Georgia acusa a Rusia de emprender una "limpieza étnica" contra sus ciudadanos
Tbilisi llevará a Moscú ante la justicia internacional por las deportaciones y detenciones
Georgia acusó ayer a Rusia de dar nuevos pasos "xenófobos y provocativos" contra sus ciudadanos y expresó su "firme protesta" por la actitud intimidante de la policía rusa, que pidió la documentación y detuvo a varios georgianos que visitaban su Consulado en Moscú. El ministro de Asuntos Exteriores georgiano, Guela Bezhuashvili, llegó a hablar de una "limpieza étnica atenuada". Georgia tiene intención de llevar a Rusia al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, según informó la emisora El Eco de Moscú, citando un comunicado del Ministerio de Exteriores georgiano.
La televisión rusa presentó la deportación de los georgianos como un gesto humanitario
Este departamento manifestó que Rusia viola la Convención de Viena de Relaciones Diplomáticas por impedir a la misión diplomática georgiana cumplir con su función de proteger los intereses de sus ciudadanos. Según el ministerio, cuatro personas fueron detenidas ayer frente al Consulado de Georgia, donde por la mañana se había apostado una unidad de las tropas de intervención especial de la policía. "Por lo visto, los órganos del orden público rusos decidieron facilitarse el trabajo y han encontrado una nueva técnica de identificar a los ciudadanos georgianos", señalaba la nota ministerial.
La tensión entre el Kremlin y Tbilisi continuaba, aunque sus manifestaciones eran ayer algo inferiores a los días precedentes y había señales de división y malestar en los medios progubernamentales sobre cómo seguir gestionando la crisis. En la Duma Estatal (la Cámara baja del Parlamento), los diputados de Rusia Unida tuvieron que soportar el viernes las críticas del nacionalista Dmitri Rogozin, cuyo partido había sido eliminado de unos comicios municipales por recurrir a un anuncio de corte racista. Rogozin echó en cara al partido progubernamental practicar la misma política por la que él había sido sancionado.
La televisión estatal rusa, controlada directamente desde el Kremlin, trató incluso de presentar la deportación por vía aérea de 132 georgianos el viernes como un gesto de buena voluntad de los dirigentes rusos, que habría consistido en "pagar" el billete a georgianos sin medios para regresar a su país y alimentarlos además durante la travesía.
El detonante del conflicto que ha desencadenado una oleada de xenofobia fue la detención en Georgia de cuatro militares rusos a los que Tbilisi acusó de espionaje. Pese a que esta semana los detenidos fueron entregados a Rusia, el Kremlin reaccionó con la imposición de sanciones, que incluyen el corte de las comunicaciones, la interrupción en la entrega de visados y persecuciones policiales selectivas en busca de georgianos susceptibles de ser acusados de ilegalidades y delitos. Las autoridades rusas seguían ayer repatriando a sus ciudadanos desde Georgia a bordo de aviones gubernamentales. Los que regresaban llegaban al aeropuerto de buen humor y cargados con botellas de vino georgiano (cuya importación por cierto está prohibida en Rusia) y las rosas rojas que les habían regalado en Tbilisi.
Ante la Embajada georgiana en Moscú hubo ayer dos manifestaciones poco numerosas, una (autorizada) de jóvenes pertenecientes a la organización La Joven Rusia, que gritaban consignas contra el presidente Mijaíl Saakashvili, y otra, a favor de los georgianos, que no había sido autorizada. La policía invitó amablemente a disolverse a los primeros y practicó detenciones entre los segundos, que tiraron huevos y llamaron "fascistas" a los miembros de La Joven Rusia.
El viernes, el presidente Saakashvili advirtió de la "retórica racista" de las autoridades rusas y pidió ayuda a Europa, en una entrevista publicada en el diario francés Le Figaro. Según Saakashvili, las víctimas de la retórica rusa fueron primero los chechenos, y ahora los georgianos. Por su parte, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, exhortó a Occidente a convencer a los dirigentes georgianos de que cambien su política "irresponsable".
Un grupo de escritores rusos, residentes en San Petersburgo, censuró a las autoridades de su país por sus acciones antigeorgianas y por emprender "una verdadera limpieza étnica". "Para nosotros, que trabajamos en el terreno creativo, el pueblo de Georgia siempre nos fue, nos es y será especialmente cercano", manifestó Nina Katerli, una de las firmantes. La nota de los escritores iba firmada por Daniil Granin y Boris Strugatskí. Los escritores se distanciaban de los funcionarios que emprendían una ofensiva nacionalista. "Es indecente", señalaban.
Por otra parte, las autoridades moscovitas, por boca del alcalde en funciones Yuri Rosliak, señalaron ayer que la eliminación de los intermediarios en los mercados es el principal fin de las inspecciones que se han emprendido en ellos. Miles de personas han sido detenidas en la capital en las redadas que se han efectuado en estos establecimientos a la caza de georgianos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.