'La mahoma' se cae de las fiestas de Moros y Cristianos
Las localidades valencianas suprimen de las celebraciones ciertos actos que pueden considerarse ofensivos para los musulmanes, como aquellos en los que hacían explotar la cabeza del profeta
La autocensura ha llegado a las fiestas de Moros y Cristianos. Estos desfiles tradicionales, que se celebran en casi 400 localidades españolas y evocan la reconquista cristiana, han decidido prescindir de aquellos actos o gestos que pudieran considerarse ofensivos para los creyentes de otra confesión que no sea la cristiana. La autocensura coincide con el malestar expresado por la comunidad musulmana a raíz de la publicación de unas caricaturas de Mahoma en la prensa internacional, las polémicas declaraciones del Papa o la suspensión en el teatro de la ópera de Berlín de la obra Idomeneo. Este fin de semana las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoi desfilarán por las calles de Nueva York. Las autoridades estadounidenses han pedido que sólo vayan los cristianos, al entender que un desfile de moros podría ofender y herir a las víctimas del terrorismo internacional.
Nueva York pide que sólo desfilen cristianos para no ofender a víctimas del terrorismo
San Jorge, patrón de las fiestas de Alcoi, mata a los moros, y no al dragón
En El Campello, las tropas mahometanas desembarcan para la conquista de la villa
La comunidad musulmana pretende que desaparezcan los actos ofensivos en las fiestas de Moros y Cristianos. Algunos imanes van más lejos y exigen que dejen de celebrarse, y las comparan con una hipotética conmemoración de la entrada de las tropas de Franco. Con este objetivo, los organizadores de las fiestas, que en algunas localidades se celebran desde hace más de siglo y medio, han ido suprimiendo los actos que pudieran herir la sensibilidad de los musulmanes. El nuevo planteamiento festero es mantener la tradición, pero respetando todas las creencias y sin necesidad de explotar con petardos la cabeza de un muñeco que simula a Mahoma o lanzarlo al vacío desde la almena del castillo. Este año se han enterrado en las fiestas los últimos actos que podían ser ofensivos para la figura del profeta de Alá.
Majed Khadem, de origen sirio, hace 30 años que llegó a España y unos 20 que fue por primera vez a Alcoi (Alicante) a ver las fiestas de Moros y Cristianos. "Tuve una sensación extraña, al ver tanto lujo en los trajes y la música", comenta, y recuerda que fue "una impresión agradable". Khadem es presidente de la comunidad islámica en Alicante y considera que estas fiestas "no hacen daño, son antiguas y tradicionales". En su opinión, la polémica que se ha generado por la supresión de algunos actos que atentaban contra la figura de Mahoma servirá para que en el futuro "llegue un punto en el que no haya ni vencedores ni vencidos".
Majed Khadem desvincula totalmente este tema del malestar de la comunidad musulmana por las declaraciones del Papa o por la publicación de unas viñetas del profeta. "Lo de las fiestas depende del pueblo y poco a poco las cosas cambiarán". En la actualidad, su única crítica se centra en el propio nombre de la fiesta: "Moros tiene un sentido despectivo, quizá sería mejor hablar de fiestas de árabes y cristianos".
El presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (Feeri), y a su vez imán de la Mezquita de la Unión de Málaga, Félix Herrero, va mucho más lejos y exige que se suspendan estas fiestas tradicionales al considerar que "no tienen cabida en la España democrática". Herrero se preguntó esta semana sobre la reacción que tendría la población si en determinadas ciudades se celebrara la entrada de las tropas de Franco "y el consiguiente castigo que se infligió a la población". Por eso, en "aras de la buena convivencia", pidió que se supriman y "desaparezcan" estas fiestas de conquista.
"Estas declaraciones son fruto del desconocimiento", sostiene Fernando Domene, vocal de Cultura en la Undef (Unión Nacional de Entidades Festeras), organización que representa a 62 localidades de Alicante, Valencia, Murcia y Albacete en las que se celebran Moros y Cristianos. "En realidad, es un acto de exaltación de la cultura árabe de la época en la que estuvieron aquí", comenta este experimentado festero, quien recuerda cómo desfilar en bando moro es "motivo de orgullo". El presidente de la Unión Nacional de Entidades Festeras (Undef), Francisco López, reconoce que no se ha marcado ninguna directriz concreta, aunque se recomienda que se suprima de las fiestas aquello que pueda "herir sensibilidades".
