni límites"
Bin Laden le encargó que diseñara la 'yihad' del futuro: la guerra química y bacteriológica
El emirato de Qatar lo gobierna el jeque Hammad al Thani y su territorio fue base de operaciones para las tropas norteamericanas durante la invasión de Irak. El petróleo, gas natural y la pesca son sus principales recursos, en muchos casos en manos de jeques como el padre de ese niño maleducado que se negó a pronunciar en clase su nombre de pila.
Los qataríes apoyan la interpretación wahabita del islam, pero sus mujeres no están obligadas a llevar velo y conducen sus coches sin rubor. Elena, en cambio, sólo descubre su rostro en clase o en casa y a su atuendo rigorista añade unos largos guantes para evitar que nadie vea ni toque sus manos. "¡Mamá, los guantes!", le recuerdan los niños cuando abandona apresurada su hogar. Uno de los cuatro se llama Osama en honor a Bin Laden, al que Setmarian admite que tuvo "el honor" de conocer en 1988 en Afganistán. Desde entonces le ayudó a extender la yihad (guerra santa) por todo el mundo.
Hoy Mustafá, de 48 años, el hombre que sembró la semilla de la yihad en España, es un prisionero fantasma en una de las cárceles secretas que la CIA emplea en su guerra contra el terrorismo islamista, según han confirmado a EL PAÍS diferentes fuentes. Un agente paquistaní asegura que lo entregaron a finales del pasado mes de noviembre a los norteamericanos. Desde entonces, nada se sabe sobre su paradero. Un reciente informe de Amnistía Internacional (AI) denuncia su desaparición y asegura que entre los más de 1.000 sospechosos arrestados en Pakistán desde 2001 varios han muerto en extrañas circunstancias y al menos dos docenas han desaparecido. Esta organización señala que desde que EE UU inició la llamada "guerra contra el terror" en el país que gobierna Pervez Musharraf se están cometiendo numerosas violaciones de los derechos humanos.
En 2005, Elena y sus hijos llegaron a Doha, poco después de que las autoridades de Kuwait les expulsaran tras instalarse allí procedentes de Pakistán. En este último país es en el que la mujer de Setmarian ha residido sin problemas durante una década, aunque a menudo separada de su marido cuya actividad yihadista se desarrolló en Afganistán. En una clínica de Islamabad nacieron dos de sus niños, y Elena acostumbraba a enviar al domicilio de sus padres, un piso sin ascensor en el barrio madrileño de Moratalaz, la partida de nacimiento.
En Quetta (Pakistán), junto a la frontera afgana, terminó hace un año la aventura de Setmarian, cuyo libro sobre la yihad, difundido a través de Internet, ha servido de guía y aliento para centenares de aspirantes a terroristas en Europa, según aseguran informes reservados de varios servicios de inteligencia. "Es difícil de medir el daño que este hombre, aparentemente no implicado en ataques operativos, ha causado con la expansión de sus ideas y su llamamiento a la guerra santa, pero es muy grande", señala un responsable policial.
Hacia las siete de la tarde del pasado 31 de octubre, Setmarian entró, junto a su guardaespaldas saudí, en la tienda Al Madina Utilities Store en el barrio Goualmandi de Quetta, en la provincia de Balochistán, para comprar su desayuno, ya que todavía era ramadán. No era la primera vez que visitaba este local utilizado, también, como sede de la organización de caridad islámica Madina Trust y regentado por Abdul Hanan, un activista del grupo Jais e Mohammad (Ejército de Mohamed). Los agentes del servicio secreto paquistaní que le seguían tenían la orden de capturarle vivo y Mustafá salió ileso del intercambio de disparos que acabó con la vida del saudí Shaikh Alí Mohammed al Salim.
"Estaba en Quetta, vivía cerca de la frontera de Afganistán, acogido por una familia. En Pakistán tenía el apoyo y el dinero de los grupos locales que sustentan a Al Qaeda. El informante es un secreto, pero no le quepa duda de que hubo un informante local", señala un agente de los servicios paquistaníes que asegura conocer detalles de la operación. Una redada que culminó otras importantes operaciones contra Al Qaeda en el país donde se ha refugiado la cúpula de esta organización desde la invasión norteamericana de Afganistán, en otoño de 2001. La guinda fue la detención de este tipo de "cabello pelirrojo, ojos verdes, barba de elegante corte, tez clara y aspecto occidental", tal y como se le describe en los informes policiales españoles.
