"No se puede hacer un Gobierno con amigos"
Desde un despacho en el barrio de Itaim Bibi, en São Paulo, y rodeado del ir y venir de asesores y teléfonos que suenan, el socialdemócrata Geraldo Alckmin (Pindamonhangaba, São Paulo, 1952) trata de aprovechar la última semana de campaña para que las presidenciales del domingo no supongan la reelección de Luiz Inácio Lula da Silva en la primera vuelta. Este anestesiólogo, candidato de la Coalición por un Brasil Decente y al que las encuestas otorgan un 29% de los votos, está convencido de que si pasa a la segunda vuelta, su victoria sobre Lula será inevitable.
Pregunta. ¿Qué políticas del Gobierno de Lula piensa respetar si llega a la presidencia?
Respuesta. El Gobierno de Lula es un Gobierno que ha perdido oportunidades. Me veo con una gran legitimidad popular en hacer reformas estructurales. Lula ha perdido una gran oportunidad de crecimiento. Brasil ha sido el penúltimo país de América Latina en términos de crecimiento durante el año pasado con un 2,3%, una cifra apenas mayor que la de Haití, un país en guerra. Este año el crecimiento de nuevo va a ser bajo y las perspectivas para 2007 son ruinosas. La receta del Gobierno Lula es para no crecer: aumentar el gasto, los impuestos y cortar las inversiones. Yo quiero hacer lo contrario. Brasil no puede crecer al 2%; Argentina ha crecido al 9% durante tres años consecutivos.
"El Gobierno ha tenido una posición dubitativa y sumisa con Bolivia"
"Veo con preocupación la cuestión ética. Los casos de corrupción no son hechos aislados"
P. Usted ha recuperado una vieja frase de la política brasileña: "Hacer 50 años en 5". ¿No es prometer demasiado?
R. La frase del presidente Juscelino Kubitschek es en sentido figurado. Se trata de reflejar un sentido de urgencia porque Brasil se está quedando entre los últimos de la fila. Esa frase traduce mi compromiso con una agenda de crecimiento que para mí pasa por una política fiscal más dura -en términos de calidad del gasto público- para poder tener una política monetaria coherente y que el país pueda crecer.
P. ¿Cómo va a ser la relación con sus vecinos, en especial con Bolivia, donde existe un contencioso sobre los hidrocarburos?
R. Vamos a dar prioridad a la integración latinoamericana y a defender el interés nacional con absoluta determinación. El episodio de Bolivia ha sido malo para toda la región porque ha creado un clima de inseguridad jurídica, de no respetar los contratos y de ahuyentar a los inversores. El Gobierno brasileño ha tenido una posición dubitativa y sumisa. Tendría que haber dejado claro que respeta los contratos y que da seguridad jurídica, y eso no es lo que ha sucedido, y ahora está esperando ganar las elecciones para descapitalizar Petrobras y subir el precio del gas.
P. ¿Debe variar Brasil su política exterior?
R. La diplomacia brasileña ha fracasado. No ha conseguido un puesto en el Consejo de Seguridad, ha perdido la dirección de la Organización Mundial del Comercio y del Banco Iberoamericano de Desarrollo. Los acuerdos multilaterales no pasan del papel y no hay acuerdos bilaterales. Hay una política exterior ideológica sin objetivo práctico y comercial que asiste pasivamente a cómo Estados Unidos firma acuerdos con América Central, Chile, Perú, Colombia y el Caribe. Perdemos por partida doble porque nos privan del mercado estadounidense y del de nuestros vecinos.
P. ¿Se va a centrar esta semana en los escándalos del Partido de los Trabajadores (PT)?
R. Va a haber segunda vuelta. Independientemente de los últimos escándalos de corrupción, llevamos una línea ascendente. Veo con gran preocupación la cuestión ética en Brasil. Los casos no son hechos aislados. Hay cinco ministros destituidos, acusados o investigados por la policía, y sobre uno pesa una petición de prisión preventiva. En el último episodio hay seis hombres del presidente de la República implicados. El fiscal general dice que había una sofisticada organización criminal. Hay un solapamiento político del Estado por parte del PT que primero conduce a la ineficacia y luego a la corrupción. No se puede formar un Gobierno con los amigos.
P. ¿Es usted el candidato de los desencantados con Lula?
R. Trabajo para ser el candidato de la esperanza, y le aseguro que en la segunda vuelta nuestras posibilidades de ganar las elecciones es mayor, y, por tanto, para que Brasil pueda dar un paso muy importante en la dirección correcta.
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