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Europa y el islam

Merkel condena la autocensura por miedo

La canciller alemana se opone a la suspensión de una ópera de Mozart por amenazas de integristas

La canciller alemana, Angela Merkel, criticó ayer la decisión de la Ópera Alemana de Berlín de suspender la representación de Idomeneo, de Mozart, por miedo a la reacción de los musulmanes. "La autocensura por miedo es insoportable", declaró Merkel al periódico Neue Presse, de Hannover. "Tenemos que tener cuidado de no retroceder cada vez más por miedo a los radicales violentos", añadió. La suspensión de la representación de la ópera Idomeneo, de Mozart, en la que se exhiben las cabezas ensangrentadas de Mahoma, Jesucristo, Buda y Poseidón, fue criticada por políticos de todos los partidos alemanes. Es la tercera vez -tras el conflicto surgido tras la publicación de caricaturas sobre Mahoma en un periódico danés y las críticas a un discurso del Papa en la Universidad de Ratisbona- que una manifestación cultural o social de Occidente provoca el enfrentamiento entre el respeto al islam que exigen los musulmanes y la libertad de expresión que defienden las sociedades occidentales.

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La ópera berlinesa aseguraba tener motivos para temer por los artistas y el público, aunque no había recibido amenazas concretas. Esta puesta en escena de Idomeneo se estrenó en 2003 sin que se produjera protesta alguna. Uno de los que la vieron entonces fue el actual ministro del Interior, Wolfgang Schäuble, que considera "inaceptable" la suspensión.

"Con la libertad de prensa y la libertad de expresión artística pasa como con la prohibición de la tortura: no se debe empezar. Las libertades hay que defenderlas", declaró ayer el ministro, y añadió sobre el caso concreto de Idomeneo: "Si a alguien no le gusta la ópera, que la abuchee".

La polémica sobre la autocensura de la ópera no pudo ser más oportuna. Ayer se inauguró en Berlín la Conferencia Alemana sobre el Islam, un intento de llegar a un acuerdo entre la sociedad alemana y los musulmanes que viven en el país sobre la aceptación y respeto de las bases políticas, sociales y religiosas para la convivencia. La conferencia, en la que participan 15 representantes del Estado y 15 de la comunidad musulmana, durará varios años y prevé reuniones cada seis meses para evaluar los logros de los grupos de trabajo que se establecieron ayer para debatir sobre la construcción de mezquitas, la enseñanza del islam en las escuelas o la igualdad de sexos.

Antes de la inauguración de la conferencia, Schäuble expresó lo que espera de ella en un extenso artículo publicado ayer por el Frankfurter Allgemeine Zeitung. En el artículo llamó a los musulmanes a sentirse "musulmanes alemanes" y destacó las ventajas que éstos aportan a la sociedad alemana, algo que en Alemania tiende a desaparecer: "La importancia de la familia, el respeto a los mayores, una conciencia y un orgullo con respecto a la propia historia, cultura, religión, tradición, la vida diaria de la propia convicción religiosa". Schäuble aboga por una intervención del Estado en la formación de los imanes y porque en las mezquitas alemanas se predique en alemán.

En Alemania viven 3,2 millones de personas de cultura islámica, la mayoría turcos, aunque no todos practican la religión. Ante la inexistencia de un único representante, el Ministerio del Interior invitó a la conferencia a los dirigentes de las cinco asociaciones existentes, que compiten entre ellas por erigirse en autoridad islámica ante la sociedad a pesar de que sólo representan a entre el 10% y el 15% de los musulmanes residentes en Alemania, así como a representantes de los musulmanes no practicantes.

El criterio de selección fue objeto de discrepancias desde antes de comenzar la conferencia. "Es como si invitaran a ateos para hablar sobre el cristianismo", declaró el director del Archivo del Islam, Mohammed Salim Abdallah. "¿Cómo van a participar los que dicen que no practican ninguna religión?", se preguntaba el martes el presidente del Consejo Central de los Musulmanes, Ayyub Axel Köhler, en una reunión con la asociación de corresponsales extranjeros, informa Sandra Ellegiers.

Al término de la inauguración de la conferencia, que los participantes calificaron satisfechos de "día histórico" y de "punto de inflexión", Schäuble anunció que todos estuvieron de acuerdo en que la suspensión de la ópera fue un error. Los 30 participantes pidieron al unísono que Idomeneo se represente y se comprometieron a asistir a verla juntos.

Escenas del ensayo de <i>Idomeneo</i>: a la izquierda, la cabeza de Jesucristo; a la derecha, las de Mahoma y Buda.
Escenas del ensayo de Idomeneo: a la izquierda, la cabeza de Jesucristo; a la derecha, las de Mahoma y Buda.EFE

"El Estado debe implicarse y hacer preguntas"

La socióloga y novelista alemana de origen turco Necla Kelek considera que los Estados europeos deberían controlar más a la comunidad musulmana e involucrarse en la interpretación del islam que se está propagando en su país. "Hasta ahora no había ningún tipo de control, cada uno podía definir el islam como quería. Por ejemplo, no hay ninguna institución que diga que las niñas de seis años tienen que llevar pañuelo en la cabeza, no está escrito en ningún sitio. El Estado tiene que exigir: 'Si pretendéis eso, tenéis que fundamentarlo, ¿dónde está escrito?", declara Kelek, nacida en Estambul en 1957 y residente en Alemania desde los 11 años.

La publicación de la novela de Necla Kelek La novia extraña, sobre las niñas de origen turco que son forzadas por sus familias a casarse con desconocidos provocó en Alemania un intenso debate sobre la sociedad paralela en la que viven los turcos, la comunidad extranjera más numerosa del país. Según Kelek, el error de Alemania durante décadas ha sido "no comprobar qué es religión, qué es cultura y qué no es más que la interpretación de una determinada asociación de musulmanes". "El Estado se tiene que ocupar e implicarse, hacer preguntas y crear un marco propicio para la discusión común", declaró la escritora.

Tras la inauguración de la conferencia religiosa, Kelek destacó: "Es la primera vez que a los no practicantes se nos da la oportunidad de hablar". "Cada uno de los que estaban en la mesa parecía tener una lectura de la Constitución alemana y sin embargo todos decíamos atenernos a ella", añadió. Al comienzo de la sesión de ayer, que duró tres horas, hubo armonía, aseguró Kelek. "Pero después se puso bastante tirante. Había dos grandes grupos: los musulmanes no practicantes, y los practicantes".

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