Desde el pasado 31 de octubre, Elena no ha recibido noticias de su marido con el que contactaba mediante mensajeros de Al Qaeda. Las agencias de prensa paquistaníes informaron un día más tarde que Setmarian había sido detenido, pero Sheihk Rashid Ahmed, el ministro de Información, negó tres días después conocer la identidad de los detenidos: "Son árabes, pero su nacionalidad todavía se desconoce". Desde entonces, ni los enlaces del Ministerio del Interior y el Centro Nacional de Inteligencia en Islamabad, ni las gestiones de Miguel Ángel Moratinos, ministro de Exteriores, en su reciente viaje a Pakistán han logrado respuesta oficial. "Nunca hemos recibido contestación, ni escrita ni verbal", asegura José María Robles Fraga, embajador de España en Islamabad, quien dice que se han hecho varias gestiones. "No hay novedad sobre el caso. No sabemos dónde está", responde un portavoz de Exteriores en Madrid.
Setmarian fue identificado pocas horas después de su detención. Sus rasgos físicos son muy singulares y la fotografía difundida por el FBI, a través de su página web, coincidía con la del hombre arrestado en la tienda de alimentación. No había lugar a dudas, pero el destino que las autoridades paquistaníes prepararon para el sirio-español impedía su identificación. "¿Cómo se va a identificar a alguien que horas más tarde va a desaparecer? ¿No es una contradicción?", asegura una fuente diplomática en Islamabad. "En estas cuestiones de terrorismo internacional existen amplias zonas grises que escapan al control de la autoridad judicial. Aquí los servicios de inteligencia tienen capacidad para eludir la protección consular", señala un diplomático español destinado en Pakistán.
¿Qué ocurrió tras la detención de Setmarian? "Creo que siguió el mismo camino que otros muchos detenidos aquí. Lo llevarían a un chalé o casa particular y allí le interrogarían los agentes del FBI o la CIA destacados en Pakistán. Trabajamos juntos, tenemos una buena sociedad de inteligencia y aunque las operaciones las hacemos nosotros los detenidos importantes se entregan a los norteamericanos. No hay leyes ni límites. Esto es una guerra", señala una fuente de la seguridad paquistaní.
-¿Tiene usted alguna teoría de por qué el Gobierno paquistaní lo vendió a usted y le entregó a los norteamericanos? -pregun-tó un miembro de un tribunal al detenido Algazzar.
-¡Vamos hombre!, usted sabe que en Pakistán se puede comprar a gente por 10 dólares. ¡Imagínese por 5.000!
-¿A usted le vendieron?
-Sí -respondió Algazzar.
La historia de este hombre, como la del afgano Deen Mohammad, la del francés Nizar Sassi, el británico Asif Iqbal u otros muchos detenidos en Pakistán y trasladados a la base norteamericana en Guantánamo (Cuba) demuestra que en ese país se ha convertido en rutina la denuncia de sospechosos de terrorismo a cambio de recompensas, en general de 5.000 dólares. Las cobran policías, oficiales de frontera y ciudadanos que denuncian a sus vecinos, según los testimonios recogidos por el equipo de AI en Pakistán que dirige Angelica Pathet. EE UU comenzó en 2002 a ofrecer recompensas y según el informe de AI esta practica favorece "los arrestos arbitrarios, la detención, desaparición y violación de los derechos humanos". Rashid, el ministro de Información paquistaní, lo ha negado varias veces.
El precio de Setmarian era mucho más elevado que él de los ex prisioneros de Guantánamo localizados por AI. Bin Laden encargó al marido de Elena que diseñara la yihad del futuro: la guerra química y bacteriológica, una de sus especialidades: "Me reuní por última vez con el jeque Osama, que Dios lo proteja, en noviembre de 2001 durante las batallas en defensa del emirato (Afganistán)... y me comprometí a la yihad y la guerra contra nuestros enemigos", confesó en un comunicado dirigido a sus muyahidin. Desde entonces, el Departamento de Estado de EE UU ofrecía cinco millones de dólares por su captura. Una recompensa a la que el sirio-español contestó en un gesto de arrogancia a través de Risalat Al Muyahidin, un boletín electrónico creado para comunicarse con sus yihadistas. "Trabajé en el Ministerio de Defensa Talibán y creé el campamento de Al Guraba en el que entrené a muchos árabes y extranjeros (en venenos y sustancias químicas). Y los infieles y los apóstatas probaron el valor de algunos de los que entrené en el Centro de Asia y en Arabia Saudí... Te basta con esto Erely", respondió el terrorista al portavoz del Departamento de Estado cuando éste anunció el precio de su captura. Antes del 11-S, Mustafá ya enseñaba en Kabul a sus "alumnos" cómo estrellar una avioneta contra objetivos norteamericanos.
"Evidentemente, alguien ha cobrado esta recompensa", apostilla un diplomático español en Islamabad. La fotografía de Setmarian y su recompensa han desaparecido desde hace varios meses de la página web del FBI, pero ni la Embajada de EE UU en Madrid ni el Departamento de Estado en Washington responden a la pregunta de si el jefe de Al Qaeda está en sus manos. "Es un asunto sensible. No hay respuesta", concluye un portavoz.
