El 'glamour' de la periferia
Bigas Luna regresa al cine con 'Yo soy la Juani', y como ya hiciera con 'Jamón jamón', lanza una nueva estrella, un icono ibérico de la modernidad: Verónica Echegui. Ella representa a esas jóvenes de las periferias urbanas que adoran el 'hip-hop' y los coches tuneados. Por Ángel S. Harguindey
Hay películas que traspasan su significación artística y, consciente o inconscientemente, se convierten en testimonio de un tiempo y unas gentes. En la historia del cine hay muchos ejemplos: desde Las uvas de la ira, de John Ford, o Rebelde sin causa, de Nicholas Ray, hasta El verdugo, de Luis García Berlanga; Fiebre del sábado noche, de John Badham; ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, de Almodóvar, o Trainspotting, de Danny Boyle, entre otras muchas, naturalmente. Yo soy la Juani encaja en ese apartado. En la primera década del siglo XXI, Bigas Luna decide contar una historia entre raperos, tuneros y otras gentes de las periferias urbanas, con guión del realizador y Carmen Chaves. Los sentimientos que viven son los de siempre: amor, celos, ansias de triunfo, sueños, frustraciones los mismos que movían a los personajes de Plauto, Victor Hugo, García Márquez o Sallinger, pero "hoy los tiempos cambian una barbaridad", que decía don Hilarión. Por ejemplo: del sexo, drogas y rock and roll de los setenta se ha pasado al sexo, tuning y hip-hop en los noventa. Bigas Luna parece saberlo y, con su indiscutible olfato para las tendencias sociales, ha rodado probablemente una película imprescindible para acercarse al conocimiento de los nuevos hábitos de una parte de la juventud, ese sector que nunca lee un libro, que habla sin pudor ni mala conciencia de lo divino y lo humano, sobre todo de lo humano; que trabaja con contratos basura, que soporta el agobio cotidiano de las barriadas baratas periféricas, que asume y comparte los sueños que le estimulan las revistas del corazón o los programas televisivos del bajo vientre, que no renuncia a los placeres de la vida, al menos los inmediatos, y que con el tiempo pasará de la Costa Polvoranca a la Manga del Mar Menor.
En 1992, Bigas Luna firmó su octava película, Jamón, jamón, y con ella lanzó a Javier Bardem, Penélope Cruz y Jordi Mollà. Catorce años después, a los 30 de su primer filme, Tatuaje, vuelve a narrar una historia juvenil, en este caso urbana, con un casting que busca caras nuevas y poderosas: Verónica Echegui, Laya Martí y Dani Martin, entre otros, por más que Dani Martin no pueda dar un paso sin guardaespaldas: inconveniente de ser el líder de El Canto del Loco.
"Cuando empecé a sumergirme en el mundo de la periferia comencé a descubrir cosas que me fascinaban, cosas buenas y cosas malas", explica Bigas Luna. "De las buenas no se conoce lo suficiente. Toda la creatividad que tienen, la necesidad agudiza el ingenio Son chavales que crean su propio mundo, pasando de las modas que marcan las clases altas, a las que no van a tener acceso. Detestan la uniformidad, quieren ser diferentes y, en lugar de frustrarse, crean. La mayoría de gente con dinero se aburre y no son nada creativos. La modernidad hoy la veo en la periferia. Incluso como actitud, la de 'no tenemos lo que queremos, pero queremos disfrutar con lo que tenemos'. El tuning, el hip-hop, la moda, las nuevas formas de comunicarse están en la periferia. Un día en el aeropuerto vi una Juani que con su mini, su top de tirantes rosa, los pendientes de aro, el bolsito y su maleta de plástico rosa a juego, era la chica más atractiva de todo el aeropuerto, muy por encima de cualquier otra vestida con marcas. Lo que Chu Uroz define como 'el glamour de la periferia".
