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Reportaje:

Italia se resiste a la banca española

La fusión de Sanpaolo y Banca Intesa obliga al Santander a replantearse su estrategia en Italia

Íñigo de Barrón

Si hace meses fue el BBVA el que no logró sus objetivos en Italia, ahora es el Santander el que ve cómo se le cierra el paso. En julio pasado, la entidad presidida por Emilio Botín reconocía su interés por elevar su participación en el tercer banco italiano, el Sanpaolo, situada en el 8,6%. Un mes después, la respuesta de esta entidad ha sido facilitar una fusión con Banca Intesa, la segunda más grande, considerada en el mercado como una compra encubierta por parte de esta última. Por supuesto, las autoridades italianas han actuado en concordancia con ambos bancos para crear un campeón nacional a salvo de OPA extranjeras. Ahora el Santander tiene que estudiar, en caso de dejar Sanpaolo, si le interesa comprar oficinas sobrantes de la fusión o si entra en otro banco italiano.

La entidad española puede plantearse comprar una red de oficinas o entrar en otra entidad si decide dejar Sanpaolo por la fusión

Los expertos del mercado dicen que es muy propio del Santander estar presente en un banco y después acabar comprando otro de ese mismo país. Así ocurrió en el Reino Unido, donde fue accionista durante casi 15 años del Royal Bank of Scotland y terminó adquiriendo el Abbey, la sexta entidad, por unos 13.000 millones. En Portugal se repitió la historia: tras años en el consejo del BPI, el Santander lanzó una OPA sobre el Totta y se hizo con su control. Italia podría ser otro capítulo más: si se confirman los planes de su socio, el Sanpaolo IMI, y acaba bajo el control de Intesa, el banco presidido por Emilio Botín tendrá que replantearse su futuro.

Alfredo Sáenz, vicepresidente y consejero delegado, reconoció en julio el interés de la entidad por aumentar su presencia. Además, otros accionistas extranjeros, como Crédit Agricole, presente en Intesa con el 18% del capital, barajaban opciones compradoras. La respuesta de las autoridades italianas ha sido propiciar la unión del segundo con el tercero y crear el primer banco por capitalización bursátil, con un valor de 68.000 millones, y el segundo por volumen de activos. Es decir, una pieza demasiado grande para cualquier cazador, sobre todo si es extranjero y quiere actuar en un mercado tan cerrado y complejo como el italiano.

La valoración

De hecho, el Santander ya intentó comprar el Sanpaolo cuando el gobernador del Banco de Italia era Antonio Fazio y recibió una negativa rotunda. Ahora que Mario Dragi le ha sustituido la situación ha mejorado, pero el mercado italiano sigue sin ser homologable con otros europeos.

El Santander ha dicho que apoya la fusión, pero que no está de acuerdo con el canje establecido, de 3,115 acciones de Intesa por cada una de San Paolo. El primer banco español cree que no se valora adecuadamente a Sanpaolo. El propio Alfredo Sáenz mostró su desacuerdo en el consejo de administración al plantearse la operación. Dos fundaciones presentes en el capital, la de Bolonia y la de Padua, que controlan el 10% del banco, se sumaron a sus recelos.

Fuentes del mercado apuntaron que si el primer ejecutivo de la entidad fusionada será el consejero delegado de Intesa y quedarán en segundo plano los de Sanpaolo, la operación es más una compra que una fusión entre iguales, por lo que el ganador debería pagar una prima de control. El banco de inversión Merrill Lynch afirmó que la ecuación de canje, según los activos del Sanpaolo, debería ser de 3,8 acciones de Intesa.

Fuentes cercanas a la operación también han criticado las formas en las que se ha llevado a cabo. El jueves 24 de agosto responsables de ambos bancos anunciaron ante las autoridades bursátiles su intención de fusionarse sin que se hubiera celebrado el consejo de administración. Éste no tuvo lugar hasta el sábado 26 de agosto y la documentación entregada fue escasa, según accionistas presentes citados por la prensa italiana.

Lo que parece claro es que con esta fusión el Santander tendrá una posición muy reducida en el capital por lo que quizá abandone el consejo y dejará de controlar directamente su inversión en Italia. No obstante, la operación será muy rentable ya que puede lograr unas suculentas plusvalías de unos 1.200 millones de euros. Pero el Santander no quiere el dinero a cambio de abandonar Italia. Aquí comienza el dilema. Las posibilidades, sobre el papel, son tres. La primera recoger las ganancias y desarrollar un banco apoyado en la financiera de consumo Finconsumo, 100% del Santander, que cuenta con 50 sucursales. La segunda, negociar con Sanpaolo e Intesa y comprarles una buena partida de oficinas sobrantes, que se unirían a Finconsumo para desarrollar un banco propio.

Por último, la más compleja pero quizá la más interesante: comprar otro banco italiano. El Santander no hace declaraciones al respecto, pero según los expertos, Capitalia, el cuarto banco, podría ser un candidato. Sin embargo, esta entidad está cara, pues ha subido un 90% en Bolsa en dos años.

"Será difícil rentabilizar Capitalia porque aunque no es una gran entidad, ya tiene los precios de un buen banco. Hay que trabajar mucho y contar con un buen grupo de ejecutivos para poner a punto esta entidad", apunta un experto conocedor del mercado italiano.

Además, Capitalia, que vale 17.750 millones en Bolsa, tiene a ABN Amro como accionista, por lo que habrá que conocer sus planes. La otra opción sería Banca Monte dei Paschi di Siena, el quinto banco, con un valor bursátil de 14.500 millones. Los analistas dicen que es una entidad similar al Banesto español, es decir, es un buen banco, aunque está demasiado centrado en la región de Siena, que no es la más boyante económicamente, y está dominada por el Partido Comunista, un factor que puede pesar.

Fusiones bancarias de andar por casa

La llegada del euro desató las especulaciones sobre una gran oleada de fusiones entre bancos de diferentes países que compartirían por fin una misma moneda. Al cabo de los años, las grandes operaciones de concentración siguen teniendo como protagonistas a entidades del mismo país, como las italianas Banca Intesa y Sanpaolo IMI, cuyos consejos de administración aprobaron la semana pasada su proyecto de fusión. La operación viene a frustrar las expectativas o posibilidades del Santander de optar a una operación con Sanpaolo, que verá diluida su posición en el nuevo grupo a poco más del 4%. En todo caso, la gran fusión transfronteriza de la era euro sigue sin llegar. Nadie duda de que lo hará algún día. Nadie sabe cuándo.

La compra de Hypovereinsbank por parte de Unicredito es hasta ahora la mayor fusión de la zona euro. Curiosamente un banco italiano, del mercado más cerrado, es el que la ha protagonizado. La compra del italiano BNL por parte del francés BNP -tras las trabas de las autoridades italianas a la oferta de BBVA- es otra de las principales operaciones transfronterizas, sin contar la compra de Abbey por el Santander, que se sale de la zona euro.

Se trata en todos lo casos de compras. La tesis de que las fusiones entre iguales no son posibles entre bancos de diferentes países y culturas -no está claro que sean cosa fácil tampoco entre bancos del mismo país, a tenor de las experiencias- parece confirmada por los hechos. Y no hay por ahora un gran banco que se atreva con otra de entidad de primera fila, con otra de las que juegan, por así decirlo, la Liga de Campeones de la banca europea.

La concentración, por ahora, se va dando en los mercados locales. España, Francia, Italia han ido creando sus propios gigantes financieros a golpe de fusiones y adquisiciones. La oleada de grandes fusiones internacionales sigue sin llegar.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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