Una esquizofrenia para el mundo
El FMI opina que la economía mundial vive una situación de crecimiento y riesgos excepcionales
Una de cal, y otra de arena. El último informe de coyuntura del Fondo Monetario Internacional (FMI), Perspectivas económicas mundiales, contiene argumentos tanto para el optimismo como para la preocupación. La economía mundial vive su periodo de cuatro años de mayor crecimiento de las tres últimas décadas, pero los riesgos han aumentado.
El FMI prevé que España crezca un 3,4% este año y un 3% en 2007, una décima más y dos décimas menos de lo que estimaba en abril
El economista jefe del FMI, Raghuram Rajan, no pudo encontrar una mejor definición de la situación que vive la economía mundial: "Esquizofrénica". Y es que las cifras, según anunció la institución la semana pasada en Singapur, siguen mostrando un crecimiento robusto, aunque las sombras que se ciernen en el horizonte no pueden hacer sino empeorar, y mucho, el panorama.
Según el último informe de Perspectivas económicas mundiales, que el FMI elabora dos veces al año, el PIB del planeta crecerá un 5,1% este año y un 4,9% en 2007, por encima de lo que estimaba en abril. Concretamente, tres y dos décimas. Pero si en los últimos años el FMI repetía la cantinela de que EE UU y China eran la locomotora de un tren que llevaba enganchados en los vagones de cola a la zona euro y Japón, el paisaje ha cambiado. EE UU crecerá un 3,4% este año, sin variación sobre lo previsto en abril, aunque en 2007 sólo ganará un 2,9%, lo que supone un recorte de cuatro décimas respecto a lo que el FMI esperaba en primavera; la zona euro mejora hasta el 2,4% en 2006, el mayor ritmo en seis años, y el 2% en 2007, y Japón, que crecerá un 2,7% este año y un 2,1% en 2007.
Previsiones chinas
El renovado impulso de la demanda interna en Alemania ha sido clave para el renovado impulso europeo. Hasta tal punto que el parón al consumo que se espera cause en 2007 el aumento del IVA en dicho país es una de las principales razones por las que el crecimiento en el conjunto de la zona euro será también más moderado ese año. Japón, por su parte, ha superado los años en los que el fantasma de la deflación reflejaba su falta de dinamismo.
Las previsiones chinas, a pesar de su magnitud, ya han dejado de sorprender. El FMI anticipa un crecimiento del 10% en 2006 y 2007. Latinoamérica también mantiene su vitalidad, con un avance previsto del 4,8% este año y del 4,2% el que viene. El organismo prevé que la economía española crezca un 3% en 2007, dos décimas menos de lo que estimaba en abril. Estima además que el PIB español cerrará 2006 con un avance del 3,4%, una décima por encima de lo que esperaba en abril.
Pero, tras la fiesta de las cifras, el FMI apunta dos nuevos riesgos que pueden aguar la diversión. El organismo ha dejado traslucir su preocupación por la desaceleración del mercado inmobiliario en EE UU. La razón es que podría acabar trasladándose al consumo, puesto que los estadounidenses se financian, con la garantía de sus viviendas mientras el precio crece. Ello libera una liquidez que las familias destinan al consumo, componente que en EE UU representa las dos terceras partes del PIB. "Un fuerte ajuste en el sector inmobiliario crearía un fuerte viento en contra en EE UU", aseguró Rajan, que añadió que la desaceleración de la vivienda es un hecho.
El peligro puede estar también en otras economías. "La preocupación se centra en EE UU, aunque otros mercados, como los de Irlanda, España y el Reino Unido, parecen estar aún sobrevalorados de acuerdo con las mayoría de las mediciones convencionales", señala el Fondo. El peligro acecha, añade el FMI, porque los precios de la vivienda en España, Irlanda y el Reino Unido "podrían sufrir presiones en un entorno en el que los tipos de interés están subiendo".
Las presiones inflacionistas que se empiezan a sentir en EE UU son la segunda fuente de preocupación para el FMI. Rajan señaló que la Reserva Federal se enfrenta a la delicada tarea de controlar los precios en un entorno de desaceleración. En su opinión, el Banco Central de EE UU no debería dilatar una subida de tipos.
El tercer riesgo para la economía mundial, según el Fondo, sigue siendo el que plantean los grandes déficit y superávit exteriores que conviven. La posibilidad de que su eliminación se lleve a cabo mediante un abrupto ajuste de tipos de cambio, por ejemplo, una depreciación del dólar, obliga al FMI a volver a reclamar atención en este punto.
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