_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El libro de Renoir

Vicente Molina Foix

Acaba de aparecer en las librerías un libro que muchos de nosotros ya hemos leído sin saberlo. Y se trata de un ejemplar nada delgado, pues su número de páginas es de 2.925, distribuidas en la edición en dos tomos que, por capricho, me he tomado el esfuerzo de pesar: 5 kilos y 200 gramos. La cantidad y el peso, sin embargo, son lo único anecdótico de una obra rica en contenido que, al precio de venta de 35 euros, me parece una ganga.

Avanzo también que, siendo un libro que hace historia, no es una novela histórica de sectas y misterios medievales. La prodigiosa saga que en esas casi 3.000 páginas se nos cuenta -bajo el modesto título de Cines Renoir 1986- 2006- de ningún modo pretende celebrar el itinerario y los logros de una empresa cinematográfica que ha exhibido y, en parte, distribuido una abrumadora cantidad de excelentes, interesantes y regulares películas de los últimos 20 años; el libro, que se lee convenientemente a saltos, espigando aquí y allá un comentario, una entrevista, una biografía, acaba siendo el relato en forma de espejo de nuestra vida de espectadores de cine: tanto un recordatorio como una hoja de ruta sentimental y estética.

De niño atesoré ávidamente los programas de mano que se daban en cada estreno

Los primeros cines Renoir de Madrid fueron los llamados Plaza de España, abiertos en junio de 1986 y aún hoy felizmente instalados en esa calle fílmica por excelencia que es Martín de los Heros, donde en un tramo de apenas 50 metros funcionan (sumando las de los Alphaville-Golem y Renoir-Princesa) 12 pantallas de calidad y la mejor librería cinematográfica de España, Ocho y medio, completándose tal oasis o mecca del cine en versión original con las 9 salas de los vecinos Princesa en la plaza de los Cubos.

Recuerdo, por lo demás que, pese a su nomenclatura, esos primeros Renoir madrileños debutaron con una insólita gama de películas del Este (aún existía ese eufemismo o entelequia al otro lado del Telón de Acero), siendo la primera película francesa exhibida La diagonale du fou, pronto superada por grandes títulos de Feyder, Louis Malle y Patrice Leconte. De hecho, la cartelera de los Renoir nunca ha sido tan marcadamente francófila como lo era en su primera fase la de los Alphaville, y sí ha destacado por su apoyo y sostenida programación de cine español.

Entre los recuerdos de espectador que conservo más vivamente está el disfrute de Remando al viento, esa joya del romanticismo inglés pasada por Asturias, o El techo del mundo, turbadora obra maestra de Felipe Vega que, al contrario que la de Gonzalo Suárez, no tuvo el debido éxito de público.

También persiste en mi cabeza la impresión de Lamerica, de Gianni Amelio, una de las películas clave del fin de siglo, hoy tal vez incluso más pertinente que en su fecha de estreno (1995), así como la sucesión de kieslowskis, seis en total, y entre ellos la inolvidable trilogía de los colores, Azul, Blanco y Rojo. (El dato de los seis títulos exhibidos del gran cineasta polaco no me lo sabía de memoria, que conste. Lo he comprobado en uno de los excelentes índices que cierran el segundo volumen y hacen del libro, "también", una obra de referencia o diccionario ilustrado de los mejores cines independientes de las pasadas décadas y los no pocos títulos clásicos que los Renoir reponen de vez en cuando).

La obra también atraerá al fetichista que todos llevamos dentro. De niño atesoré ávidamente los programas de mano que se daban en cada estreno, hoy cotizados por los coleccionistas y tasados a precios de fábula.

Aquéllos los perdí por mi mala cabeza y las mudanzas, y, si he de decir la verdad, tampoco conservaba todas las hojas informativas que los distintos Renoir, los Verdi, los Alphaville-Golem, los Ideal y el Pequeño Cine Estudio entregan a la entrada.

Esas hojas forman el libro del que hoy hablamos, que respeta el formato original, las filmografías, créditos y demás fichas, y revela en el prólogo el nombre de quienes en el anonimato las fueron redactando, entre los que destacan la novelista Paula Izquierdo y el veterano director de origen argentino León Klimovski, retirado de la realización en 1978 pero rescatado como magnífico actor por Manuel Gutiérrez Aragón en Maravillas.

Dos deseos para acabar. Que los Renoir no prescindan de mi sesión favorita en sus cines, la golfa (late night show en inglés), hoy limitada sólo a las pantallas de Princesa y Martín de los Heros.

Y que veamos en plena forma todos, programadores y espectadores, la edición de los 30 años en el 2016.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_