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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sólo pretextos

La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial, por una mayoría de tres votos frente a dos -dos vocales afines al PP y el presidente Francisco José Hernando- ha negado el amparo solicitado por el juez Garzón, con lo que de hecho ampara la especie lanzada por sus acusadores de que en la Audiencia Nacional ejerce sus funciones un juez prevaricador que fabrica procesos al servicio del Gobierno y que criminaliza y tortura a ciudadanos inocentes. Existían ya pistas como para no sorprenderse por una decisión que deja a la judicatura inerme frente a ataques desmesurados.

El argumento utilizado ahora es que Garzón ha solicitado el amparo demasiado tarde, cuando hace apenas seis días el propio Hernando alegaba en Tenerife que no se lo daban porque no había llegado. Malas y burdas excusas. Basándose en una interpretación estricta, por no decir sesgada, del artículo 14 de la Ley Orgánica del Poder Judicial que exige que el juez siga conociendo del asunto sobre el que se vierten las críticas, la Comisión deniega el amparo a Garzón con el argumento de que ha dejado de llevar el caso relativo a la presunta falsedad del informe sobre ácido bórico, por lo que mal puede alegar que sus acusadores han perturbado su independencia o han influido en su decisión.

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No está claro, como da por hecho la mayoría de la Comisión, que Garzón haya solicitado el amparo tras haberse inhibido en ese asunto. El amparo lo solicitó el pasado día 5 y la decisión de inhibirse la tomó el día 6. Pero de haber dudas, lo correcto habría sido interpretar la norma en favor del demandante, como mejor que nadie deben saber los juristas de prestigio que integran el Consejo. Pero Garzón también solicitó el amparo en el sumario sobre el atentado de Casablanca, en el que también está procesado Hassan el Haski, y más en concreto sobre las diligencias para determinar la aptitud como explosivo del ácido bórico intervenido en su domicilio. Que se sepa, Garzón sigue llevando este caso, por lo que queda aún más en entredicho la decisión de no ampararle. Que quienes deniegan el amparo con tan poco fundamento tilden de "desmesuradas y desorbitadas" las descalificaciones vertidas contra Garzón no deja de ser una manera barata de escurrir el bulto. Y de despistar, pues nada tienen que ver las críticas con imputaciones de prevaricación continuada.

Garzón mereció el amparo de este Consejo por las descalificaciones que le llovieron por su decisión de embargar en 2002 los bienes de Batasuna. Es posible que ahora se lo hayan denegado por ser otros sus acusadores o por el enfado del sector conservador del Consejo, que ha visto cómo saltaba por los aires el montaje de la lunática teoría conspirativa sobre el 11-M.

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