Dominique Strauss-Kahn
Un socialdemócrata kennediano con fama de buen gestor
A sus 57 años, este abogado corpulento, de facciones poderosas y que todavía transmite un cierto aire kennediano, tiene la desfachatez de definirse como socialdemócrata, un calificativo que en la izquierda francesa puede acarrear la excomunión. Conocido popularmente como DSK, casado con la periodista Anne Sinclair, todos los sondeos le colocan en segunda posición, detrás de Ségolène Royal, pero hasta ahora no ha conseguido reducir distancias de forma significativa con la favorita, que le sigue doblando en popularidad.
Se labró fama de buen gestor y mejor administrador como ministro de Economía en el Gobierno de Lionel Jospin. Bajó el desempleo y creció el PIB, aunque sus detractores insisten en que simplemente se subió a la ola de un ciclo virtuoso. Al contrario que otros de los elefantes del PS, que se llenaron la boca con todo tipo de comentarios machistas y despreciativos cuando la figura de Royal empezó a emerger, Strauss-Kahn siempre ha mantenido una corrección exquisita. Sin embargo, en un momento dado pareció destinado a convertirse en el aglutinador de la ofensiva antisegolenista articulada por Jospin.
Pero Jospin no estaba dispuesto a ceder el protagonismo y le pidió abiertamente que se retirara de la carrera. Strauss-Kahn se desmarcó completamente del antiguo primer ministro, al que incluso tildó de personaje "del pasado", marcando entonces un punto de inflexión que desembocó en la renuncia de Jospin. Muchos están de acuerdo, especialmente en el campo de Royal, en que DSK sería un excelente primer ministro.
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