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CÁMARA OCULTA
Columna
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Elías, vida mía

Era un chiste tonto que circulaba cuando Carlos Saura dirigía Elisa, vida mía, la novena película que le producía Elías Querejeta; luego hicieron varias más. Era una conjunción perfecta la de Saura director y Querejeta productor: juntos cambiaron la faz del cine español y ganaron numerosos premios en festivales internacionales. Luego, han seguido triunfando por separado.

A Elías Querejeta le llaman "El Productor" con mayúsculas, significando que es el genuino, o seguramente el mejor, a mucha distancia de cualquier otro. Su labor ha sido y es, efectivamente, la de un productor atípico en el cine español, empeñado contra viento y marea en hacer películas innovadoras, arriesgadas, siempre enfadado con ministerios y censores, descubridor de talentos e impulsor de valores reconocidos, pero ante todo es un hombre con una peculiar forma de hacer y de batallar que le ha dado leyenda de personaje irrepetible. De él se dice que es astuto, taimado, conspirador y en ocasiones hasta dictatorial o caprichoso... Con ocasión de la entrega de la Medalla de Oro que le ofreció la Academia de Cine en 1998, el director Fernando Méndez-Leite soltó sorpresivamente una sarta de improperios sobre Querejeta, y cuando todos creíamos que El Productor iba a enfadarse, le vimos reírse, feliz de oír en directo lo que él sabía se cotorreaba a sus espaldas.

Hace dos años, cuando el canal TCM se propuso hacer un documental sobre su obra, Querejeta no dudó en que fuera Méndez-Leite quien lo dirigiera. Ese documental, que precisamente se titula El Productor, se vio ayer en el Festival de San Sebastián.

A lo largo de los múltiples retoques de las leyes de protección al cine siempre se ha supuesto, fuera o no verdad, que Querejeta estaba en la sombra, dirigiendo con una batuta invisible los designios del Gobierno. Ahora, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, ha prometido una nueva ley para esta legislatura, y no se sabe si Querejeta también ha intervenido en ella; en cualquier caso, seguro que han oído su opinión. La ministra parecía optimista al hacer tal anuncio en San Sebastián, pero la Fapae, la federación de productores, no se mostraba tan satisfecha en la rueda de prensa que convocó a continuación: para ellos, el proyecto de la ministra es insuficiente, porque creen que no basta con acuerdos con Cultura, sino que debe contarse igualmente con los ministerios de Economía, Hacienda e Industria. El cine no es sólo arte, dicen, sino también comercio.

Mientras se debate la cuestión, a Querejeta se le ve en el festival paseando con su eterno aire misterioso y frágil, fingiéndose despistado, pero incansable en su lucha, ahora en defensa del nuevo documental que ha producido. Seguramente le habrán reconfortado las declaraciones de la presidenta del jurado, Jeanne Moreau: "Al final, la minoría siempre acaba teniendo razón".

Isabel Mestres y Geraldine Chaplin, en una imagen de <i>Elisa, vida mía.</i>
Isabel Mestres y Geraldine Chaplin, en una imagen de Elisa, vida mía.
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