Las fiestas evocan los dos momentos cumbres de la convivencia entre árabes y cristianos en la Península. Primero se escenifica la victoria y conquista de las huestes de la media luna, y la fiesta concluye con la victoria del ejército cristiano, que vence a las tropas mahometanas.
Juan Antonio Roche, profesor de Sociología de la Cultura en la Universidad de Alicante y experto en fiestas y manifestaciones populares, considera que los detalles que se han suspendido "no afectan a la esencia de la fiesta". Y añade: "Me parece bien que no se maltrate a una cultura determinada".
Las fiestas están documentadas ya en la Edad Media, y en la Edad Moderna se extendían por casi toda la Península. En Lleida comenzaron en 1150 y en Alcoi en 1668. A principios del siglo XIX sufrieron una cierta decadencia, algunas se fusionaron con las fiestas patronales, pero en la zona del sur de Valencia y en todas las comarcas de Alicante se mantuvieron, y cada año han ido aumentando en espectacularidad y participación.
San Jorge, patrón de las fiestas de Alcoi, mata a los moros, y no al dragón. En esta localidad del norte de Alicante -cuyas fiestas se celebran el 23 de abril y son las más espectaculares y tradicionales, declaradas de interés turístico internacional- la escultura que cada año veneran los alcoyanos impresiona a cualquier musulmán que la contemple. Se trata de una gran imagen de San Jorge a caballo, lanzando flechas, y tres cuerpos malheridos y ensangrentados de guerreros musulmanes abatidos en el suelo. Desde hace unos años los organizadores de las fiestas han optado por colocar una gran cantidad de flores, claveles rojos y blancos, que tapen a los heridos y evitar así cualquier manifestación que les exija un cambio de escultura.
Adrián Espí, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Alicante y un ferviente festero alcoyano, dice que todo es "pura simbología, que no debe entenderse como ofensiva", explica el experto, que data en 1810 los primeros documentos donde se atestigua que la imagen del patrón "se hizo a imagen de lo ocurrido en nuestra ciudad", ya que los alcoyanos no se identificarían con la figura del dragón y preferirían algo más localista.
También en Alicante, los pueblos de la ribera del río Vinalopó celebran cada año sus fiestas de Moros y Cristianos. Allí los cristianos luchan contra la mahoma, un término que se usa para referirse a un muñeco de madera con la cabeza de cartón que se coloca en la almena del castillo y que es derrotado por los guerreros cristianos. La mahoma, que cada año terminaba con la cabeza hecha añicos al explotarle decenas de petardos en un acto con el que se conmemoraba la toma de la villa por parte de los cristianos, ha pasado a la historia. Se trata de una tradición muy arraigada, que empezó a modificarse a raíz del Concilio Vaticano II, cuando la Iglesia instó a eliminar de los festejos tradicionales cualquier acto de "afrenta" a comunidades religiosas minoritarias. "La mayoría de pueblos hace años que suprimieron estos actos", recuerda el festero Fernando Domene, quien explica que en alguna población la fiesta concluye incluso con la conversión del moro al cristianismo.
Sin embargo, todavía quedaban algunos municipios en los que se mantenían algunos gestos que podían herir la sensibilidad de los creyentes musulmanes. Este es el caso de Beneixama (Alicante), un pueblo de 1.800 habitantes que celebra sus fiestas cada mes de septiembre, y en el que este año han evitado hacer explotar un muñeco musulmán tras la toma del castillo para evitar "herir las sensibilidades" de los musulmanes. Su alcalde, Antonio Valdés, quita importancia al tema y considera que el acto "no era representativo, ni importante". Valdés reconoce, tras la supresión de este acto en las últimas fiestas, que "la mayoría de gente no se ha dado cuenta, y en pocos años se olvidará del todo". La decisión fue adoptada por la Junta de Fiestas unánimemente, y una vez aplicada "mucha gente no se ha dado cuenta", matiza.
