Cuatro bibliotecas tienen servicio de traducción telefónica
Que alguien desconozca por completo el castellano o el catalán no le impide sacar provecho de lo que una biblioteca le ofrece. Quizá no pueda leer los libros, a pesar del esfuerzo por ofrecer materiales en diversos idiomas (inglés, francés, árabe o chino). Seguramente, un extranjero sin conocimiento básico de alguno de los dos idiomas oficiales tampoco podrá ver las películas en DVD. Pero a partir de ahora sí podrá resolver, hablando, cualquier duda. Eso, aunque el idioma de su país sea relativamente extraño aquí. Cuatro bibliotecas públicas de Barcelona han puesto en marcha un servicio de traducción telefónica para atender las consultas de los usuarios en 34 lenguas.
El servicio funciona de forma sencilla. El usuario llega a la biblioteca y se dirige a la persona del mostrador para hacer una petición. En teoría, una vez allí, no sabe expresar qué quiere exactamente (no habla nada de castellano ni de catalán). El escollo lo salva un "atlas lingüístico" que los bibliotecarios ponen a su disposición. En realidad, se trata de varios mapas de continentes. Encima de cada trozo del territorio está escrito el nombre del país en la lengua propia del lugar. El usuario sólo tiene que señalar con el dedo sobre el mapa. Es entonces cuando se establece el contacto telefónico. Desde la biblioteca se llama a la Plataforma Multinacal de Atención al Ciudadano (PMAC), que a su vez contacta con una empresa de traductores.
"Así garantizamos que, en un máximo de cinco minutos, le facilitaremos la traducción, porque es una red que está en línea constantemente", explica una portavoz de Bibliotecas de Barcelona, organismo integrado por el Ayuntamiento y la Diputación. Los dos -usuario y traductor- hablan directamente el tiempo que sea necesario. La consulta puede ser sobre los servicios de la biblioteca: cómo hacerse el carnet, qué hay que hacer para utilizar Internet, dónde se pueden encontrar manuales de autoaprendizaje, etcétera. Pero también sobre cualquier otro asunto, incluidos trámites administrativos: "Muchos inmigrantes ven la biblioteca como una institución más, y vienen a preguntar cosas; por ejemplo, cómo empadronarse", relata el portavoz.
Tras el diálogo, el traductor comenta al bibliotecario el contenido de la conversación. Hay 34 idiomas disponibles: 19 europeos, 8 asiáticos y 7 africanos. Hay traductores de rumano, farsi, kurdo, urdú, hindi, chino, tagalo, árabe y bereber. Las cuatro bibliotecas que inician esta prueba piloto, que si funciona podría extenderse en los próximos meses, son Francesca Bonnemaison (Ciutat Vella), Vapor Vell, en Sants-Montjuïc, Fort Pienc, en el Eixample, y Can Fabra, en el distrito de Sant Andreu.
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