Cerco a los chalés en Medina Azahara
Junta y Ayuntamiento de Córdoba, enfrentados por las construcciones ilegales
Compraron un terreno y, sin licencias ni permisos, se levantaron una casa en la sierra o la campiña. Eso es lo que han hecho desde los años ochenta miles de cordobeses, que se construyeron esas viviendas unifamiliares para pasar los fines de semana o el día a día. De este modo surgen, sin un control real de los distintos ayuntamientos democráticos de Córdoba, las denominadas parcelaciones.
Se calcula que actualmente en todo el término municipal hay unas 100 parcelaciones o urbanizaciones de este tipo que albergan unas 6.000 casas ilegales. El Consistorio, gobernado por IU, ha emprendido un plan de regularización de muchas de estas urbanizaciones. Los propietarios de las casas y las juntas de compensación pagan los gastos de la dotación de los servicios básicos.
Se calcula que hay unas 100 parcelaciones con 6.000 casas ilegales en todo el municipio
El problema ha surgido en el entorno del conjunto arqueológico de Medina Azahara, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y que está bajo la tutela de la Junta de Andalucía. En el área protegida por la normativa autonómica y municipal de este yacimiento hay tres parcelaciones ilegales: La Gorgoja II, con 37 casas levantadas; Córdoba La Vieja, con 46; y Cercado de Las Pitas, con 152 (más seis construcciones paralizadas por la Junta). El Ayuntamiento, presidido por Rosa Aguilar (IU), anunció hace un mes que impulsará la dotación de agua y alcantarillado a la urbanización ilegal de Las Pitas, "la más agresiva de las tres", según la Consejería de Cultura de la Junta.
La Administración autonómica ha advertido que recurrirá en los tribunales esta decisión si finalmente se aprueba porque la considera "una barbaridad". El propio presidente andaluz, Manuel Chaves (PSOE), afirmó que el plan que pretende sacar adelante IU supone "atentar contra la legalidad".
La aprobación inicial del proyecto, presentado por los vecinos, se sacó adelante el martes gracias a los votos de IU y PP, el principal partido de la oposición en Córdoba que, además, fue el grupo que permitió una mayor proliferación de las viviendas ilegales en Medina Azahara cuando gobernó la ciudad (entre 1995 y 1999). Según los datos de la Consejería de Cultura, que también acepta el Ayuntamiento de IU, entre 1996 y 1999 se produjo una explosión de edificaciones ilegales en Medina Azahara. La Gorgoja II pasó de siete viviendas a 30; Córdoba La Vieja, de 12 a 40; y Las Pitas, de 20 a 134. Ninguna de las casas se podía levantar allí porque era y es un suelo rústico no urbanizable.
La alcaldesa Aguilar ha defendido la dotación de servicios para la urbanización de Las Pitas por motivos de salubridad. Y no sólo eso. En el último pleno municipal, celebrado el 5 de octubre, IU y PP, de nuevo, aprobaron una moción en la que se solicitaba que se hiciera más pequeña el área de protección de Medina Azahara. En concreto, se exigió que la Junta redujera la delimitación de este Bien de Interés Cultural a los límites que había en 1996 (se amplió en 2003). Lo que se persigue es que las tres parcelaciones ilegales puedan ser regularizadas en un futuro al quedarse fuera de la zona BIC. Aguilar acusa a la Junta de no haber tenido en cuenta el futuro de las urbanizaciones cuando se hizo mayor la zona de protección. Es la misma postura que mantienen los propietarios.
Sin embargo, la Administración autonómica argumenta que las casas, antes de la ampliación del perímetro, se levantaron sin permisos en un suelo rústico no urbanizable. Por lo que, independientemente de la zona BIC, las casas eran y son ilegales.
Manuel Chaves intentó mediar en la polémica. Dijo el lunes que lo que se debe hacer es intentar sacar a los vecinos de allí. La propuesta de la Junta consiste en construir viviendas para los propietarios en colaboración con el Ayuntamiento en suelo municipal. IU ha rechazado la oferta, ya que considera que los terrenos también tendría que aportarlos la Junta.
Y la posición de los propietarios es inalterable. No quieren ni hablar de cambiarse de lugar y exigen que se regularice la situación de sus casas.
La leyenda del avión
A mediados de los años ochenta, se extendió un curioso rumor entre los vecinos de Córdoba: el Ayuntamiento controlaba las obras ilegales desde una avioneta. Fue una leyenda urbana que los responsables municipales no quisieron desmontar. "Unos albañiles que estaban en mi casa haciendo una obra vieron pasar un avión y me dijeron 'esa es la avioneta del Ayuntamiento que tiene contratada para que sobrevuele la ciudad". Teresa Álvarez (Córdoba, 1936) se rió por dentro cuando le hablaron los obreros del control aéreo municipal. Ella era la concejal encargada de Disciplina Urbanística y aquellos albañiles no lo sabían. Álvarez ocupó este cargo entre 1983 y 1986, cuando Julio Anguita (IU) era alcalde. La ex edil se divierte al recordar esta anécdota. Pero la cuenta para quejarse a continuación del poco control que los distintos ayuntamientos de la ciudad han ejercido sobre las parcelaciones desde esa fecha. Álvarez afirma tajante que en el entorno de Medina Azahara en 1987 sólo había ocho pequeñas casas. Ella apuesta ahora también por el traslado conjunto de los vecinos a otros terrenos. Una expropiación que debe ser costeada, en su opinión, por la Junta y el Ayuntamiento porque todos "son responsables" de proteger el conjunto arqueológico.
La ciudad palaciega de Medina Azahara nació a mediados del siglo X por orden del primer califa de Al-Ándaluz, Abd al-Rahman III. Está situada a unos ocho kilómetros del casco urbano de Córdoba y fue la capital de Al-Ándalus hasta la descomposición del califato omeya, en el siglo XI. En 1985, la Junta de Andalucía se hizo cargo del conjunto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.