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Reportaje:

El gordo de goma

El Conde Duque muestra la historia de un emblema publicitario universal

Hallar respuesta al porqué perdura, después de un siglo, la estela de un logo publicitario constituye un desafío retador. La exposición Nunc est bibendum brinda al público una ocasión única para afrontarlo. Da cuenta del nacimiento y la historia del hombre-rueda que, desde 1898, anuncia una firma francesa de neumáticos. La frase latina que da nombre a la muestra se atribuye al poeta Horacio y significa Éste es el momento de beber.

La historia de este símbolo-mascota-logo nació en torno a 1894, cuando los hermanos André y Édouard Michelin, herederos de una fábrica de productos de caucho fundada en Clermont-Ferrand en 1832, recibieron la visita de un ciclista con una rueda de su vehículo destrozada. Su recambio resultaba tan fatigoso que comenzaron a pergeñar un tipo de neumático que no implicara tan laboriosa tarea.

Poco después, en una feria de muestras de Lyón, el acceso al ferial se veía jalonado por un montón de ruedas de automóviles. Entre ambos convinieron en que si colocaban pies y cabeza a aquel pináculo de anillos de goma, con certeza resultaría un personaje divertido. Retuvieron aquella idea. Al poco hablaron con un dibujante, Marius Rossillon, que firmaba sus dibujos como O'Gallop y era admirador de Henry de Toulouse-Lautrec.

Fue el dibujante quien perfiló la primera traza del muñeco, al que caracterizaba por una suerte de ojos circundados por unas gafas; un cuerpo formado por un número variable de anillos en cada brazo, otros tantos en las piernas y, unos pocos más, sobre el tronco -que se hinchaba en torno al vientre- dando a su cuerpo apariencia oblonga; sus manos y pies, estos embutidos en botitas deportivas, eran del todo semejantes a los humanos; incluso le serían colocados puños de camisa con gemelos; un habano en la mano izquierda completaba la imagen, que comenzó a atraer potentemente las miradas de los adultos y de la gente menuda, las damas y los jóvenes por igual. En Madrid, ya en 1900, la firma, con sede en la calle de Don Ramón de la Cruz y fábrica en Lasarte, vistió la mascota de torero, picador, mayoral.

El logo generaba entre confianza y simpatía, perplejidad y afección a un tiempo. Su redondez ayudaba a aceptar su figura y su cuerpo anillado le otorgaba una agilidad atlética, como deportiva, que seducía por doquier. Elástico y resistente, resultaba indeformable y juguetón, grácil y amable.

El impacto de la mascota, tras la II Guerra Mundial, comenzó a languidecer. No obstante, renació pujante cuando el astronauta Neil Armstrong, el 21 de julio de 1969, paseó por la superficie lunar con su escafandra -diseñada por el español Emilio Herrera- y su traje blanco, muy semejante al del hombre de goma de los neumáticos franceses. Así, regresó al imaginario de la vida cotidiana y confirmó que el fin último de la publicidad no sólo consiste en acreditar el consumo de un producto: también -y sobre todo- avala el consumo de publicidad.

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Nunc est bibendum. Museo Municipal de Arte Contemporáneo. Conde Duque, 9. Martes a sábados de 10.00 a 14.00 y de 17.30 a 21.00. Domingos y festivos, 10.30 a 14.30. Gratuita.

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