Cómo parecer un imbécil
Fallados los premios Ig Nobel a los "logros que no deben reproducirse"
"La mayoría de los estudiantes de doctorado admiten incrementar la complejidad de su vocabulario para dar la impresión de inteligencia", escribía hace un año el psicólogo Daniel Oppenheimer en la revista Applied Cognitive Psychology. "Este trabajo investiga hasta qué punto esa estrategia es efectiva". Después de cinco experimentos en los que que el propio Oppenheimer manipulaba la complejidad de unos textos -alargando innecesariamente las palabras- y después pedía a varios profesores que evaluaran la inteligencia de los (inexistentes) alumnos, el autor encontró "una relación negativa entre la complejidad y la inteligencia percibida". Por tanto, usar palabras largas es una buena forma de parecer un imbécil.
El trabajo le ha valido a Oppenheimer uno de los premios Ig Nobel, los galardones a "trabajos que no pueden o no deben reproducirse", que concede desde 1991 la revista Annals of Improbable Research, relacionada con varias asociaciones de estudiantes de la Universidad de Harvard. Ig Nobel suena como la palabra inglesa ignoble (innoble). Los premios serán entregados esta noche en Harvard.
Los únicos españoles premiados han sido Antonio Mulet, José Javier Benedito y José Bon, de la Universidad de Valencia, por su trabajo Velocidad ultrasónica en el queso Cheddar afectado por la temperatura.
Wasmia Al-Houty, de la Universidad de Kuwait, y Faten Al-Mussalam, de la agencia ambiental del mismo país, han recibido el galardón en su modalidad de "nutrición" por la investigación Preferencias de boñiga en el escarabajo pelotero Scarabeus cristatus (Coleoptera-Scarabaeidae) de Kuwait, aparecido en el Journal of Arid Environments. Los convocantes destacan que los autores del trabajo "han demostrado que los escarabajos peloteros son unos melindrosos en materia de comida", lo que resultaba poco esperable, dado el menú.
El premio Ig Nobel de la paz ha recaído este año en Howard Stapleton y Merthyr Tydfil, de Gales, "por inventar un repelente electromecánico de adolescentes: un dispositivo que produce un ruido molesto diseñado para que sólo sea audible por los adolescentes, y no por los adultos". Los mismos inventores aplicaron posteriormente la misma tecnología para "hacer tonos de teléfono que son audibles por los adolescentes y no por sus profesores".
En el capítulo de acústica, un equipo encabezado por Lynn Halpern ha merecido la distinción por sus notables experimentos destinados a determinar "por qué a la gente no le gusta el sonido de las uñas rascando una pizarra". El trabajo se publicó en Perception and Psychophysics con el estimulante título "Psicoacústica de un sonido horrible".
Y uno de los platos fuertes es siempre el Ig Nobel de Matemáticas, que este año ha correspondido a Nic Svenson y Piers Barnes, de la Australian Commonwealth Scientific and Research Organization, "por calcular el número de fotografías que hay que tomar para estar (casi) seguro de que ningún miembro del grupo salga con los ojos cerrados".
El número, parece ser, depende de cuánta gente haya en el grupo.
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