En ese "queremos disfrutar con lo que tenemos" se condensa buena parte de la actitud vital de los protagonistas de la película. En la web de Yo soy la Juani hay un apartado que corresponde a un "Consultorio" entre la protagonista y aquellos que quisieran hacerle cualquier pregunta. Preguntas y respuestas sin trampa ni cartón entre los internautas y Verónica-Juani. Un ejemplo: "Juani, me quiero hacer un tatuaje en la polla pa sorprender a mi churri, que le hace mucha ilu, pero me da un miedo que te cagas. ¿Qué hago?", pregunta el dubitativo joven. Responde Juani: "Pa sorprender a tu churri haz otras cosas, para eso no tienes que sufrir, porque a tu churri le va a dar un infarto cuando te vea con la polla destrozá. Que a la larga te va a quedar muy bien, pero las churris vienen y van, y si a la siguiente no le mola, habrás pasao un dolor que te cagas porque la polla duele que te cagas que te la toquen, depende quién y cómo, claro. Que te claven una aguja en la polla no tiene que hacer ni puta gracia. Si la quieres sorprender, regálale un viaje o sorpréndela con una cena con velitas. Yo aún no me he hecho el mío y no sé cuánto lo tienes que llevar tapado, pero piensa que vas a estar un tiempo sin follar, con lo cual a tu churri no le va a hacer ni puta gracia, así que cúrratelo de otra manera".
Tiempos de 'churris' y tatuajes con unas gotas de sentido común. A todo ello hay que añadir que la acción del filme transcurre en el contexto de dos tribus urbanas muy concretas y, al parecer, interrelacionadas: los hip-hoperos y los locos del tuning, o tuneros. Nuevos tiempos y nuevos anhelos. Bigas explica qué es lo que le atrajo de estas gentes: "Viven su mundo, sus ilusiones, sus códigos. Por ejemplo, un tuner que no lleva osito es porque el chico está libre. Como no pueden comprarse una casa, se compran el coche; los dos, la pareja, ponen dinero en el coche La Juani está inmersa en ese mundo. Representa a la mujer española de hoy, esa que ya no es víctima del brutalismo ibérico, capaz de poner a caldo al machito de turno. Una mujer libre, sensible y liberada. Y de las que hoy, entre la gente joven, hay ya muchas en España. Representa un nuevo icono ibérico, un nuevo símbolo nacional. Es una cenicienta del siglo XXI que lanzó su zapato a la cabeza del principito, que era un capullo. Es la reina del extrarradio, de los centros comerciales, del hip-hop y de los tuning. Es el glamour de la periferia, trabajadora, joven, con estilo propio. Es poligonera, y capaz de comerse el mundo. Una chica que, con su osito de peluche, su chaquetita rosa y su mini, es hoy más atractiva que otra con su bolsito de marca y su abrigo de visón. 'La Juani es lo +', es una de las frases que utilizaremos en el lanzamiento del proyecto, y lo es".
Si antes, mucho antes, se buscaba una sociedad más justa e igualitaria, o un viaje cósmico sin moverse de una colina frente al mar, ahora se buscan otras cosas. Al menos los tuneros. Véase la muestra de un anuncio en revista especializada: "Buenas! pues yevo montado un ekipo de musika compuesto por un kit delantero de dos vias momo de 150rms, 4 6x9 alpine, el kit alimentado por una audio system y los 4 alpine por una etapa alpine f12, cable alimentacion 35mm etc bueno lo ke busko son dos subs de 15" no dire para spl, calidad ni boteyon solo me interesa ke me digais bajo el punto de vista de kada uno los mas cañeros y potentes para vosotros con una calidad media gracias y saludos! presupuesto 2 15" mas la etapa para moverlos 2.000€". Nadie se debería escandalizar por la jerga. Al fin y al cabo, desde La naranja mecánica hasta Star Trek hay jergas para todos los gustos.
El mundo de los diseños personales de los automóviles "trae consigo un enorme bagaje mental, artesanía mecánica, las connotaciones de la velocidad y el poder, y la ya mencionada mística que el submundo adolescente aporta al automóvil. Lo que tenemos aquí es algo como la escultura en tiempos de Benvenuto Cellini, cuando ésta estaba más relacionada con la religión y la arquitectura ( ). Se dice que los automóviles de Detroit son aerodinámicos, pero no lo son. Si no lo creen, suban a un avión y observen desde la altura los autos estacionados alrededor de los centros comerciales y, concediendo a la sustitución del color primario por el color pastel, ¿qué es lo que tenemos? Un cuadro de Mondrian. El principio Mondrian y sus bordes rectos son muy rígidos, muy apolíneos. El principio aerodinámico, que en realidad no tiene función alguna, que se curva, se dobla y fluye por puro placer, es muy libremente dionisíaco. Por motivos que huelga explicar, los muchachos prefieren lo dionisíaco. Y desde que Detroit se hizo de él, el principio dionisíaco ha quedado en manos de gentes del submundo adolescente". Así escribía el irreverente y provocador Tom Wolfe en 1965 sobre los autos pichicateados, término que se usaba en California para describir las modificaciones personales de los automóviles (El coqueto aerodinámico rocanrol color caramelo de ron, editado por Tusquets). El tuning, como todo, tenía precedentes.
