Los consejeros de Maragall copan los primeros puestos de las listas del PSC

En un gesto con el que busca evidenciar que aprueba y quiere continuar la obra de Pasqual Maragall, el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, José Montilla, ha situado a todos los consejeros del actual Ejecutivo en los primeros puestos de las listas electorales que hoy aprobará formalmente el consejo nacional del partido. También para intentar cerrar las heridas de la abrupta retirada de Pasqual Maragall, Montilla ha situado a Ernest Maragall, hermano del presidente, en el número seis de la lista por Barcelona, dos puestos más arriba que en las anteriores elecciones. Por el contrario, los maragallistas de Ciutadans pel Canvi (CpC) se han visto relegados a posiciones secundarias.

Aunque algunos diputados socialistas todavía tendrán que esperar hasta hoy para saber si tienen opciones de continuar en el Parlament la próxima legislatura, la comisión de listas del PSC cerró ayer el grueso de su labor. Ha sido un complejo trabajo que en el caso de la provincia de Barcelona se ha traducido en buscar un hueco en los primeros puestos para todos los consejeros al tiempo que se premiaba la labor de los ponentes del Estatuto y se mantenía en posiciones destacadas a alguien tan próximo al actual presidente como Ernest Maragall, quien ocupará el número seis.

De este complicado juego de equilibrios ha salido una lista que sitúa al consejero Antoni Castells en segundo lugar, a Montserrat Tura en cuarto, a Carme Figueras en séptimo, a Ferran Mascarell en octavo, a Jordi Valls en noveno y a Jordi William Carnes en duodécimo. El titular de Gobernación, Xavier Sabater, encabezará la lista de Tarragona, y el responsable de Presidencia y Política Territorial, Joaquim Nadal, hará lo propio en Girona, donde Marina Geli (Sanidad) irá de número dos.

Aparte de los consejeros, que todos ganan posiciones o se incorporan por primera vez en las listas del PSC, se afianza el hombre de confianza de Montilla y principal negociador del Estatut, Miquel Iceta, quien asciende del sexto al quinto con respecto a las listas de 2003. Montilla también ha premiado la labor de Lídia Santos en la negociación estatutaria. Esta jurista escala 10 posiciones y ocupará el número 10 de la lista. Manuela de Madre, también protagonista de las negociaciones del Estatuto, baja del dos al tres para dejar paso a Antoni Castells, actual consejero de Economía.

La poderosa federación de Barcelona estará bien representada en las listas por Joan Ferran, su presidente, que ocupará, como en 2003, el número 11 de la lista. Fuentes del PSC avanzaron ayer que Higini Clotas, actual vicepresidente del Parlament, también tendrá un "lugar destacado" en las listas.

Quienes no han salido tan bien parados del siempre traumático proceso de elaboración de listas han sido los integrantes de la plataforma maragallista Ciutadans pel Canvi. Tras varios meses de negociaciones con el nuevo candidato, José Montilla, en las que no han ocultado algunas desconfianzas hacia lo que representa el nuevo cabeza de cartel del partido, Ciutadans no ha logrado colocar a ninguno de sus miembros en los 12 primeros puestos de las listas. En 2003, con Maragall al frente, lograron el número tres y el cinco, que ocuparon Josep Maria Vallès y Carme Valls, respectivamente.

De hecho, Vallès es el único consejero del actual Ejecutivo que, por deseo propio, no figurará en las listas del PSC. Valls tampoco repetirá por haber agotado los ocho años como diputada que le permiten los estatutos de Ciutadans pel Canvi. Lo mismo les ocurre a Ramon Espasa, Miquel Barceló, Teresa Serra, Oriol Nel·lo y Àlex Masllorens. Los únicos diputados de CpC con opciones de repetir como diputados por Barcelona son Antoni Comín y Mohamed Chaib.

Pese a la pérdida de peso del sector maragallista en las listas, José Montilla afirmó ayer ante el presidente de la Generalitat que en su proyecto cuenta "con todos y cada uno de los actuales consejeros". Montilla, que ayer se reunió con Pasqual Maragall y los consejeros del PSC en el Gobierno, también quiso descartar cualquier viso de desacuerdo con el presidente. Tras el encuentro, manifestó haberle pedido a Maragall "apoyo y consejo" al tiempo que le ofrecía "amistad y un proyecto compartido".