¿Dónde está Setmarian? En España nadie tiene respuesta, ni los policías que le investigaban desde que en los años ochenta regentaba cuatro puestos de objetos árabes en el Rastro de Madrid ni los jueces y fiscales de la Audiencia Nacional que le procesaron y dictaron en 2003 una orden de busca y captura internacional contra él. "No sabemos nada, ni podemos hacer nada sin una declaración oficial de su detención", dice el juez Baltasar Garzón. "La orden sigue vigente. Cuando se comunique su arresto pediremos la extradición", añade el fiscal Pedro Rubira.
Setmarian es un preso fantasma. ¿Pero de quién? "Fue entregado a finales del pasado mes de noviembre a los norteamericanos. Es un hombre que les interesaba mucho", asegura otra fuente de la seguridad paquistaní que reclama anonimato. Angelina Pathet, la representante de AI en Islamabad, señala que meses después de la detención de Mustafá recibieron la confidencia de que había sido entregado a Siria, un país al que EE UU incluyó en el denominado "eje del mal". "Es difícil de entender, pero es la información que recibimos", dice. Elena cree en esta posibilidad y asegura a los suyos que su esposo ha sido conducido a una cárcel secreta del país del que huyó en los años ochenta cuando era miembro de los Hermanos Musulmanes. Desde entonces, Setmarian, al igual que Imad Eddin Barakat, Abu Dahdad, u otros adeptos de la célula local de Al Qaeda condenados en España, no ha regresado a Alepo, donde nació y se crió en la familia de un maestro.
"¿Alguien se puede creer que en este país se renuncie a una recompensa de cinco millones de dólares? Setmarian fue entregado a los norteamericanos. Ahora tiene que preguntarle a ellos", señala la fuente de los servicios de seguridad de Pakistán. Responsables de otros servicios de inteligencia europeos apuntan en la misma dirección, aunque nadie aporta pruebas sobre su paradero. "Está en la misma cárcel secreta que EE UU ha utilizado para interrogar a los verdaderos cabecillas de Al Qaeda. Nadie lo sabe", asegura el responsable de uno de estos servicios.
El camino hacia el limbo arranca en Pakistán. Familiares de presuntos islamistas detenidos y desaparecidos en este país se manifiestan frente a la Corte de Justicia en Islamabad. Buscan a los "presos fantasma", pero no reciben respuesta. AI ha acreditado varios casos similares al de Setmarian y en su informe describe la complicidad de las agencias extranjeras, en especial la CIA y el FBI, con el servicio secreto paquistaní, y los traslados ilegales de detenidos a otros países, en su mayoría a EE UU. El presidente Musharraf aseguró en 2005 que sólo entregaban a los norteamericanos a los detenidos cuyos países de origen renuncian a su custodia, pero la evidencia demuestra lo contrario.
El informe de AI habla de "centenares" de detenidos entregados a EE UU y destaca que el 66% de los presos de Guantánamo, unas 500 personas, fueron arrestados en Pakistán, un país en el que, según esa organización, se sortea el hábeas corpus y eluden los derechos más elementales que ampara la propia Constitución de Pakistán. Los que no acaban en Guantánamo, en cárceles de Kabul o en las prisiones secretas que la CIA emplea en Europa o Marruecos son enviados a sus países de origen. AI ha acreditado el envío de presos a Indonesia, Malaysia, China y Afganistán. También denuncia casos de torturas y muertes en custodia nunca aclaradas. "Vemos a las autoridades, protestamos, pero rechazan una y otra vez todas las evidencias", señala Angelica Pathet.
La importancia de Pakistán en la "guerra contra Al Qaeda" lo demuestra el hecho de que la mayoría de los 14 detenidos en cárceles secretas que el Gobierno de George W. Bush acaba de trasladar a Guantánamo fueron capturados en ese país. Ahí estaban el kuwaití Khalid Seikh Mohamed y el yemení Ramzi Binalshibh, cerebro y organizador del 11-S, ambos vinculados a las células de Al Qaeda españolas fundadas por Setmarian. El propio Bush anunció el pasado día 16 su traslado y reconoció la existencia de las cárceles secretas.
Elena, convertida al islam muy a pesar de su familia, camina sobre el filo de una navaja desde que conoció a Mustafá en la Escuela de Idiomas de Madrid. Cuando llegó a Qatar acudió a la Embajada española para otorgar un poder al abogado español Manuel Tuero y pedirle que buscara a su esposo. El embajador español en Qatar, Rafael Matos, asegura que le ha brindado apoyo consular. "El mismo que a los otros 120 españoles que viven aquí", dice. La mujer de Setmarian ha escrito al rey Juan Carlos pidiéndole ayuda. "Tenemos derecho, por lo menos, a saber dónde está", reclama un familiar.
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