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El primer ministro húngaro se someterá a un voto de confianza

La oposición exige la dimisión de Gyurcsany tras su derrota electoral

Cecilia Jan

Un día después de sufrir un fuerte varapalo en las elecciones locales de Hungría por el reconocimiento de sus mentiras sobre la economía, el primer ministro, Ferenc Gyurcsany, anunció ayer que se someterá el viernes a un voto de confianza en el Parlamento, donde su coalición socialista-liberal tiene 210 escaños de 386. El voto sigue a un duro discurso del presidente de la República, el independiente conservador Laszlo Solyom, que pidió a los parlamentarios que restablecieran la "confianza en la democracia".

Es la primera vez que se utiliza este instrumento en los 16 años de democracia desde la caída del régimen comunista. Según una fuente del Ejecutivo citada por Reuters, Gyurcsany se ha asegurado ya el respaldo de la dirección socialista y de su socio, el pequeño partido liberal. "Durante las consultas en la pasada noche y hoy, el primer ministro se aseguró el apoyo de la coalición de partidos, y este voto será para lograr una confirmación del respaldo a su programa económico y a él como persona".

Gyurcsany pretende neutralizar así las peticiones de dimisión del conservador Viktor Orban, el líder del principal partido de la oposición, Fidesz, que ayer amenazó con convocar una gran manifestación ante el Parlamento el viernes si para las 13.00 del jueves la coalición no ha destituido al primer ministro.

Kristian Szabados, director del centro de análisis Political Capital, augura un otoño y un invierno calientes, con más protestas, a las que se sumarán los grupos afectados por los recortes del Gobierno.

Desde la filtración de una cinta hace dos semanas en la que Gyurcsany reconocía haber mentido sobre las finanzas húngaras para ganar la reelección en abril, y las protestas y disturbios que la siguieron, socialistas y liberales han reiterado su apoyo al primer ministro. Pero los resultados, peores de lo esperado en unos comicios que Orban planteó como un plebiscito, pueden volver a despertar las rencillas internas entre los socialistas, o provocar la retirada del apoyo de los liberales, que ya forzaron la marcha del socialista Peter Medgyessy en 2004, a mediados de mandato, sustituido precisamente por Gyurcsany.

Muchos analistas consideran que el presidente conservador se extralimitó, el domingo, en sus atribuciones constitucionales al demandar en su insólita intervención "restablecer la confianza en la democracia". Viktor Orban calificó la moción de confianza de "mentira lamentable", e indicó que "el verdadero voto de confianza" ya se produjo el domingo en las urnas de las elecciones municipales.

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La popularidad del multimillonario de 45 años ya había caído con medidas como la subida del IVA, encaminadas a rebajar un déficit público del 10,1% del Producto interior bruto en 2006, el mayor de la UE, aunque la Comisión Europea y los inversores internacionales las respaldan.

Los votantes infligieron un duro castigo a la izquierda, que sólo ha logrado conservar la alcaldía y la asamblea provincial de Budapest, tradicional bastión liberal. En las otras 19 asambleas provinciales, la derecha logró la mayoría en todas menos en una, donde hubo empate, dando la vuelta a los resultados de 2002. Fidesz, que obtuvo el 52,62% del total de los votos emitidos, frente al 37,73% que obtuvo la coalición gobernante, también ganó en 16 de las 23 localidades con estatuto de ciudad, en una consulta con una participación récord del 53,12%.

Ferenc Gyurcsany, en la rueda de prensa celebrada ayer.
Ferenc Gyurcsany, en la rueda de prensa celebrada ayer.EFE

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Sobre la firma

Cecilia Jan
Periodista de EL PAÍS desde 2004, ahora en Planeta Futuro. Ha trabajado en Internacional, Portada, Sociedad y Edición, y escrito de literatura infantil y juvenil. Creó el blog De Mamas & De Papas (M&P) y es autora de 'Cosas que nadie te contó antes de tener hijos' (Planeta). Licenciada en Derecho y Empresariales y máster UAM/EL PAÍS.

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