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Reportaje:

Mayores en rodaje

Una veintena de septuagenarios de San Fernando de Henares se lanza a filmar un corto tras un curso de cine

Nunca es tarde para triunfar. Centenares de personas de todas las edades ovacionaron el martes la proyección de Ironías de la vida, un corto creado, rodado y filmado íntegramente por 19 personas de elevada edad sin previa experiencia cinematográfica. Los mayores pertenecen al Centro Gloria Fuertes, de San Fernando de Henares. El salón de actos del espacio municipal Federico García Lorca fue testigo del aclamado estreno.

El cortometraje fue filmado con una cámara digital "semiprofesional", explica uno de los mayores que ha participado en el rodaje. La obra versa sobre una pareja de personas de edad, Gumersindo y Pascuala sin hijos que, anhelantes de la compañía de un niño, deciden hacerse con un bebé que arrebatan con ciertas artes a su madre en un centro comercial: tras numerosas peripecias, Pascuala huye con él envuelto en una mantita y toma un taxi. El taxista le pide permiso para aplicar el aire acondicionado. Entonces, el bebé se resfría. Al conductor le resulta familiar la manta y, sobre todo, la forma de constiparse del niño, que resulta ser hijo de su esposa. De este modo, el bebé vuelve al regazo materno.

Miguel Castro, de 76 años, y Mercedes Miranda, de 75, interpretan la historia
Gumersindo y Pascuala añoraban un bebé e intentan, sin éxito, raptar un niño

Miguel Castro, madrileño, de 76 años y mecánico jubilado de en Enasa, es el protagonista masculino Gumersindo. Explica cómo llegó a protagonizar el cortometraje: "Verá, yo estaba muy unido a mi esposa, Araceli; siempre salíamos juntos, todo lo hacíamos en compañía el uno del otro... Ella murió hace dos años y medio... Entonces, me encerré en casa, me negué a salir más. Mi hija me insistía: 'Papá, tienes que salir a la calle', me decía. '¿Para qué?', le respondía yo. Ya no tengo interés por nada".

Sin Araceli, Miguel había perdido el entusiasmo por la vida. "Hasta que, un día, decidí acudir a los cursos culturales del centro de mayores. Se planteó un taller de cine y me apunté. Poco a poco, recobré la ilusión... Y ahí comenzó todo", cuenta.

Durante cuatro días de julio, el equipo de mayores rodó los exteriores del cortometraje en parques de San Fernando y en un centro comercial y los interiores, en el propio centro de mayores donde una veintena de ellos participaba en un taller trimestral sobre cine impartido por Juan Carlos Gómez. Este entusiasta cinéfilo, de 24 años, logró contagiar con su emoción a las personas de edad, como Miguel.

Los mayores se tomaron bien en serio sus lecciones. Tanto, que se pusieron manos a la obra: improvisaron un estudio en su propio centro y no se arredraron a la hora de tomar la cámara digital y rodar, en color, las escenas del corto, de unos doce minutos de duración, que incluye, además, una carrera en taxi. Hasta los títulos de crédito, donde figuran cuantos han participado, los ha realizado un mayor, Félix, que ha puesto sus mejores habilidades al servicio de la tarea común.

El filme acaba bien -"el bebé era un muñeco", precisa Mercedes Miranda, Pascuala, de 75 años, emocionada por una experiencia que califica de "maravillosa". La dirección ha sido de Agapito Aguilar, de 73 años, autor asimismo del guión. Ajustador matricero (tornero) de profesión, está jubilado, pero tiene marcha: "Todo ha sido fantástico; nuestro profesor Juan Carlos nos ha enseñado a saber en qué consiste el cine y en cómo llevarlo a la práctica". Y añade: "Creo que son hasta 27 tareas distintas las que juegan en un filme grande y nosotros, que nos sentimos orgullosos de ello, hemos sabido coordinarlas en pequeño con un equipo de 19 personas, mayores de más de 60 y menores de 80". Hace una mención: "Ha sido muy de agradecer el apoyo que nos ha brindado un grupo de ocho jóvenes, que ha ayudado mucho".

Pero lo gordo de la filmación, se sabe en San Fernando de Henares, ha sido cosa de los mayores. Por ello ahora, cuando alguno pasea por la calle, es saludado, incluso muy felicitado por haber participado en la filmación.

-¿Cuándo Agapito decía ¡Acción!, le obedecían?

-Naturalmente, acción y corten eran palabras sagradas, sonríe mientras responde a la pregunta del periodista. Agapito se frota el mentón cuando se le pregunta si se haría director de cine en caso de volver a nacer.

-"Quién sabe. La verdad es que me lo pensaría porque es tan complicado el cine... Pero es tan bello, que lo entiendo como un desafío yo soy de los que responde a los retos".

Para el flamante director-guinista, "lo más difícil ha sido ordenar todo ese jaleo de personas, máquinas, posiciones, descubrir la importancia del emplazamiento de las cámaras, mover a los actores, conservar elementos del plano anterior...". En cuanto al título del cortometraje, Ironías de la vida, Agapito es rotundo: "Se llama así precisamente por eso, porque un ideal mantenido siempre, llega un momento en que deja de tener sentido y es preciso buscar otro que dé una orientación nueva a nuestras vidas". Ahora Agapito ha comenzado a escribir otro guión para un documental sobre las actividades del Gloria Fuertes para exhibirlo por otros centros de mayores.

Miguel Castro saca sus conclusiones: "Para mí, la lección aprendida es que no basta con la petanca y la rana: los mayores, para no caer en el aislamiento y la soledad, hemos de recobrar el entusiasmo y probar que somos capaces de hacer bien lo que nos proponemos; por eso recomiendo a todos una experienciaasí".

La Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de San Fernando de Henares, que dirige Mercedes Varas, impulsa los talleres donde ha debutado el Equipo Mayor, como ya se le llaman en la villa fernandina.

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