_
_
_
_

La izquierda laborista pide a Blair que fije la fecha para su retirada

El primer ministro reitera que no va a decir por ahora cuándo dejará el cargo

Tony Blair se fue de vacaciones entre presiones para que fije su fecha de retirada y se ha reencontrado con las mismas presiones de la izquierda de su partido nada más volver. El primer ministro británico, que tuvo que retrasar su viaje al Caribe debido a la crisis de Líbano, entre críticas desde la izquierda por su enésimo alineamiento con la política exterior de Bush al negarse a exigir un alto el fuego a Israel al inicio del conflicto, no ha cambiado de posición y sigue negándose a fijar el día de su relevo.

Las vacaciones no le han sentado nada bien a Tony Blair. Nada más instalarse en la casa caribeña del cantante Cliff Richard, donde le aguardaban su mujer, Cherie, y sus hijos, se vio sorprendido por la operación antiterrorista para abortar un supuesto compló de musulmanes británicos para derribar varios aviones comerciales estadounidenses. Mientras cientos de miles de ciudadanos se veían atrapados en los aeropuertos por las aparatosas medidas tomadas por los servicios de seguridad británicos, el primer ministro aparecía en la prensa tomando baños y disfrutando de la brisa desde un velero. Blair se negó a suspender sus vacaciones, quizá porque sabía que no iba a pasar nada o quizá porque su retorno hubiera aumentado de manera exagerada la histeria desatada por las medidas antiterroristas.

Ya en vísperas de su regreso, el primer ministro se topó con las peores encuestas que ha tenido el Partido Laborista desde que llegó al poder en 1997. Según un sondeo de ICM para The Guardian publicado el 22 de agosto, los conservadores ganarían las elecciones con un 40% de los votos, por delante de los laboristas (31%) y de los liberales-demócratas (22%). No es que los tories de David Cameron estén arrasando (sólo han subido un punto desde el anterior sondeo, en julio), es que las expectativas laboristas se han desplomado cuatro puntos en un mes en beneficio de los liberales (que suben cinco puntos).

La operación antiterrorista de julio parece estar en el seno de ese trasvase de votos: la misma encuesta revela que el 72% de los británicos (y el 65% de los votantes laboristas) cree que hay una conexión entre la política exterior de Blair y el hecho de que el Reino Unido se haya convertido en objetivo terrorista.

El primer ministro ha querido atajar esa sangría de confianza laborista en su mandato dando la imagen de que está firmemente anclado en el poder y de que no piensa ni dimitir ni decir en el próximo congreso del partido, a finales de este mes, cuándo piensa pasar el relevo a su sucesor en ciernes, Gordon Brown.

El tiro por la culata

Pero le ha salido el tiro por la culata. "Blair desafía al partido sobre la fecha de su marcha", titulaba ayer The Times una entrevista con el primer ministro. La entrevista, celebrada la víspera en su residencia de descanso en Chequers, no tenía como objetivo reabrir ese debate, sino más bien aletargarlo, dejar claro que no quiere poner fechas concretas porque se siente fuerte y con ganas de lanzar nuevas políticas en materia de seguridad ciudadana, lucha contra la obesidad, las reformas pendientes, el atascado proceso de paz en Irlanda del Norte, etcétera. Pero The Times, quizá su principal aliado mediático, ha reabierto el debate sobre la sucesión.

La inmensa mayoría de analistas políticos cree que Blair dejará el poder antes del próximo verano. Muchos creen que renunciará en primavera, cuando se hayan cumplido 10 años de su llegada a Downing Street. Algunos creen que puede ser antes, quizá en febrero. Y quizá su marcha llegue antes, precipitada por algún acontecimiento que hoy no se vislumbra.

De momento, el debate sobre la necesidad de que anuncie o no una fecha de retirada domina ya el debate político en las semanas previas a su intervención en el congreso de otoño de los laboristas, el 26 de septiembre. Se especula con que el anuncio sea en primavera, en vísperas de las elecciones locales y regionales de mayo, en las que se espera un fuerte voto de castigo al laborismo tanto en el Parlamento de Escocia como en la Asamblea de Gales.

Mientras, algunos pesos pesados del partido maniobran en la oscuridad preparándose para retar a Gordon Brown en la carrera por el liderazgo: lo mismo desde la vieja izquierda (John McDonnell) que desde las filas del blairismo tradicional (John Reid), el emergente (Alan Milburn) y el desencantado (Charles Clarke). Pero muchos creen que el Partido Laborista no se puede permitir el lujo de acudir dividido a las elecciones legislativas de 2009, Tony Blair dará su apoyo a Gordon Brown y éste no tendrá problemas para ser el nuevo líder y nuevo primer ministro.

Tony Blair, ayer en la ciudad escocesa de Edimburgo.
Tony Blair, ayer en la ciudad escocesa de Edimburgo.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_