Compromiso por el desarrollo internacional
Las empresas del Pacto Mundial comparten en Barcelona sus estrategias para combatir la pobreza
La erradicación de la pobreza sigue siendo la asignatura pendiente de la humanidad. Aunque durante los últimos 50 años los países más desarrollados han asegurado una y otra vez que se trata de un problema con solución, lo cierto es que en pleno siglo XXI el 40% de la población mundial vive en un nivel de pobreza que amenaza su propia supervivencia. El colectivo de ONG estima que uno de cada cinco habitantes sobrevive con menos de un dólar al día (0,79 euros).
Para tratar de combatir esta realidad desde el ámbito empresarial, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, impulsó en enero de 1999 el llamado Pacto Mundial, cuyo objetivo es conseguir que la Responsabilidad Social (RS) forme parte del ADN de las empresas. A lo largo de estos siete años, este acuerdo ha creado redes locales por todo el mundo, a través de las cuales promueve 10 principios esenciales para contribuir al desarrollo de las economías más pobres, como la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o la lucha contra la corrupción en todas sus formas.
Pajín afirma que "la inmigración puede convertirse en una oportunidad de desarrollo tanto para los países de origen como de recepción"
Por segundo año consecutivo, la delegación de apoyo al Pacto Mundial en Barcelona, liderada por la Fundación Fórum Universal de las Culturas, convocó la reunión anual de estas redes, que en tan sólo 12 meses han pasado de ser 39 a 63, según los datos facilitados por su directora, Mireia Bèlil.
Entre los temas debatidos por los 175 delegados de empresas, consultoras y organismos públicos reunidos en Barcelona, destacó el de la inmigración. En opinión de Leire Pajín, secretaria de Estado de Cooperación Internacional, "la inmigración puede convertirse en una oportunidad de desarrollo tanto para los países de origen como de recepción". Sin embargo, "todavía queda muchísimo por hacer".
Entre otras iniciativas, gracias a la alianza público-privada, se están poniendo en marcha proyectos piloto para que los inmigrantes de Senegal y Ecuador instalados en España puedan invertir parte de sus remesas en el tejido productivo de sus países, explica Pajín. Para ello, las entidades financieras están abaratando los costes de envío de estos pagos transnacionales, que en algunas economías suponen entre el 6% y el 15% del producto interior bruto (PIB).
Una de las empresas españolas más comprometidas con el Pacto Mundial es la entidad financiera Grupo Santander, que cuenta con un presupuesto de RS de unos 92 millones de euros. Borja Baselga, director de este departamento, explica que las comisiones que cobran (el 3,79%) a los inmigrantes por enviar dinero a sus países de origen son "muy favorables". Lo cierto es que según un estudio de Remesas.org son las más bajas del mercado, que pueden alcanzar hasta el 22,9%. El Grupo Santander, por otra parte, también concede becas de estudio en más de 500 universidades, sobre todo en Latinoamérica, para formar a jóvenes sin recursos pero con talento.
En África, por otra parte, están apareciendo las primeras redes del Pacto Mundial. Rosario Fundanga, de Zambia, explica que las empresas públicas de su país están en pleno proceso de privatización y que gracias al apoyo de estas redes están profesionalizando el proceso. Daisy Kambolone, de Malawi, destaca los avances que se están consiguiendo para frenar los casos de corrupción. Lo cierto es que esta joven iniciativa de RS está reportando lentos pero progresivos beneficios para las 4.500 empresas asociadas, presentes en 80 países de todo el planeta.
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