Una parte del rodaje se realizó en Bonavista, un barrio a cuatro kilómetros del centro de Tarragona que se creó en los años sesenta. Una explanada y varios coches tuneados del Costa Dorada Tuning Club. Wolfe hablaba de "mística", y los propietarios de los coches que se exhiben en ese descampado, efectivamente, los tratan con un tono reverencial. Algunos vehículos están colocados encima de unas alfombras de pelo acrílico largo, como de un enorme cuarto de baño de película de Doris Day, y todos están más que dispuestos a limpiar la última mota de polvo que hubiera caído sobre las flamantes carrocerías. Estacionados como pasos de procesiones de Semana Santa, abiertos de par en par para que el visitante pueda comprobar el lujo de los acabados, todo respira idolatría. "Si tiene peluche, es que el dueño tiene novia", aclara uno de los presentes señalando un enorme oso rosa que reposa en el asiento trasero del coche. Altavoces fantásticos, pantallas de play-station en los respaldos de los asientos, depósitos de aire comprimido relucientes el delirio. "Es que esto del tuning es una cultura y aquí no se entiende", matiza otro tunero con el trapo de limpiar las motas de polvo al instante. Coches de serie en los que se ha invertido el doble o el triple de su precio para personalizarlos, para hacerlos únicos. Supongo que un buen psiquiatra podría hacer varios ensayos sobre lo que denotan los gustos personales de estos automovilistas, con sus bragas-tanga en el volante o la psicodelia de los capós, pero es probable que los tuneros puedan también hablar bastante de la decoración de los gabinetes de los psicoanalistas, con esas litografías impersonales y ese tufo de "se alquila apartamento amueblado".
Y si ellos anhelan mejorar los coches, ellas hacen lo propio con sus cuerpos. La Vane (Laya Martí), la íntima de Juani, su confidente, tiene una obsesión: aumentarse el pecho. Es el imperio de las formas. Bigas lo explica: "No, no creo que llegue a tanto, pero cuenta, no nos engañemos. Uno de mis ídolos es el Jandro, un campesino vecino que pasa siempre frente a mi casa sobre las 8.30. Va con una moto vieja, el casco estropeado, el cesto y este personaje al que adoro, un día lo veo pasar con una moto nueva. Al hablar con él de la nueva adquisición me sorprendió porque empezó a hacer un discurso estético sobre la moto. Jamás pensé que Jandro, con su caja de verduras atada con un pulpo detrás de su moto, se preocupara por su aspecto. Lo importante es desear lo que tienes. Ése es para mí uno de los secretos para sentirse bien que pueden ser lo más próximo a la felicidad. Vivimos en una sociedad que sólo busca el éxito. La Juani vive todos los problemas con los que se encuentra una chica de hoy que quiere triunfar y ser actriz. Hay que ser feliz en la cotidianidad. Éstos son los temas que quise tratar en la Juani. Creo que la medida del éxito es el éxito a tu medida, y todo lo demás está equivocado. Esto lo sufren más los hombres, que desde que somos pequeños nos inculcan que tenemos que ser los mejores, ganar mucho dinero, tenerla más grande y es una cabronada porque es algo que persigue a todos los tíos. Ahora también les pasa a las mujeres, lo cual es tremendo, porque yo creía que la gran suerte de la mujer es que, gracias a tener hijos y una serie de cosas, tiene una visión de la vida más real".
Probablemente uno de los pilares de la película sea su reparto, como lo fue en el caso de Jamón, jamón, con esa química especial y espléndida entre una joven Penélope Cruz y un avasallador Javier Bardem, una referencia que será constante cuando se estrene Yo soy la Juani. Gente joven, segura de sí, poligonera y deslenguada. Supongo que encontrar a los protagonistas fue complicado, ¿no?
