Familia, pinturas y 'botellón'
Los universitarios galardonados con el premio extraordinario de carrera explican el secreto de su éxito
¿Qué influye en el rendimiento académico de un estudiante? Algunos de los mejores, premios extraordinarios de carrera de la Generalitat, dieron ayer su opinión. En el caso de Ana María y María Pilar Silvestre Albero, trillizas, de 23 años, licenciadas en Químicas y en Matemáticas, con expedientes cercanos al 10, la respuesta fue "el entorno". Pero el término se podría traducir por el de familia.
Su hermano mayor, químico, también fue premio extraordinario hace seis años. Su hermana, la tercera trilliza, estudió Magisterio, pero enseguida descubrió que su verdadera vocación era otra, y se hizo monja de clausura. Su madre, Presen Albero, maestra de 54 años, acabó la carrera a los 40. Su padre, Joaquín Silvestre, maestro, dice que en casa siempre ha leído libros de historia, resuelto problemas de matemáticas, y que esas cosas "los niños las imitan".
Es posible que en el éxito académico de los Silvestre Albero hayan intervenido factores genéticos. Su madre cree, sin embargo, que la clave fue "la dedicación" -la familia se trasladó desde Banyeres de Mariola, cerca de Alcoi, a Alicante, para que los hijos tuvieran más a mano la universidad- y el haber inculcado en los hijos "el espíritu del esfuerzo". "Yo creo", añade, "que hoy se fracasa porque los niños tienen las cosas antes de pedirlas".
Borja Franco, 24 años, licenciado en Historia del Arte con un expediente similar al de las anteriores, cree que en su caso influyó el grupo de amigos. "Puede sonar un poco freaky, pero es así. Nos vamos de viaje y discutimos sobre los edificios que vemos. Estamos de fiesta una noche y al día siguiente visitamos un museo. O un día de botellón hablamos de pintura, de filosofía, de literatura, todo eso".
La entrega de premios de ayer, en la sede de la Biblioteca Valenciana del monasterio de Sant Miquel dels Reis, tuvo una novedad: De los 23 premios, sólo 10 fueron para mujeres, lo que supone romper una tradición que parecía consolidada. Seis fueron para estudiantes de la Universitat de València; cinco, para la Politécnica; cuatro, para la de Alicante; y dos para la Jaume I de Castellón, la Miguel Hernández de Elche, la Cardenal Herrera CEU y la Católica de Valencia.
Lo que permaneció invariable fueron las consideraciones sobre el futuro profesional que espera a buena parte de los galardonados. Ruth Lavale, licenciada en Filología Hispánica, y Javier Parra, en Historia, lo veían "negro". Borja Franco se confortaba: "Para estudiar algo que no me gusta y terminar trabajando de algo que no me gusta, prefiero estudiar algo que me gusta. Y luego, si no encuentro trabajo, por lo menos he sido feliz cinco años".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.