Diésel con nervio
El nuevo Accent no sorprende por dentro, pero tampoco decepciona, y aunque es un coche sencillo de planteamiento económico, presenta un diseño actual y un tacto agradable que reafirma la evolución en calidad de los últimos Hyundai. Todo funciona bien sin presentar carencias reseñables, lo que le permite cumplir como coche de uso diario, tanto en ciudad como en los viajes.
Miniturbodiésel eficiente
El motor turbodiésel del Accent es el mismo del Kia Rio, un 1.5 CRDi de cuatro cilindros con los últimos avances, como turbo de geometría variable y raíl común, y rinde 110 CV, una potencia notable para su escasa cilindrada. Va acoplado a un cambio de cinco marchas bien escalonado y el conjunto destaca por su nervio y ofrece unas prestaciones satisfactorias.
Aunque al ralentí se nota que es un diésel, sube de vueltas con progresividad y finura, y sorprende por su empuje. Así, responde bien desde apenas 1.500 revoluciones y se estira con alegría por encima de las 4.500, aunque no es necesario apurar tanto. Sólo en las marchas largas tarda un poco en responder al acelerador, pero mueve bien el peso, tiene fuerza en las subidas sin necesidad de reducir y adelanta con brío. Sus buenas prestaciones se deben también a que tiene un peso ajustado para su tamaño, pero se desenvuelve igual de bien en ciudad y en carretera, y permite afrontar viajes largos con soltura.
La combinación entre una cilindrada limitada y un peso liviano es clave para ofrecer un consumo muy bajo que sitúa al Accent entre los coches más austeros en el uso diario. Así, apenas supera los cinco litros en conducción tranquila y es difícil pasar de siete en ciudad y estirando las marchas. Y se pueden recorrer más de 600 kilómetros sin repostar.
Comportamiento equilibrado
Aunque la calidad de rodadura no está tan lograda como la de los últimos utilitarios europeos (Clio, 207 y otros), el Accent ofrece un comportamiento dinámico equilibrado y transmite una sensación de solidez aceptable. Las nuevas suspensiones con amortiguadores de gas tienen unos reglajes con recorridos cortos y matices deportivos que pueden resultar un poco secas en pisos ondulados, pero filtran bien los baches, incluso con las ruedas opcionales del acabado superior Full (205/45/16), bastante apropiadas para esta versión. La estabilidad es correcta, se conduce fácilmente y entra bien en las curvas balanceando lo justo y mostrando siempre unas reacciones nobles y previsibles. Pero sobre todo es un coche muy ágil en los cambios de dirección y hace sentirse compenetrado enseguida.
Por último, los frenos con ABS paran sin problemas ni desequilibrios, incluso en situaciones de emergencia, pero de momento no puede incluir el control de estabilidad ESP ni como opción, una carencia importante que Hyundai espera resolver en unos meses.
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