Aprobado un reglamento que humanizará la vida en las prisiones
Aumenta la asistencia sanitaria a los presos
La vida en las prisiones de Cataluña podría ser más llevadera y humana en breve. Al menos si se aplica de manera decidida y con voluntad el reglamento penitenciario que aprobó ayer el Consell Executiu, 22 años después de que la Generalitat asumiera sus competencias penitenciarias.
El ex fiscal Carlos Jiménez Villarejo ha coordinado durante tres años los debates y estudios que han derivado en ese reglamento. Uno de los derechos que se reconoce de manera más clara y contundente a los presos es el de la asistencia sanitaria para que las medidas que se apliquen sean equivalentes a las que disfrutan el conjunto de la población.Así, por ejemplo, se reconocen de manera explícita las prestaciones farmacéuticas, así como servicios de salud bucodental, óptica o prótesis.
Del mismo modo, el reglamento aboga por crear en todas las prisiones consultas de especialistas médicos, incluidos los ginecólogos en las cárceles de mujeres y los pediatras, si éstas conviven con niños. Se reconoce también el derecho a que se facilite a los familiares de los presos todos los datos relativos a su salud e historia clínica. En los últimos 12 años han fallecido en el interior de las cárceles catalanas más de mil reclusos, principalmente por el sida, lo que da una idea de las condiciones sanitarias en las que han estado las prisiones.
El reglamento aprobado ayer también propone que se vele por el cumplimiento de las normas de limpieza e higiene de los presos y que se controle la alimentación de los presos, con una dieta equilibrada en la que "se respeten las convicciones personales y religiosas" de los mismos. Eso es lo que precisa el artículo 89 ante el aumento de la población reclusa extranjera. Se reconoce también el derecho al acceso a programas formativos y la necesidad de velar por las normas de salud e higiene para los reclusos.
Mujeres en la cárcel
Otra de las novedades del reglamento es que se diseña un nuevo modelo de intervención en todo lo que se refiere a las mujeres que están en prisión: desde la estructura material de las instalaciones, hasta la asignación del personal, las unidades especializadas de tratamiento o la separación entre mujeres adultas y jóvenes.
El reglamento diseña también de manera detallada una nueva estructura de los órganos de dirección de las cárceles: se crea la figura del gerente, que se encargará de los recursos humanos, económicos y materiales, así como el secretario técnico jurídico, que asesorará en esas cuestiones. Del mismo modo, en cada cárcel se crea un consejo de dirección, una junta de tratamiento y una comisión disciplinaria, que suple a la actual junta de régimen.
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