El CSIC detecta un mecanismo clave de la relación entre genes
El efecto de varias mutaciones se potencia en especies complejas
La complejidad de una especie es determinante en los efectos que tendrá la acumulación de alteraciones genéticas en un organismo. En genomas complejos, el efecto combinado de varias mutaciones da como resultado el refuerzo de cada una de ellas, mientras que en organismos más simples, las consecuencias son menores de las esperables, como pone de manifiesto un estudio del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Valencia, que abre la puerta a saber cómo se relacionan los genes.
El coordinador del estudio, Rafael Sanjuan, cuyas conclusiones publica en su edición electrónica la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense (PNAS), explicaba ayer que la investigación es el resultado de comparar diferentes estudios sobre lo que los científicos denominan epistasia, es decir, la interacción entre diferentes genes, en varias especies.
Hasta el momento, había sido muy complicado cotejar este comportamiento ya que los estudios se centraban en organismos determinados sin entrar en comparaciones con otros. Pero además, algunos de los datos que arrojaban los distintos trabajos se ofrecían en escalas tan heterogéneas que hacían muy difíciles las comparaciones. Este investigadores del CSIC y su equipo recopilaron 21 trabajos, aunque se centraron especialmente en cinco de ellos. Se trataba de estudios que describían la interacción genética en un virus de ARN -el que provoca la estomatitis vesicular-, la bacteria Escherichia colli, la levadura del pan, el hongo Aspergillus niger y la mosca de la fruta; cada uno de una mayor complejidad que el anterior.
De la puesta en común de estas publicaciones, los científicos concluyeron que en los seres vivos el resultado de la interacción entre los diferentes genes tiende a tener el mismo signo en función de lo evolucionados que están. Si lo están poco -como el virus-, la tendencia es que la epistasía sea antagonista, es decir, que el efecto conjunto de dos o más mutaciones sea menor de lo esperado. Si son seres vivos más desarrollados, la tendencia es sinérgica: los efectos de la mutación se potencian, como sucede en el caso de la mosca. Los seres humanos entrarían en esta segunda categoría.
La investigación entra dentro del campo de la ciencia básica, es decir, sin aplicación clínica directa, aunque abre la puerta a comprender mejor las relaciones entre los genes, una de los retos a los que se enfrenta la genómica. Tras superar la etapa de la secuenciación del genoma, e inmersos en la identificación de la función de los genes, queda aún una tarea inmensa para saber cómo interactúa entre sí el material genético y sus alteraciones. El estudio presentado ayer es un paso en esta dirección.
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