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Reportaje:

Jazz entre rejas

Un grupo 'jazzístico' formado por reclusos hace su presentación en la cárcel dentro del Festival de Soto del Real

Erika, mexicana, 25 años, tres meses de embarazo y 30 de condena por ser "demasiado confiada". Hace unos meses decidió apuntarse a las actividades de música para internos del Centro Penitenciario Madrid V, que está en Soto del Real. Ahora ocupan la mayor parte de su tiempo. "Cuando me pongo delante del micrófono, ya no estoy en Madrid V. Estoy en la música. Pero, cuando llego al módulo y oigo los gritos, estoy de nuevo en la cárcel".

Ayer sábado, Erika compartió el escenario del salón de actos del centro con Estefanía, Valentín, Pablo Tarifa y los restantes 15 componentes de la Soto Big Band. Una formación multinacional que es el fruto de un año y medio de intensos ensayos guiados por la mano experta de un profesional, Marcelo Della Valle.

"Comenzamos organizando castings entre los 2.000 internos con dos guitarritas y un cajón y poco a poco fuimos incorporando a más gente. Luego el centro se involucró, cuando vio que el trabajo era serio, y nos fueron proporcionando más y mejor material", añade Della Valle. La Soto Big Band hizo su presentación oficial en el propio recinto carcelario, con ocasión de la primera jornada del VIII Festival de Jazz de Soto del Real, interpretando un tema de Duke Ellington: Caravan. El próximo viernes 8 actuará para todo el público en el polideportivo municipal de dicha ciudad. "El alcalde nos prometió que iba a llevarnos fuera para tocar", comenta su director, "por una vez, un político que ha cumplido su palabra".

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