El Príncipe de los Halcones
Shinzo Abe, el futuro primer ministro de Japón, pertenece a una larga dinastía política nacionalista y conservadora
Shinzo Abe se convertirá el próximo día 26, cuando sea elegido por el Parlamento como sustituto de Junichiro Koizumi, en el primer jefe de Gobierno de Japón nacido tras la II Guerra Mundial y de la firma del Tratado de San Francisco de 1951 por el que Estados Unidos concluyó su ocupación del País del Sol Naciente. Abe, miembro de una importante dinastía de políticos nipones, será también a sus 52 años el primer ministro más joven de la historia moderna del país.
Su clan político se remonta a su abuelo, Nobusuke Kishi, quien, como ministro de Comercio e Industria y, después, de Municiones del Gobierno de guerra del general Tojo, ocupó un importante cargo en Manchukuo, el Estado creado en Manchuria por Japón durante su ocupación de China.
Kishi, que fue detenido por Estados Unidos como presunto criminal de guerra al terminar el conflicto bélico y pasó tres años en la cárcel, fue liberado finalmente y exonerado de todos los cargos en su contra en 1952. Más tarde se convertiría en un fiel aliado de Washington, siendo en 1955 uno de los fundadores del Partido Liberal Democrático (PLD), que ha dominado la vida política japonesa desde entonces, llegando a ocupar el puesto de primer ministro entre 1957 y 1960.
El hijo de Kishi y padre de Abe, Shintaro Abe, ministro de Exteriores (1982-1986) en el Gobierno de Yasuhiro Nakasone, ha sido el único de este linaje de políticos que no llegó a ejercer como primer ministro porque murió antes de un cáncer de páncreas.
A ambos se suma la figura de Eisaku Sato, tío abuelo de Abe, a quien sus ocho años como primer ministro (1964-1972) le convirtieron en el político que más tiempo tuvo ese cargo en los 56 años de democracia de Japón. El 1974 obtendría fama internacional al recibir el Premio Nobel de la Paz por la firma de Japón del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
La dinastía política de Abe y sus declaraciones y actuaciones, tan nacionalistas y conservadoras como las de sus ilustres antepasados, le han valido al futuro primer ministro de la potencia asiática el apodo de Príncipe de los Halcones.
Por su edad, Abe carece del sentimiento de culpa por el pasado militarista nipón que ha pesado en la actitud de sus antecesores en el cargo hacia los países invadidos. De ahí su posición favorable a que los primeros ministros efectúen visitas al polémico santuario sintoísta de Yasukuni, en Tokio, en el que se recuerda a los 2,5 millones de japoneses caídos en conflictos armados entre 1853 y 1945, incluidos 14 criminales de guerra del Ejército imperial nipón.
Sin embargo, Abe, que ha cuestionado la legitimidad de los juicios aliados y que asevera que Japón ya se ha disculpado lo suficiente, se ha mostrado últimamente ambiguo sobre si visitará Yasukuni como jefe del Gobierno. Durante el tiempo de su mandato, que concluirá en septiembre de 2009, Abe se ha propuesto modificar la actual Constitución pacifista, impuesta en 1947 por Estados Unidos.
"Para crear un nuevo país, la Constitución debe mostrar nuestros ideales y estar escrita por nuestra mano", ha dicho Abe, convencido de que se debe terminar con el "pacifismo defensivo" que ha definido a Japón desde su derrota en la II Guerra Mundial y lograr que el peso político de su país en la escena mundial sea acorde con su condición de segunda potencia económica del mundo.
Nacido en 1954 en Tokio como segundo hijo del matrimonio de Shintaro Abe, se licenció en Ciencias Políticas en la Universidad de Seikei de esa capital y completó sus estudios en la Universidad del sur de California (Estados Unidos). Por esos estudios en el extranjero fue acusado por sus críticos de ignorar la historia de su país. Sin embargo, Abe se ha empeñado en devolver "el patriotismo a los escolares" mediante la modificación de la ley de Educación, tras haber dirigido la promoción de manuales en los que se revisa la historia del país.
En 1979, Abe entró a trabajar en la acería Kobe Steel, de donde salió en 1982 para ser secretario de su padre, antes de que éste fuera jefe de la diplomacia japonesa. El joven político, que muchos consideran más estratega y pragmático que nacionalista, se casó en 1987 con Akie, hija del ex presidente de Morinaga, uno de los mayores fabricantes de productos de confitería de Japón. No han tenido hijos.
Abe entró en política en 1993, dos años después de la muerte de su padre, de quien heredó su equipo y electorado de la misma prefectura, Yamaguchi, que le dio su primer escaño en la Cámara Baja. Esta provincia ha producido la cifra récord de siete primeros ministros.
Cuando Koizumi, su mentor, llegó a la jefatura de Gobierno en 2001, le acompañó a Corea del Norte para la primera de las dos cumbres con el líder norcoreano Kim Jong-Il, ocasión en la que mostró su profundo interés por el caso de los japoneses secuestrados por el servicio secreto norcoreano en los años setenta y ochenta para que entrenaran a sus espías en la lengua y la cultura de Japón. Desde entonces fue subiendo peldaños, hasta que en 2003 fue elegido secretario general del PLD y en 2005 Koizumi, considerándole ya su mano derecha, le nombró ministro portavoz de su Gobierno. En unos días será su heredero.
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