En agosto de 2002, en la población valenciana de Ontinyent, una comparsa de moros desfiló sobre una alfombra que contenía versículos del Corán. Aquello causó un gran revuelo y enseguida pidieron disculpas. Fue el primer síntoma que advertía de que algunos actos de estas fiestas podían ser ofensivos. Cada año, del 2 al 5 de febrero, en la localidad valenciana de Bocairent, un muñeco de madera y cartón, llamado popularmente la mahoma, era lanzado desde lo alto del castillo y tras el aplauso jubiloso del público su cabeza estallaba en mil pedazos llena de petardos. Sin embargo, en esta edición acordaron lanzar el muñeco pero que no explotara. Para la próxima edición la comisión de fiestas discute incluso si utilizar un muñeco distinto con un nombre diferente. El sociólogo Juan Antonio Roche considera que la fiesta debe prescindir de lo que no sea esencial.
En otras poblaciones, a Mahoma los cristianos lo veneran como un santo. Cada año, Biar cede la figura de Mahoma a Villena, una localidad próxima en la misma comarca, para que la cuiden y respeten. "Se viene haciendo desde 1838 como mínimo, y demuestra el respeto que los festeros tenemos hacia el profeta". El calendario de fiestas de Moros y Cristianos es continuo. Este fin de semana en Crevillent se celebrará la entrada mora y el lunes concluirán las fiestas con el alardo, o guerra de arcabucería. También se celebrarán desfiles en Callosa d'En Sarrià. En El Campello celebran del 12 al 15 de octubre unas fiestas características porque las tropas mahometanas desembarcan en el puerto para la conquista de la villa cristiana.
Es evidente, pues, que las ancestrales fiestas de Moros y Cristianos empiezan a evolucionar o cambiar, pero el veto a la participación de la mujer en igualdad de condiciones persiste en las de Alcoi, auténtico epicentro de este tipo de celebraciones. Allí, la batalla se mantiene y, basándose en la tradición, los festeros se niegan a que las mujeres participen en las fiestas con los mismos derechos que los hombres. Recientemente, la Audiencia de Alicante dio la razón a tres mujeres cuyo ingreso a la filà Navarros fue denegado el 20 de noviembre de 2004. La sentencia de la sección 8ª de la Audiencia es consecuencia de la demanda presentada por Gemma Ballester, Montserrat Martínez y Susana Angulo, y revoca otra de un juzgado de Alcoi, favorable a la filà Navarros. Por otra parte, la hija de siete años del fester Andrés Bernabeu, de Alcoi, también fue excluida por su sexo de la elección de Sant Jordiet 2007. Su candidatura no estaba entre las 12 que aceptó la Associació de Sant Jordi para elegir al niño que representará al patrón de la ciudad en las fiestas.
Todos quieren ser moros
Vestirse o disfrazarse de moro en las fiestas está mejor visto y considerado que ir de cristiano. De hecho, en Alcoi las tropas ficticias de la media luna que participan en los desfiles son más numerosas que las cristianas. "Salir de moro es un motivo de orgullo", reconoce Fernando Domene, vocal de Cultura de la Undef, que considera que estas fiestas son un motivo de exaltación de la cultura árabe y de todo lo que significaron aquellos siglos de convivencia entre culturas.
En buena medida, todos quieren ser moros. Las comparsas o filaes son las asociaciones festeras que hacen posible cada año los desfiles, que en cada localidad presentan una particularidad y responden a una tradición determinada.
Siempre hay dos bandos, uno moro y otro cristiano, con varias comparsas, que se enfrentan en batallas de arcabucería y recuperan unos parlamentos en los que los embajadores de cada bando intentan convencer al adversario para que se rinda pacíficamente. Al no lograrlo, acaban siempre en batalla. La pertenencia a una determinada filà, que es como se llama en Alcoi, está relacionada por la amistad y en ocasiones con la posición económica, ya que determinadas comparsas reúnen a gente de un mayor poder adquisitivo y otras a trabajadores.
En sus orígenes ciertas comparsas mantenían una relación gremial y en función de la actividad laboral que uno desempeñaba se apuntaba a una filà determinada. Para poder hacer frente al gasto que supone participar de estas fiestas, que en algunos casos puede superar los 6.000 euros (en participación, trajes, música y comidas oficiales), los alcoyanos hacen un "montepío".
Cada semana o cada mes se reúnen en el local social y aportan una cantidad de la que dispondrán para las fiestas. Los nombres cambian en función de cada ciudad. Los más frecuentes son almogávares, cruzados, navarros o andaluces en el bando cristiano, y magenta, judíos o bereberes, en el bando moro.
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