"Necesitaba a una Juani de unos 18 años, y ni Consol Tura, directora del casting, ni yo encontrábamos actrices que dieran el perfil deseado del personaje. Con mis alumnos del TBL (Taller Bigas Luna) empezamos a hacer trabajos de campo sobre el mundo de la periferia. Investigábamos el mundo de las Juanis, y allí empezaron a salir documentos magníficos con muchas de ellas. Decidimos que lo mejor era buscarlas en su ambiente: discotecas, centros comerciales Hemos visto a casi 3.000 niñas. Ha sido una experiencia muy enriquecedora y un documento sociológico impresionante. Tardamos ocho meses y éramos un equipo de siete personas. La selección final de las 3.000 fue de 30. De ésas pasamos a cinco, y de éstas salió Juani, Verónica Echegui, que fue la número 651 del casting realizado en la Fnac del centro comercial Plaza Norte de Madrid, en San Sebastián de los Reyes. Con todo el material que tenemos de los casting me estoy planteando hacer una película documento. Es un retrato de la realidad social muy interesante. Recuerdo que un día hubo una chica que me puso la piel de gallina. A la pregunta de '¿Qué haces los sábados?' respondió: 'El sábado me voy a casa de mi madre. Mi abuela está muy mal, se hace las necesidades encima, y así ayudo a mi madre, que aprovecha ese día para salir. El día se me hace muy largo. Le leo el periódico, le cuento cosas y, si es necesario, la cambio. Cuando regresa mi madre, yo me maquillo, me pongo la minifalda y me voy a follar, que es lo que más me gusta'. Todos estábamos callados, sin hacer ningún comentario. Ella seguía mirando hacia la cámara y preguntó: '¿He terminado?'. Nos dio las gracias y se marchó".
Volvemos a la realidad del consultorio informático: "Juani, me quiero operar las tetas porque creo que a mi novio le gustan más grandes. ¿Qué me aconsejas?". Juani: "Mira, si tienes complejo y no te molan tus tetas, si lo pasas mal porque te cortan de hacer muchas cosas que te apetecen y tienes pasta, claro, me parece de puta madre que lo hagas. Pero si es tu pibe el que se está poniendo pesao, pídele tú también que se haga una él para alargarse el pito, a ver si le hace puta gracia. Si te pide que cambies algo que es tuyo, que te hace ser a ti así, tal y como eres, pa mí es que no te quiere. Porque no te está aceptando tal cual, no está pensando en que pidiéndote eso, te está haciendo sentir como una mierda y está siendo un puto egoísta. Y además, ¿le parece debuti que te hagas una operación que duele que te cagas? Porque meterse ahí unos kilos de algo que pesa no tiene que ser como ir al mercao y comprar naranjas, ¿sabes? Y que luego, como no estén bien puestas, se notan mazo, mira a la Obregón. Yo creo que hay que sentirse guay con lo que una tiene, que lo tuyo tiene que molarte a ti, no a los demás, y el que se quede contigo de verdá, lo hará porque le flipa lo que ve en ti y punto. Así que piénsate si ese pavo te quiere en serio".
La Juani lo tiene claro, al menos algunas cosas. Cajera de supermercado, amiga de una dependienta de hamburguesas, novia de un macarra que quiere montar su propio taller de tuning, el coche, una furgoneta destartalada o un desvencijado sofá en la trastienda de un taller como reductos del placer carnal; bailes raperos, canciones de hip-hop; padre en el paro y alcoholizado, madre frustrada porque no pudo seguir su auténtica vocación: cantar coplas, encuentros y desencuentros. Juani y su amiga deciden cortar por lo sano y marcharse a Madrid. Una quiere ser actriz y la otra quiere comerse el mundo de los famosos. Lo curioso es que el mundo del cine que tanto atrae a Juani es lamentable: productores fantasmas que se quedan traspuestos en plena entrevista, representantes o agentes más próximos al calvinismo que a la farándula ¿tan mal está la industria?
"Sin ironía no puedo ir a ningún lado. Me gusta ironizar sobre los personajes, y sobre todo si hago salir a alguien de la industria del cine, que conozco muy bien Pero yo no estoy desencantado del mundo que estamos viviendo, sino todo lo contrario. Yo creo que estamos viviendo una época en la que hay una auténtica revolución y en la que las nuevas tecnologías han hecho que hoy muchísima más gente pueda contar una película y que llegue a más gente en menos tiempo. Estamos viviendo una época esplendorosa de cambios, de transición, de formatos, de formas de ver una película. Hoy puedes ver una película por Internet, en un DVD, en una sala de cine, en un telefonito móvil y esto es impresionante".
Los cambios ya están aquí. "Juani, me llamo Yessi y soy de Lloret. Mi novio me pide que haga un trío con él y mi hermana, que dice que está más buena que yo. Dime, Juani, ¿que hago?".
"Mándale a tomar por culo. Un tío que es tu novio y te dice esto es un cabrón. Seguro que a ti montártelo con tu hermana no te apetece. No lo hagas y mándalo a por pipas, y búscate a otro chaval que te trate con más cariño". Así es la Juani: lo +.
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