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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pillados por el Alzheimer

Muchos especialistas venían advirtiendo de que nos iba a pillar el toro del Alzheimer y así ha sido. La población española ha envejecido en las últimas décadas en una proporción mayor que la capacidad de los poderes públicos para reaccionar a sus efectos, entre ellos la enfermedad de Alzheimer. Esta patología es un desafío acuciante, pues la proporción de enfermos se multiplica por dos cada cinco años a partir de los 65, es decir, que entre las personas de 70 años hay el doble de casos que entre los de 65, y así sucesivamente. En estos momentos hay más de 800.000 enfermos en España y la previsión es que esa cifra se doble en el plazo de dos décadas. Los servicios médicos están colapsados y apenas hay servicios socio-sanitarios, de modo que la atención recae casi en exclusiva sobre las familias, con el agravante de que son enfermos ancianos cuidados a su vez por personas mayores.

La enfermedad causa tanto sufrimiento en el afectado como en los familiares, que han de ver cómo personas plenas de vida e inteligencia van perdiendo una a una sus facultades, imposibilitando la comunicación con ellas. El Alzheimer viene a ser una vuelta atrás, un viaje sin retorno en el que el final acaba encontrándose con el principio. El paciente va perdiendo todas sus capacidades en orden inverso al que las ha adquirido, hasta llegar un día en que no sabe quién es cuando se mira en el espejo y finalmente se olvida de andar y de comer, para acabar en una cama en posición fetal.

Se cumplen cien años desde que el neurólogo Alois Alzheimer describiera por primera vez la enfermedad. Pero la dificultad que conlleva investigar en un órgano tan vital y cerrado como el cerebro impidió avanzar en su conocimiento hasta que aparecieron las técnicas de diagnóstico por imagen. El gran salto se produjo en 1984, cuando se descubrió que el proceso degenerativo estaba relacionado con una proteína que interfiere la conexión neuronal. Pese a los esfuerzos realizados desde entonces, no se ha logrado aún una terapia efectiva. Los fármacos disponibles pueden paliar la severidad del proceso, pero no detenerlo, de modo que las únicas armas son el diagnóstico precoz y la prevención.

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Los especialistas insisten en la importancia de buscar un diagnóstico diferencial a la mínima sospecha, porque cuando aparecen los síntomas el cerebro ha sufrido ya un deterioro irreversible. En España se estima que hay unos 200.000 enfermos sin diagnosticar. En cuanto a la prevención, la edad sigue siendo el principal factor de riesgo, pero los últimos hallazgos indican que el colesterol, la diabetes y la hipertensión son también factores de riesgo para sufrir Alzheimer, y que hacer ejercicio por lo menos tres veces a la semana lo reduce hasta en un 40%. Mientras tanto, las autoridades sanitarias deben colocar esta dolencia entre sus primeras prioridades.

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