Una lonja en vías de traslado
Los pescadores de Badalona, que venden las capturas por el método tradicional, están a la espera de ir al nuevo puerto
Poco antes de las doce de la mañana ya empiezan a resonar en la lonja de Badalona las voces de los primeros clientes que acuden a diario a la subasta que organizan los pescadores de la ciudad. Es una subasta abierta al público, que desde hace muchos años se realiza siguiendo las costumbres tradicionales y en la que se vende el género capturado apenas unas horas antes. No hay paneles electrónicos para indicar el precio de los lotes ni básculas para pesar las cajas de pescado fresco, porque entre los compradores que frecuentan la lonja no hay grandes mayoristas, sino vecinos de Badalona que pujan por pequeñas bandejas de lenguados, langostinos, pescadillas, merluza o sepia.
Ahora esta vieja costumbre tiene por delante un futuro incierto porque la cofradía de pescadores de la ciudad está a la espera de trasladarse al nuevo puerto, donde se construirán instalaciones modernas cuyos equipamientos están todavía por concretar. José Costa, patrón mayor de la cofradía, explica: "La mayoría de los participantes en la actual subasta son jubilados o amas de casa que disponen de tiempo libre y aprecian la calidad del género que se pone a la venta. El pescado que se puede encontrar en el mercado se ha capturado, por lo menos, 24 horas antes, mientras que el nuestro es del día". Otro reclamo son los precios, algo más bajos que en las tiendas.
"Cuando la lonja comenzó su actividad, abrió sus puertas también a los comerciantes, pero poco a poco se han ido marchando a otras lonjas donde encuentran una mayor cantidad y variedad de pescado". Algo similar sucedió con las cerca de 200 embarcaciones que reunía la cofradía años atrás, algunas de las cuales ahora recalan en ciudades con puerto como Barcelona o Arenys de Mar. Costa pensó que muchas de ellas volverían a Badalona después de la construcción del puerto, que inicialmente iba a contar con un muelle pesquero de 7.000 metros cuadrados y 87 amarres.
Sin embargo, parece que no será así porque la última propuesta efectuada a la cofradía es algo más modesta. Marina de Badalona, la sociedad mercantil participada por el Ayuntamiento de la ciudad y el Consell Comarcal del Barcelonès que gestiona el puerto, considera que la pesca es un sector en recesión y que, por ese motivo, es mejor construir unas instalaciones "que se adecuen a la realidad de la actividad pesquera en la ciudad", cuya cofradía reúne a 17 embarcaciones. Así que en las negociaciones con los pescadores se habla ahora de un muelle con únicamente 20 amarres.
En 2.000 años de historia, Badalona nunca había tenido puerto y durante años ha vivido de espaldas al mar. Después de varios proyectos desestimados, la población espera reconciliarse con el Mediterráneo con la reforma de dos ejes: los dos kilómetros de costa que van desde la fábrica de Anís del Mono hasta las chimeneas de la empresa Fecsa, en el límite con Sant Adrià de Besòs, y la construcción de un canal desde el puerto hasta el Palau Municipal d'Esports, en el barrio del Gorg. La reforma de la zona supondrá la construcción de 4.000 nuevas viviendas y un paseo marítimo.
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