El misterio del candidato
Se busca candidato socialista que arrebate a Alberto Ruiz- Gallardón la alcaldía de Madrid (si ya no está designado in péctore, como aseguran los enterados). El fantasma de Maquiavelo, con una rosa en el puño, sobrevuela por Ferraz. En los mentideros se sugieren nombres que son globos sonda o simples desatinos.
Algún que otro papable no duda en dejar caer su disposición absoluta a aceptar la dulce y onerosa carga. Todo por la patria.
Otros desmienten o se hacen los suecos. Es seguro que hoy, Día de la Bicicleta, algunos recorrerán la ciudad con las manos en el manillar en busca de fotógrafos, luz y taquígrafos. El sillín es una poltrona ergonómica, una metáfora del poder y la escalada. Madrid bien vale dos pedales, o más.
El misterio del candidato: ¿será una rosa o será un clavel? Hay apuestas para todos los gustos; incluso se hacen porras al modo futbolístico.
El alcalde de la capital de España es más conocido que muchos ministros. Eso ha ocurrido siempre. En la actual coyuntura, muchos ciudadanos observan con atención la enigmática estrategia que se lleva a cabo en los cenáculos socialistas. Puede que tengan grandes dudas en la cabeza, o demasiados candidatos, o, acaso, un as en la manga, lo que les permite jugar al escondite con sus rivales.
¿Quién es ese/a as de oros? ¿Qué sexo tiene? ¿Es joven? ¿Alguien conocido/a? ¿Gestor/a? ¿Intelectual? ¿Peso pesado/a? ¿Un viejo zorro/a con más de 60 años y ajeno/a al aparato del partido? ¿Un independiente de prestigio que no asuste al derecho/a ni al izquierdo/a?
Un taxista ilustrado me lanzó ayer esta sugerente teoría: "Mire usted, le digo yo que el candidato será mayor de 55 años. El gran muñidor de la cosa es José Blanco, cuyo estilo recuerda mucho la diplomacia vaticana. La Iglesia lleva más de 2.000 años mandada por los viejos, y ahí está, más fuerte que muchas multinacionales. Blanco, que es gallego, recuerda bien la lección de Enrique Tierno Galván. Lo malo es que los viejos no se dejan manejar por el aparato".
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